Spanisch – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Explicar alemán http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/spanisch-verstehen/ Wed, 21 Mar 2012 10:57:00 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=6316 En una trayectoria de ocho años en un país aprendes a captar muchas cosas sin entenderlas. Sabes cómo funciona el sistema, o cómo quiere funcionar; reconoces los gestos amables y los no tan amables; captas la ironía e incluso captas los chistes. Pero siempre quedan muchas cosas que son simplemente incomprensibles. Alemania no es la excepción y el alemán no es la regla. Al trabajar como traductora te enfrentas a diferentes expresiones, frases, juegos de palabras, que requieren de dos páginas explicativas para poder traducirlos. Es claro que así son los idiomas y así las traducciones, pero siempre hay frases que quedan más lejos del original que otras. Estos son algunos ejemplos de lo que vivimos con las traducciones de LSD:

miteinander” una palabra muy linda que significaría “con-el-otro”, pero esto no tiene sentido en español. Nosotros decimos juntos. “Con-vivencia” sería “miteinander leben”: “vivir-con-el-otro” caso en el que las palabras de nuevo se acercan, ¿pero quién piensa en el “con” de “convivir” y en el “mit” de “miteinander”?

Pasando a conflictos de otra morfología: Migrationshintergrund es un concepto que se inventaron para llamar a los extranjeros de un modo políticamente correcto, sobretodo para poder hablar de aquellos que son de segunda o tercera generación, la mayoría son ya en términos legales alemanes, pero de todos modos son un poco diferentes, eso lo vemos todos, y lo oímos cuando hablan, aunque a veces hablan sin acento, cosa que asombra cuando tienes un velo que te cubre la cara. Entonces las definen como personas con pasado migratorio o con ascendencia no alemana, el punto es que queda claro que sí son de aquí, así no sean de aquí, ¿o al contrario? La definición es dada por el instituto oficial de estadísticas alemanas: Migrationshintergrund define a todas las personas que migraron a Alemania después de 1950 y sus descendientes, hayan nacido estos con o sin la nacionalidad alemana. No me quiero ni imaginar las discusiones que pudieron tener para escoger este nombre, sin sonar racistas, sin sonar nazis, sin sonar nada, pero para sacar estadísticas esta variable juega un rol clave y si no se tiene, ¿entonces cómo?

Luego vienen también confusiones con otros idiomas como el inglés: “El primer tube pasaba a las seis y media, half past six, y yo había calculado una hora menos, porque pensaba que half past six eran las cinco y media.”… ¿a quién se le ocurre que half past six son las cinco y media? Solo a un alemán. Tienen una forma de contar las horas que por lo menos, para una hispanoparlante como yo, es demasiado rara: “Media hora de la sexta hora ya pasó” y a esto se le llama Halb sechs “media seis”. Pero esto quiere decir que son las cinco y media, porque resulta que esa es la sexta hora del día. Si contamos desde el principio, de 00 a 01, es la primera hora, de 01 a 02 es la segunda hora del día, y así sucesivamente. Explicado con cuidado tiene lógica, no lo niego, pero no se para qué hay que ponerle un algoritmo tan complicado a algo bastante simple, claro, a ellos y ellas les parece que esta bien fácil.

Y volviendo a las definiciones de grupos humanos… este tema es bien complejo, porque cada separación de un grupo, cada demarcación, tiene que ver con una historia, con eventos políticos, culturales y económicos que solo se entienden si las has vivido. “Hartz IV: nombre que se da a las recomendaciones surgidas de una comisión para las reformas del mercado laboral alemán en 2002. La IV reforma empezó el 1 de enero de 2005. Popularmente se usa este nombre para hablar de las personas que reciben seguro de desempleo por un largo periodo de tiempo”. Hasta ahí llega la definición. Pero ¿todo lo que esta palabra implica? No estamos hablando de una ley y nadie se acuerda de la reforma, esto es un adjetivo que describe personas. Por un lado usado de modo despectivo, son los colgados más colgados del sistema social, que claro, cargan consigo ciertos comportamientos, toman cierta cerveza a ciertas horas y se les mira con ciertos prejuicios. Pero también hay otros que se toman este “estado/modo de vida” como una oportunidad para poder hacer proyectos artísticos o sociales a los que nunca se habían podido dedicar por andar trabajando. Y como siempre hay una gama intermedia, otros que entran y salen de este sistema, otros que reclaman su orgullo Hartz IV… pero todo esto no se puede resumir en una traducción.

¿Y qué hay con el muro de Berlín? Solo para no dejar ningún cliché olvidado. El encuentro romántico entre hermanos del lado Este y Oeste de Alemania, duró unos meses hasta que se dieron cuenta de lo diferentes que se habían vuelto en todos estos años de separación. Ni la música, ni la ropa, ni el lenguaje se sentía como entre hermanos. El tema es largo, pero como todo conflicto se soluciona o empeora inventándose apodos, para la prueba un botón: wessi /ossi. Wessi es alguien del West (oeste) de Alemania, se usa despectiva y cariñosamente y se opone a Ossi, Ost, del este. Ya lo que caracteriza a cada uno de estos grupos, pregúntenselo mejor a un(a) alemán(a), porque aquí las discusiones son largas y las perspectivas diversas. Yo con los dos me la llevo bien.

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Ceder la voz http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/auf-die-eigene-stimme-verzichten/ http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/auf-die-eigene-stimme-verzichten/#comments Wed, 03 Nov 2010 15:15:57 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3110 Durante cuatro meses he sido un arquitecto de las palabras. No lo pensé desde el primer momento, claro: una reunión a finales de mayo en una cafetería de Berlín, un proyecto en ciernes, la reunión fundacional de Los Superdemokráticos, distribuyendo trabajo y autores con personas hasta entonces desconocidas, cerveza de trigo y tabaco ocasional. Cronogramas, apellidos, los temas de cada mes, direcciones de correo, protocolos, fechas límite.

Y un inmenso solar baldío sobre el que edificar.

(No sería el único de ese verano. Pero eso lo supe después.)

Desde aquel día, empecé sin saberlo a reconvertir mi profesión. Porque desde hace 10 años soy mercenario de las palabras. Redactor, lo llaman. Redactor en televisión, redactor en publicidad -por aquello de enmascarar la verdad, lo llaman creativo-, redactor de márketing online, redactor de contenidos. Como todos los redactores, disfrazamos nuestra condición con la aspiración de ser escritores. Publicar esa novela que duerme muerta de asco en un cajón, junto a infinitas cartas de rechazo de editoriales que ni se han molestado en abrirla. Cartas llenas de palabras vacías. Siempre las palabras.

Desde junio, me convertí en arquitecto. Involuntariamente. Antes había traducido nimiedades y novelas, artículos y frases deslavazadas: el pedazo de universo que me correspondía; y por encima de mi cabeza, las palabras de un hombre muerto. Stefan Zweig, quien aprendió cinco lenguas además de la suya propia, defendía la traducción como un paso necesario para el escritor. Servir a una obra, decía:Si hoy tuviera que aconsejar a un joven escritor todavía inseguro sobre el camino que emprender, trataría de convencerlo de que primero sirviera a una obra mayor como actor o traductor“.

Y yo, que tengo por costumbre no contradecir a los muertos, me hice arquitecto porque mi trabajo era construir puentes entre idiomas.

Aprendí muchas cosas. De los autores que traduje. De sus pensamientos. De las inmensas diferencias de percibir el mundo según en el idioma en el que se formateó su cerebro. Pero sobre todo, aprendí de mí mismo. De la humildad de ceder la voz. De desvanecerse en el acto de transmitir las palabras de otra persona. Una sensible parte de mi trabajo la hice este verano, dando vueltas por España. Varios miles de kilómetros en unas semanas. Viendo pasar desde el tren las palabras, los postes de telégrafos y los incendios. Desapareciendo de los lugares. Llevándome siempre a cuestas las palabras de otros. Tanto, que cuando me encontraba con mis amigos, o hablaba con las palabras de Claudia Rusch, o con las de Nacho Vegas. Entiende que yo a este lugar no pretendía llegar, decía, en vez de pedir una copa o el siguiente billete a otra ciudad.

Y sin embargo, los autores me acompañaban, y no eran una mala compañía. Ahora nos despedimos, y me quedo nuevamente con mis silencios y mis palabras. Tardaré en acostumbrarme otra vez a mi voz. Pero al fin y al cabo, en la vida todo o casi todo sale de otra manera.

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La no-colonización del vacío http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/die-nichtbesiedelung-der-weisen-flecken/ Mon, 01 Nov 2010 14:59:49 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3126

Mantenga el contacto con la amiga por correspondencia de París! Utilice la traducción automática de mails y chats de Google Mail. (Texto proveniente de la página de Google Translate)

Al director de StarWars, George Lucas, le preguntaron una vez en un programa de televisión por la frase más importante en su trilogía. Cuando él respondió „May the Force be with you“, el traductor entendió „May, the Forth, we with you“ y dijo „el 4 de mayo estaremos con ustedes“. Esta anécdota, recordada por el blog Übelsetzt, no solamente es divertida, sino que ilumina cualquier teoría de la traducción. Con una traducción, no importa si es buena o mala, se crea una nueva realidad, de un momento a otro nos encontramos en un discurso sobre mayo o el poder.

En alemán el verbo „übersetzen“ -traducir- conlleva movimiento: La traducción -Übersetzung- de un barco de un puerto a otro. El que maneja el bote es el que decide en qué lugar del puerto quedará anclado, se decide por una dirección. Los traductores son pilotos de barco, skippers, marinos, que tienen que sortear los bajios, las turbias e imprecisas vaguedades. Ellos creen menos en los mapas que en la intuición, porque nombran simplemente los espacios vacíos.

Los Superdemokraticos no habrían podido circular entre tres continentes (América, Europa y Asia), si no hubieran contado con su equipo de skippers: Anne Becker, Barbara Bauxbaum, Marcela Knapp, Ralph del Valle y Rery Maldonado, que incansablemente observaron las mareas, definieron las rutas, mantuvieron el control sobre la entrada y la salida del puerto, llamado también bandeja de entrada de mails o lista de artículos en el blog. Les hemos pedido que nos cuenten cuales han sido sus experiencias. En los próximos días publicaremos sus textos, ya que ellos no son solamente los espíritus invisibles que le prestan su voz a los ensayos, sino que son el alma de nuestro blog: Traducir es una fuerza y la fuerza ha estado con nosotras. Sólo necesitamos a Google para hacer búsquedas, no para vivir trips textuales.

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Pueblos del Mundo ¡Mírenme! http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/volker-dieser-welt-schaut-auf-mich/ Fri, 01 Oct 2010 13:29:14 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2447 Hace tres semanas que el mundo sabe donde vivo. No porque yo se lo haya dicho – sólo me he mudado y finalmente ya no comparto más esas tonterías de „a rather big down in the Ruhr District, an industrial area north of Cologne“ (Kindheit, Dortmund) o „a small city south of Hannover, in the center of the country“ (Hildesheim, Studium). Ahora digo Berlín y el mundo contesta ¡Oh! Y eso ya se hace en el marco de un viaje por Europa: El Muro/ los Clubs etc…
Es fantástico. Uno pisa la calle y todos los problemas de ser cool que normalmente uno discutía consigo mismo como pueblerino, son parte del pasado. Uno casi a ascendido, de acuerdo al lugar de residencia, a ser un mundano y levemente fatalista habitante de la gran ciudad, que tiene el increíble privilegio de tener un departamento de una sola habitación, en un lugar que dice de sí mismo contar con todas las comodidades y estar correctamente amueblado por las propias manos. Eleva el espíritu, el pequeño y el grande, ver como el mundo se sienta en la hierba a la puerta de la casa (la mía) a esperar algo. (En los días especialmente buenos incluso parece que se sentara a esperame).
En los días malos yo soy yo, como me conozco. En los días malos no tolero ninguna fanfarronería (salvo la mía), no aguanto ninguna ociosidad puesta en exposición, no soporto la „arrogante omnipresencia de los ladrones diurnos“, que una mujer inteligente en mi presencia etiqueta como tales. Entonces no aguanto el intercambio cultural, no soporto el remarcado ir bien de los medios de comunicación (alemanes) y los (turcos) vendedores de Döner (¡siempre esos ginos!) y no puedo escuchar las conversaciones entre literatos del mundo entero -llevadas acabo en ese ligero interenglichalemán- que no quiere decir otra cosa que: „¡Quedate ahí, lo hemos entendido!“
Qué tienen esas personas – ¿que todas aquellas otras que, gustosamente habría querido que se queden en casa, no han comprendido? ¿Qué un mundo de los mercados globalizados -como estímulo y compensación- también necesita el intercambio con los civiles? ¿Qué quien pueda entender las cosas en su contexto, debe ser capaz de comprender los contextos en si? Qué el viejo nomadismo de los Estados nacionales hace tiempo que ha sido substituído por un nomadismo de redes globales? Eso no sostiene al mundo en su interior-, pero lo aferra tanto que nadie puede ni quiere hablar fuera de los márgenes de ese Mainstream- con esa idea despierta Berlín, por lo menos los días en los que estoy de malhumor. Los tipos progre de los medios hablan un inglés tipo progre, los estudiantes de intercambio hispanohablantes hablan un español de intercambio y a menudo entre ellos se sienta un niño alemán de pueblo e intenta mantenerse al tanto del-pulso-de-los tiempos que corren, para ver que tan bien puede salir adelante con su inglés de colegio y su español chapurrero.
Así se sientan todos a la orilla del canal, mientras yo la recorro de malhumor, gruñendo porque mi Mp 3 ya no tiene batería y se niega a protegerme de las emisiones de la comunidad global con el audio de un libro de Thomas Mann, de las conversaciones – también limitadas lingüisticamente- que giran al rededor de la comida, de los viajes o de la comida que se ha conocido durante el viaje. Porque no tengo nada más que hacer,  me pregunto por enesima vez de qué se trata y me apego a las reglas de un pueblo de Alemania del oeste: donde el niño de clase media alemán se queda entre sus iguales, tranquilamente, sin ser afectado por la globalización, para poder focalisar en el mejor alemán los problemas de la globalización. Mientras en el canal de Berlín muchachas alemanas, muchachas españolas hablan sobre chicos daneses y pisos compartidos por lituanos, derramo una lágrima de melancolía y pienso en las Gotingas, los Münster y los Friburgos de todo el mundo, donde uno podría -se en un grupo de ataque o en una asociación local de la FDP (Partido Liberal), es igual- ser maravillosamente productivo entre sus iguales y sopesadamente maniobrar las finanzas globales.

Traducción Rery Maldonado

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