Leben – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Mi verano increíble http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/mein-unglaublichster-sommer/ http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/mein-unglaublichster-sommer/#comments Fri, 05 Nov 2010 11:28:28 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3154 El trabajo de traducción más difícil ocurre en este momento. Esto lo entiendo recién ahora, en este instante que estoy frente a esta página de word en blanco y quiero contarles a ustedes sobre mi experiencia como traductora de Los Superdemokraticos en los últimos meses.

El hecho de escribir en si, implica ya un trabajo de traducción: el texto como un eco evocativo de otra cosa, tal vez de las vivencias, las impresiones, las huellas o como quieran llamarse. En el caso de tratarse de otro idioma, la traducción sería el intento de provocar en esa otra lengua ese eco de nuevo. Así al menos definió una vez Walter Benjamin el trabajo del traductor.

¿Cómo traducir algo que en realidad es inconcebible? Que yo misma hasta no hace mucho habría calificado de imposible, que por lo menos me resultaba totalmente desconocido.

Me gustaría traducir y comunicar algo en palabras que cuenten lo que me ha ocurrido en los últimos meses. Lo quiero hacer hace rato -pero la traducción no quiere todavía. Las palabras caen en tropiezos, en dudas, se vuelven desconfiadas, se asoman a los labios, pero se vuelven atrás, inseguras. Me fruncen la traquea, se quedan como un nudo en la garganta. Entonces quieren salir todas a un tiempo y se aglomeran en mi lengua y desaparecen sorpresivamente de nuevo, cuando una vuelve a respirar profundamente una vez más.

Para decirlo sincera y abiertamente: Los Superdemokraticos poco a poco se quedaron atrás, como muchas cosas de mi vida „normal“ en este verano. Si pienso en los últimos cuatro meses los Superdemokraticos se desvanecen lentamente, como lo hacen algunas piezas musicales, y al mismo tiempo se hacen visibles como un ancla. Como un ancla en mi mundo conocido, en la vida cotidiana – que en realidad no existió por semanas.

En lugar de eso se produjo un estado de excepción. La consecuencias de la violencia ritual y la tortura sistemática y el intento de romper con ese mundo oscuro.

Y una persona que ha vivido todo eso, que lo ha sobrevivido. Cuando una entra en contacto con el tema por primera vez „y una misma no lo ha vivido, entonces una no tiene nada a su disposición”, dice Monika Veith, terapeuta especializada en traumas, en una entrevista sobre su propia experiencia inicial en su trabajo con sobrevivientes de violencia ritual en Alemania y me regala las palabras, que yo misma no encuentro o encuentro a medias.

Encontrar una forma de relacionarme con algo para lo cual no tenía nada a mi dispoción en mi propia memoria, en eso consistió una gran parte de mi verano. Ahí sólo me quedó la intuición, experimentar, armarme de valor y saltar al agua fría desde el trampolín. Enfrentarme al miedo y al terror, pero tambíen percibir límites y sobre todo confiar, para luego poder darme cuenta en el camino cuantos parentescos sí podía haber, cuantas cosas bellas sí podíamos crear y compartir y cuanto puede una superarse en conjunto y por si misma.

Eso me recuerda a Ingeborg Bachmann, mi madrina este verano en muchos sentidos. „en el juego de contrarios entre lo posible y lo imposible acrecentamos nuestras opciones. El que provoquemos esa relación de tensión donde crecemos, se trata de eso en mi opinión. De que nos orientemos según un objetivo, que se aleje, naturalmente, una vez más cuando nos hayamos acercado.“, escribió esa escritora inteligente en su ponencia „La Verdad es exigible a las personas“, un texto que no me ha soltado desde que lo leí hace muchos años.

La tortura sistemática y la impunidad son algo que aquí generalmente se asocia con Latinoamérica y otros lejanos continentes. Pero está a nuestra puerta y los y las ejecutoras de violencia ritual disfrutan aquí prácticamente de total impunidad, eso sí nadie parece saber que existe.

Así, oigo de una vez el silencio, percibo de golpe ese inmenso desapercibido y no sé que hacer, ¿a dónde con ello?

No obstante: No todo fue terror. Así que no quiero prescindir de este verano.

„Y quién“. sigue Ingeborg Bachmann, „sino aquellos entre ustedes, quienes cargan con un pesado destino pueden atestiguar mejor, que nuestra fuerza llega más lejos que nuestra desgracia, que aun privado de mucho uno es capaz de levantarse , y que uno puede vivir desilusionado y eso quiere decir sin ilusión.“

Enlaces al tema violencia ritual:

Renate Rennebach-Stiftung

Vielfalt-Info

Michaela Huber

Claudia Fliss

Vater unser in der Hölle

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Enterradme en una bolsa de “Pan Ruso” http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/begrabt-mich-in-einer-tute-%e2%80%9erussisch-brot%e2%80%9c/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/begrabt-mich-in-einer-tute-%e2%80%9erussisch-brot%e2%80%9c/#comments Wed, 20 Oct 2010 09:40:44 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2554 El texto más universal que he leído nunca, empieza así: “taaccctaaccctaaccctaaccctaaccctaaccctaaccc …“. No trata sólo de una historia familiar en un siglo, sino la de la vida orgánica en este planeta. Diciéndolo como lo diría Arno Schmidt y su lenguaje desde las entrañas: un piqueeeeño=reservado UNI-Verso:al se-cuencia varonilgenética. Si se separa morfológica y visualmente el texto en taaccc-taaccc-taaccc-taaccc-taaccc-taaccc-taaccc, arranca entonces de forma tan convencional como cualquier vida o cualquier canción conocida: con una frecuencia de golpes. Los expertos en genética le leerían así, tal vez: Tee ah, ah Zeh, Tse-Tse, Tea, Atze, Cece y así, en adelante.

En el posterior desarrollo épico del texto se aprecia que las secuencias se repiten con frecuencia, a menudo con tanta que a uno ya le suena eso (algo que hoy en día sólo se le permite a las canciones o a la lírica: ni en las instrucciones de uso se puede hacer demasiadas veces la misma recomendación al cliente, hasta que lo entendiera). Pero quien cuente la Historia del mundo desde menos de cuatro dimensiones, no puede evitar las repeticiones. Vale, sí, ya lo dijimos al comienzo de la expedición superdemokrática.

¿Qué hace de este texto algo tan universal? Cada uno de nosotros lo lleva consigo. Cada ser humano lo ha llevado consigo. Todos los que habiten este mundo lo llevarán consigo. Y compartimos mucho más que lo que nos separa. Poniéndonos en el lugar de los demás, el texto resulta un juego infantil para cualquiera de nosotros. El texto no muestra ninguna pasión y nos muestra a dónde pertenecemos y a dónde vamos; y comprendiendo el texto más allá nos enseña que el color de la piel, los ojos y el pelo de un ser humano apenas se distinguen entre sí y que las propias historias religiosas y culturales son una cosa muy inestable. Sin embargo, el texto es pedante cuando retrata las relaciones humanas, es rencoroso, no olvida nada, aunque haya pasado mucho tiempo. Es el guión y la cámara, todo en uno. Y ante cualquier escepticismo, hoy lo sabemos: el papel que cada uno de nosotros interpreta es real al menos en un 50%. Por fin un texto que nos califica y que no nos ofrece ninguna discusión posible.

Nunca ha conseguido un texto agrupar a tantos hombres bajo un mismo techo, sin discriminar ni a uno solo de ellos ni insultarlos. Un texto global, pero muy diferente, general y original a la vez. Un texto duro que nadie quiere criticar ni corregir. Un texto sobrio que persigue la sobriedad y busca la expresión clara. ¡Oh, por favor, enterradme en una bolsa de “Pan Ruso”! Con sus letras reescribiré mi próximo genoma con amplitud épica. Tal vez arranque con un subidubi o con un Érase una vez. Y si tengo suerte, con este texto veré de nuevo la luz de un mundo apropiado para el manuscrito. Ade, Superdemokráticos.

Traducción: Ralph del Valle

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Sin adiós, pero con hasta luego… http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/kein-adios-aber-ein-bis-bald/ Thu, 14 Oct 2010 09:57:20 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2625

“La cultura para la liberación se constituye no solo mediante la organización de datos culturales preexistentes, sino también mediante la creación de un tejido de ideas y valores. Es preciso desarrollar  un concepto de cultura nacional sin que este se torne limitativo y objetivamente conservador, eliminado la tentación de crear barricadas, de identificar en la tradición el único sistema de valores revolucionarios, al igual que la reacción opuesta: el agnosticismos .”

Jorge Luis Acanda

Alguien dijo alguna vez que las mejores ideas nacían en la cocina. Hace unos meses comenzó un proyecto que ha mantenido en un vilo a mucha gente, entre ellas a mi. Por vez primera en mucho tiempo me vi en la necesidad de escribir siempre haciendo referencia a mi vida. De este modo también me sorprendí mirándome  a través de los ojos de los demás. Me vi, y también mis otros tu, desde distintas perspectivas. Mi yo dejó de ser egoísta y comenzó a andar mirando de la mano de textos escritos desde todo el continente Latinoamericano o Gran Colombia, como pretendía llamar Francisco de Miranda a esa porción de tierra frente al continente africano. Otra vez se pararon Europa y Latinoamérica frente a frente, pero esta vez para conversar diáfanamente sobre la relación de ambas, sobre sus improntas y compromisos. Esto no fue ni es nada casual. El dialogo no está motivado por intereses económicos y fue puesto en marcha por dos ciudadanas del mundo, una que nació en Tarija y la otra en Bremen, dos lugares tan distantes como tan próximos cuando de acercarse se trata. El lugar común para ello se encontró en la literatura; el punto de apoyo en Berlín, con la mirada fija en la utopía.

Desde una perspectiva individualista se abordaba la vida a los dos lados del polo mundial, haciendo así posible que el individuo que mira se convirtiera en el grupo que hace y el yo presupusiera en el tu. De esta manera se construyo un mosaico que muestra el rostro de la gente que quiere mirar diferente este mundo mundializado. Las propuestas están implícitas en el hacer mismo y solo en él se encuentran como en casa.

Para saber lo que provocó este Blog no nos queda otra que  crearlo y leerlo y escribirlo y promoverlo, no solo con Latinoamérica, sino también con todos los rincones del mundo; dándole de este modo a la literatura la oportunidad de construir los puentes que los políticos en su miopía no logran.

La ironía del nombre, Superdemokraticos, ya hace alusión a esta miopía. A mi me recuerda a un Nietzsche que pretendía filosofar con el martillo, para evitar de esta suerte la pretensión edificante de la filosofía tradicional, que en su opinión había malogrado al ser humano.

Pero Nietzsche no alcanza y la superdemokracia no es mas que el pretexto para mirar allí donde mas duele, así que no queda otra que volverla a parir, esta vez desde presupuestos diferentes. Darle la palabra  a los jóvenes en un mundo que envejece, es un atrevimiento que puede ser un presupuesto necesario en un mundo que adolece de sordera.

Es por eso que no digo adiós sino hasta luego, doy las gracias por haber podido participar y espero poder seguir construyendo presupuestos.

Calle 13 Pal norte

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Daydream Nation http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/daydream-nation/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/daydream-nation/#comments Mon, 06 Sep 2010 09:13:10 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1716 He regresado a casa borracho / total perdido en camiones de la Ruta Norte / o en taxis amarillo confesionario a las 3 de la madrugada / con choferes que morirán encomendados a San Cristóforo / y arrastraran su caos celular por la cantinas del centro // Llevo una vida de escritura / despacho pollo frito para pagarme la botana rencorosa y amarga / que sirven en el Chalio’s Bar los sábados a las dos de la tarde / Soy un espécimen mexicano / fui un muchacho mexicano / seré un viejo mexicano // Mis ídolos eran Santo y Blue Demon / sobre el ring o en la pantalla del cine Laguna / mientras me bebía mi refresco marca Pep // Reuní 44 figuras de Star Wars / mi favorito era Han Solo // Vendí chicles en los camiones Campo Alianza / para complacerme lonches, gigantes de aguacate / en el mercado más pobre de la ciudad // Tuve una niñez confusa / por las tardes compraba un litro de tequila San Matías / para mi abuela que era alcohólica desde los 17 años // Crecí en el Mercado Alianza / donde ella tenía una pozolería / su clientela eran los borrachines de la cantina El mar rojo // Me he internado en el desierto / para comer peyote / y me tatué dos coyotes en el brazo derecho // Recorrí el país de raite / obligado a oír el parloteo incesante de los traileros drogados // He viajado de polizonte en el tren que va a Ciudad Juárez / estuve a punto de morir de hipotermia en la sierra de Chihuahua // Me he enfermado de salmonelosis / por entrarle a los tacos de tripas en la esquina de Matamoros y Acuña / me he enfermado de tifoidea / por cenar tortillones de con don Lolo a las 2 de la madrugada // Me gusta caminar por calles llenas de fábricas abandonadas / por la prolongada avenida a espaldas de la central camionera // Yo también he recorrido a pie las vías del tren // He compartido cerveza con desconocidos en lotes baldíos // He presenciado los peores partidos de béisbol de la Historia en el estadio Revolución // He contemplado el lecho seco del río Nazas llenarse de agua por primera vez en muchas vidas / lo he visto desde el Cristo enorme que habita la punta del Cerro de las Noas // He deambulado por todas las cantinas de la ciudad / bares, teibolsy antros gays // Una vez viví con una mujer // Me fui de pinta por los billares del barrio // Mi juventud fue Daydream Nation // He oído la música de todos los conjuntos norteños que se reúnen afuera del Gota de Uva // He dormido en las bancas de la alameda // Me he peleado en las cantinas / Me he vestido de negro / y cantado corridos de Cuco Sánchez / Qué ojos, qué piernas y qué cuerpos los de las mujeres de mi ciudad / Qué cantinas / el Perches, el Reforma, la Filomena / el Águila de oro / el Versalles / el Chava club / El otro paraíso // Y he chocado un carro que no es mío // Sé que moriré de cáncer / Y no me importa // He leído todas las leyendas obscenas inscritas en los baños del Mercado Juárez / yo he escrito algunas / y he descubierto que México no es un país de estreñidos // Leo los cables de las torres eléctricas / los arbotantes constituyen el esqueleto de la ciudad / los semáforos las arterías // Oigo a la patria en las cantinas / en cada botella sin destapar // Leo la palma de mi mano como quien embalsama un muerto / en el anfiteatro del hospital universitario // Y aún creo en el amor a oscuras // Sufrí por un amor anoréxico // Soy un mexicano // No tengo visa ni pasaporte // Llevo una vida de escritura // Escribo con las llaves de la ciudad en la mano // Y quizá no conseguiré nada / ni entradas para el cine / ni pastillas para dormir // Y quizá no llegaré a ninguna parte // Pero como todos / conservaré mi derecho a desaparecer.

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Los extraños, la libertad y la vida http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/die-fremde-die-freiheit-und-das-leben/ Wed, 01 Sep 2010 15:08:48 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1554 En las semanas pasadas compartí mucho tiempo con mi amigo americano. De las dos Américas, si uno quiere. Javier es colombiano, pero vive hace 16 años en la ciudad de Nueva York. No tiene pensado dejar nunca más los Estados Unidos. Desde abril está oficialmente nacionalizado en USA. Su viaje a Berlín es el primero con su nuevo pasaporte.

Anteayer le pregunté si se sentía más colombiano o más americano. Para mi sorpresa no dudó mucho en decir: „ciudadano americano“, „entre tanto“, acotó.

Nuestra amiga en común: Ximena, que proviene de Odessa en el Mar Negro, que igual que Javier vive en Nueva York y también tiene la ciudadanía americana, responde a la pregunta según la ocasión. A veces se presenta como Rusa, otras como americana, en ocasiones como ucraniana. De acuerdo a lo que en el momento combina con ella mejor. En cuanto pueda hablar el idioma de su marido alemán (y su nueva casa), esa se convertirá en su cuarta opción. De eso ya estoy segura y  de alguna manera, tiene razón.

Me siento muy unida a los dos. El tema migración me acompaña hace media vida – y eso que jugó un rol concreto apenas un par de años. Pero la sombra que entonces proyecto sobre mi destino es enorme hasta el día de hoy.

Desde que tenía quince años tuve planes para abandonar la RDA, desde los diecisiete eran reales. Habría viajado en el verano de 1990. Si o si. Mudarse de la RDA no significaba simplemente irse a vivir a otro país: significaba irse definitivamente, despedirse para siempre de los amigos y los parientes. Tal vez no habría vuelto a ver a ninguno de ellos. Lo sabía. Ese era el precio de mi libertad. Hasta el día de hoy no me puedo imaginar cuanto habría sufrido por esa separación.

Entonces cayó el Muro en 1989 y no tuve que irme. Tenía 18 años pude estudiar, pude viajar, pude tomar las decisiones en mi vida y pude hacerlo sin abandonar a mi familia. Pude ahorrarme todo eso y, sin embargo, ha quedado algo de los planes secretos de entonces, de la juventud en el país aislado, de los sueños de libertad, que sólo pueden realizarse en la distancia y entre extraños.

Cuando estoy de viaje me convierto en la niña recién escapada de la RDA, que es feliz y esta agradecida por poder ver el ancho mundo, como por un milagro. Sobre todo cuando estoy en América (en la del sur o la del norte) me asalta el tema. Igual que antes. En realidad es lo que me mueve a ir allí. La lejanía, la libertad y la vida. No puedo hacerlo de otra forma. De alguna manera he conservado el instinto de huida de entonces – o nunca voy a abandonarlo? Voy a ser para siempre una refugiada, aunque en realidad nunca fuera una? No lo se.

En „Viaje en la luz de la luna“ (1937) deja Antal Szerb a su protagonista sentir algo por las calles de Venecia que conozco bien: “cuando él extendía los brazos, podía tocar las paredes de las casas a derecha e izquierda. Las casas silenciosas con las grandes ventanas oscuras, detrás de las cuales, pensó él, se desarrollaba la vida italiana intensiva y llena de misterios.“ -exactamente esa sensación se apodera de mi cuando estoy en América. No importa si en ciudad de Nueva York o en Santiago de Chile. Camino por las calles, miro con fascinación la vida ahí (que naturalmente no es intensivamente italiana, sino intensivamente chilena o neoyorquina o lo que sea en el momento) y admiro. Entonces revolotean de pronto en mi cabeza imágenes y pensamientos. Atraviesan agudos en el centro logístico y con la misma velocidad que el paisaje en un tren de alta velocidad… En el momento estoy siempre confundida, pero también repleta de un consuelo profundo, como raras veces siento en casa. Al menos por un momento me siento llena de optimismo, porque sé que hay un orden al que siempre podre volver, de ser necesario y que la vida al final es simplemente vida.

América fue durante mucho tiempo mi luz en el otro puerto. Brilla todavía y me toca. Es bueno saber que uno puede irse muy lejos y que siempre estará ahí.

Traducción: Rery Maldonado

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¡Elija su propio título para este ensayo! http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/bitte-wahlen-sie-den-titel-fur-diesen-essay-selbst/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/bitte-wahlen-sie-den-titel-fur-diesen-essay-selbst/#comments Thu, 26 Aug 2010 15:01:24 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1176

(R)evolution (c) by Emma Braslavsky

Siempre me ha enervado el unirme a un movimiento, partido o a un grupo cualquiera. Detesto los actos multitudinarios y las excursiones en grupo. Si alguien me pregunta por mi posición política, respondo: autodinámica. Si alguien me pregunta por mi pertenencia religiosa, digo: autoerótica. A la pregunta de cuánta influencia sería capaz de aceptar por mi país como individuo totalmente autónomo, debo conceder: ninguna que sea convulsiva en tanto en cuanto no despliegue una fuerza material à la Berggruen o à la Albrecht. La materia desarrolla atracción, dijo mi profesor de Física, y nos aclaró con un billete de 5 marcos y otro de 100 la diferente fuerza con que se precipita la atracción de las partículas en ambos. Para los románticos que leen este blog, digo pues: mi vida comprende la narración, la escritura y el amor. Para los realistas entre vosotros, admito que mi vida está determinada por mi familia, mi lucha con el sistema berlinés de educación y por la superación de los propios gastos administrativos burgueses, dado que yo misma soy sierva y autónoma y debo y quiero asumir toda la responsabilidad. Y para los que sois materialistas, confieso que desde siempre mi vida está marcada por billetes y divisas cambiantes, por reformas monetarias y expropiaciones, y por tanto está consiguientemente curtida.

Huxley pontificaba a los lectores con la cita

Los hombres sabios buscan por sí mismos las experiencias que desean tener.

Si tuviera razón con esto, ¿hubiéramos tenido algunos de nosotros la posibilidad de elegir el segregarnos de los efectos de esta miseria financiera y política? Pero a Huxley le fluctúa, como la mayoría de nosotros, el sofisma de que una elección es siempre un acto de autoafirmación. Por lo tanto, no tienes en general ninguna influencia sobre lo que puedes elegir. La elección, como derecho fundamental democrático de cualquier ciudadano emancipado, no es para mí sino la justificación para la democracia y la co-gestión. Por ejemplo, en un restaurante, uno puede elegir de lo que se oferta. Si tengo suerte, puedo cambiar las patatas por arroz en un plato. Pero no serás bien recibido si ocasionas demasiadas “molestias”. Demasiada co-gestión es molesta para la gran mayoría.

Cuando se juntan el “ciudadano” y el “individuo”, no siempre surge una relación de amor. Las lenguas anarquistas podrían incluso esperar que ambos se acribillaran mutuamente. Pero, con la mano en el corazón: ¿quién de nosotros tiene ganas de estar corriendo todo el día por ahí con el megáfono y darle la vuelta al “sistema”? ¿Quién de nosotros quiere estar votándolo todo las 24 horas del día todos los días? Un distintivo de la vida es la simetría entre el acomodo y la resistencia. Eso se puede transmitir con tranquilidad a la sociedad. Ser un individuo no significa otra cosa que poder tomar con convencimiento una posición propia en la vida, así como poder abandonar también con convencimiento dicha posición. Un individuo está desnudo. Un ciudadano nunca está desnudo. Reconoce colores, se relaciona y está relacionado con una macroestructura. Un ciudadano-individuo puede borrarse de esta macroestructura y entrar en otra. Y puede disfrutar y rechazar simultáneamente cualquier macroestructura. En el próximo ensayo continuará el análisis y las aplicaciones prácticas para la vida. Por cierto, en la “superación” de la oposición yace un tipo de sublimación. Superación con el significado de: aguantan y triunfan. Si a alguien le gusta, puede elegir su propio título para este ensayo. A quien no, debería hacerlo.

Traducción: Ralph del Valle

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TEATRO http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/theater/ Wed, 18 Aug 2010 07:20:27 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=857

Afiche por "Las nenas de pepe" de Gabriel Calderón.

Mi vida es el Teatro. No creo que haya manera más dramática, melodramática, cliché, de empezar una nota. Pero lo es. En el sentido más profundo del término. A los 18 años, decidí que me iba a dedicar al teatro y a partir de ahí, mi vida no ha dejado de cambiar. El teatro no es lo que yo hago en mi vida, sino que es mi vida en si. Me levanto y me acuesto pensando y actuando en las coordenadas del teatro. Vivo la ciudad, el país, el mundo, a través del lente teatral con el que he decidido vivir. Yo hago teatro y el teatro me hace. Es un poco pedorro, facilista y barato, pero es así.

Puedo determinar cambios en mis pensamientos y actitudes cotidianas en función de lo que pasa en mis ensayos o en una obra. Soluciones escénicas que muchas veces se traducen en soluciones a problemas en otros aspectos de mi vida y viceversa. Cuando estoy bien en mi vida hago un teatro mejor y cuando estoy en un mal momento no hago más que generar pésimas relaciones en mis procesos creativos. No creo que esto sea algo universal a todo creador, sino simplemente algo que me pasa a mí.

No hago teatro para que a todo el mundo le guste, es más, trato de generar diferentes gustos, promover diferencias, intensificar las que ya existen en el público. No me hago el loquito porque como todo el mundo, yo también quiero que me quieran. Pero no lo hago en el teatro. Heiner Müller decía que el público ya entraba a la sala con grandes diferencias entre ellos y que no tenía ningún sentido que el teatro tratara de hacerlos pensar igual. Que eso sería fascista y yo concuerdo.

Me gusta el teatro que acrecienta las diferencias, como me gustan la democracias que se basan en las diferencias de sus ciudadanos y no en sus similitudes. Creo que una democracia que trata de trabajar con las similitudes, oculta y desplaza las diferencias. Por eso, últimamente hemos tenido que volver sobre el trabajo de la tolerancia y la diversidad. Porque no somos todos iguales y no todos debemos ser tratados con igualdad. Hay gente más vulnerable que uno, mas expuesta, mas débil. Y por el contrario la hay mas fuerte, poderosa, sólida.

El teatro es en su esencia las relaciones que establece, tanto entre los elementos poéticos de la escena (actores, vestuario, luz, escenografia, música) como con el espectador. Así veo cada vez al mundo que me rodea, me defino y defino mucho de lo que siento y pienso, por las relaciones que establezco. Si pertenezco a un grupo de relaciones por ende de personas, todo aquel que no pertenece a ese grupo de relaciones se siente expulsado del ese mundo, luego crea una ideología y una argumentación para definir porque es malo pertenecer a mi grupo de relaciones.

Pertenecer a un sistema de relaciones, he aquí uno de los deseos más potentes del mundo. Todos queremos pertenecer a un grupo, a una clase, a una compañía, a un sector. Y es en base a pertenencia o no, que muchos construyen su sistema de creencias y valores. He visto cientos de personas hablar mal de otro grupo por el simple hecho de no pertenecer a ese grupo. En el teatro pasa todo el tiempo, se habla mal de una obra porque no se pertenece a ella o se habla mal de un director porque nunca lo llama a uno para trabajar. Lo interesante consiste en observar como lo que empieza por una emoción, un resentimiento, se convierte inmediatamente en argumentación de rechazo hasta que uno llega a decir que no trabaja en un lugar o no está en tal obra porque no está de acuerdo con… bla.. bla pero el tiempo demuestra como las argumentaciones en función de convicciones débiles, hacen que muchos terminemos trabajando, haciendo o creando algo que en el pasado renegamos. Y no se trata de transar con el sistema, ni aflojar, se trata de no construir falsos pilares argumentativos que se basan en sentimientos y no en pensamientos acertados.

Lo mismo he visto en mi vida, gente hablando mal de un lugar porque nunca los invitaron, personas argumentando en contra de una cultura porque simplemente no es su cultura, en algún punto es como si la existencia del otro atentara contra mi propia existencia por el mero hecho de existir. Ya lo decía Chejov: por qué se empujan si hay lugar para todos.

Me gusta que mi teatro (si es que existe algo así) produzca enojos y disgusto en el público. Que se peleen conmigo y con sus propias creencias, entre ellos y con sus ideas. El desafío no es hacer buen teatro, hacer buen teatro – el que gusta, entretiene, calma- es fácil y hay cientos de circuitos que hacen un negocio de ello. El verdadero desafío consiste en hacer un teatro que nos perturbe, nos conmueva, nos moleste, nos motive a repensar todo… todo. Un teatro del que dudamos como dudamos de nosotros mismos. Un teatro que nos remueva las raíces mas profundas de nuestras convicciones. Un teatro que nos haga salir de la sala enojados – no por aburrimiento- sino por desacuerdo. Un teatro que discuta con nosotros como espectadores y no que acuerde. Teatro, vida, teatro, vida.

“El resto es silencio”

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Deshechos, estertores, muerte http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ausscheidungen-rocheln-tod/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ausscheidungen-rocheln-tod/#comments Wed, 11 Aug 2010 07:17:44 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=601
Deth of Field
Image by Hryck. via Flickr

Nara «Pionera Vanguardia Nacional», cacofónica y eufónica, se ama y se arma «hasta los dientes», se repite: «Tengo una erupción/ tengo una nación/ tengo una revolución si salgo por esa puerta».

Jamila Medina. Yo, espléndida puerta: visiones de una poesía con intersticios

Revista Desliz 3, Cuba, 2009

Mi cuerpo no es mi cuerpo, es una entidad sobreinterpretada, a la que sobran demasiados adjetivos y a la vez, faltan uñas. Hoy, aquí en Occidente, aquí en Latinoamérica, aquí en el Caribe, aquí en esta isla y en La Habana, un cuerpo no es nunca un cuerpo, sino un conjunto de palabras que evocan cualidades pero que excluyen la voz posible del cuerpo; con suerte, a veces el trópico regala ante una sorpresa visual algunos espontáneos y elocuentes monosílabos que se asemejan más a lo que una pudiera imaginarse como discurso de cuerpo.

Un cuerpo es esbelto, exquisito, ligero, brutal, manoseado, impoluto e imponente, con demasiada frecuencia. Un cuerpo no-cuerpo, es esta habla sin pelos, dientes ni fluidos. Mientras la ciudad se narra cada vez más en términos vitales, los de un ser orgánico, con vida propia, el cuerpo queda a ciegas consigo mismo. La glocalidad se palabrea como un corpus: allí se intercambian “flujos” de información, se “circula” por las calles, mientras el capital agrícola mexicano de Sinaloa, por ejemplo, “está en manos del narcotráfico”. La ciudad se humaniza, pero el cuerpo no está ahí tampoco. ¿A fin de cuentas, qué es lo humano? ¿No habría que llenar esa misma noción de materia corporal, léase de vahídos, estertores y deshechos?

Entonces, intentemos decirlo de una vez: la palabra civil necesita de la palabra de un individuo que no huya de su cuerpo, sino que sepa dialogar a solas con su muerte. Vivir a través de un cuerpo, es también cargar con la certeza de una muerte inminente. Y sí, las células madres son una esperanza, ¿pero quién quiere en realidad la inmortalidad?, y tanto mejor: ¿quién puede vivir con ella?

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