Hugo Chavez – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 La lección de los gatos http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/die-lehre-der-katzen/ Mon, 08 Aug 2011 07:00:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4784

Caracas sangrante. Obra del artista plástico Nelsón Garrido.

La semana pasada, en una de mis tantas caminatas por la universidad, vi a un gato. Sus cuatro patas se apretujaban en la base del cuerpo, cual florero, mientras la cola se movía con lentitud como una voluta de terciopelo. Un gato normal y corriente, se diría, de no ser porque le faltaba la tapa de los sesos. Percibir esto y salir corriendo, fue casi un impulso eléctrico. Sin embargo, la dignidad con que el animal aguantaba su situación me obligó a voltear y al menos mirarlo con detenimiento.
Los días siguientes no me pude quitar de la cabeza la imagen de aquel gato con su cerebro al aire libre. ¿Lo habría atropellado un carro? ¿Habría sido el resultado de una pelea con un perro? No lo pude saber. Pero más me inquietaba el hecho de que yo mismo me hubiera impuesto la tarea de enfrentar ese dolor.

Una semana después me tocó viajar a la ciudad de Maracaibo, al occidente de Venezuela, para asistir a un encuentro nacional de Escuela de Letras. Yendo a la presentación de un libro, por la avenida 16 Guajira, vimos una aglomeración de gente en la acera, un autobús atravesado en la vía y el cadáver de un muchacho con los sesos regados en la calzada. Esta vez ni siquiera sentí el impulso de voltear el rostro y más bien traté de descifrar la escena mientras nuestro carro avanzaba. Al día siguiente, 16 de julio, el periódico La verdad publicaba la noticia. El muchacho tenía 19 años, se había lanzado desde el autobús porque un delincuente estaba atracando a los pasajeros de la unidad. El muchacho cayó mal entre la acera y la avenida y el chofer no pudo evitar arrollarlo con las ruedas traseras del autobús. El delincuente sólo portaba un cuchillo de mesa. Esto y la muerte del muchacho provocó la ira de los pasajeros quienes atraparon al ladrón, lo ataron a un poste de luz y comenzaron a golpearlo. Por fortuna para éste, en ese mismo instante el carro de la alcaldesa de Maracaibo pasaba por el lugar y así se pudo evitar el linchamiento.

Podría pensarse que la imagen del gato me estaba predestinada para atenuar la impresión de ver el cadáver del muchacho. Este pensamiento es peligroso: conduce a la idea de que existen dolores más importantes que otros, o que se justifican porque trabajan en función de otros. El presidente Chávez, por ejemplo, ha tenido que padecer cáncer para compadecerse con algunos presos políticos que también sufren esta enfermedad y que desde hace más de un año habían solicitado en vano el derecho a recibir un tratamiento médico.

La tragedia de vivir bajo un gobierno personalista es que los problemas del país se ordenan según las preocupaciones de uno solo de sus habitantes. La violencia y la inseguridad, hasta ahora, no han entrado en los desvelos presidenciales. Tal y como lo demuestra el Libro Inseguridad y Violencia en Venezuela. Informe 2008 (Alfa, 2009), la tasa de homicidios se triplicó en los primeros diez años de gobierno de Hugo Chávez, hasta alcanzar cifras inéditas para la historia criminalística del país. De 4.550 homicidios registrados en 1998, año de la campaña electoral que llevaría a Chávez al poder, pasamos a 13.157 homicidios registrados sólo en el año 2007.

Estos números, desde entonces, no han hecho otra cosa que multiplicarse. El fin de semana que transcurrió del viernes 22 de julio al domingo 24 de julio de 2011, sólo en la ciudad de Caracas se contabilizaron 54 asesinatos. Ese mismo fin de semana, el gobierno anunció los resultados del análisis de los restos de Simón Bolívar. Y se comprobaron dos cosas importantes: en efecto, esos eran los restos de Bolívar y, lo más importante, es que está muerto. Las pesquisas de los científicos señalan alguna enfermedad difusa como causa de la muerte del Libertador. Hugo Chávez, sin embargo, como lo afirmó en cadena nacional, no está convencido. El presidente de Venezuela insiste en que al prócer de la patria lo asesinaron.
Bolívar murió en 1830. Y 181 años después, Chávez se acerca a la resolución del caso. Si Bolívar ha tenido que esperar tanto tiempo, ¿qué les cuesta a los más de cien mil muertos por homicidio que se han registrado durante el gobierno de Chávez esperar un poco más? Cuando se trata de los héroes, el resto de un país son cuatro gatos.

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Murallas adentro, murallas afuera http://superdemokraticos.com/es/laender/israel/innere-mauern-ausere-mauern/ http://superdemokraticos.com/es/laender/israel/innere-mauern-ausere-mauern/#comments Wed, 13 Jul 2011 22:52:26 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4501

Jerusalén es una ciudad amurallada: están las arcaicas murallas que rodean a la ciudad vieja; y más allá, en la parte más moderna, está el muro que separa a judíos de palestinos. Un muro que se dice fue construido por razones de seguridad, como todo muro desde la más remota antigüedad, pero que es la efectivización de la intolerancia. Como todo muro, a fin de cuentas. Desde sus miradores, Jerusalén parece un mosaico de murallas de piedra antigua o de hormigón recién hecho.

Luego están las otras murallas, se sabe, esas que no se ven, pero que el transeúnte presiente al encontrarse en medio de miradas de reprobación, o de carteles que prohíben el paso en shabat o que sólo permiten entrar a quien vaya vestido de manera discreta, o que separan entre hombres y mujeres, entre religiosos y agnósticos, entre religiones, entre diversas versiones del cristianismo o del judaísmo, etc. Las murallas que no se ven siempre me han parecido las más terribles. Uno no puede hacer una manifestación en contra de una mirada reprobatoria, un arrugar la nariz, unas leyes que no están escritas pero que son conocidas por todos. Son murallas que la gente lleva por dentro, que le impiden aceptar al otro, y que se manifiestan en muecas, malas caras, intransigencias. Muecas que finalmente instauran realidades.

La convivencia no es fácil cuando se está ante tantas murallas adentro y murallas afuera. Fanatismos de un lado y de otro. Injusticias en todas partes. Hace algún tiempo en una clase de historia que cursé una simple discusión por cualquier cosa terminó en un escándalo en el que una chica ultra derechista le gritaba a un estudiante árabe que se fuera, refiriéndose, por supuesto, no a que abandonase el salón de clases, sino el país. Y dirigiéndose, claro está, no a él sino al grupo por él representado. Vete tú – le contestó el estudiante, serio e incólume. Desde entonces en aquella clase surgió otra de esas murallas impalpables. Quienes aborrecimos la actitud de la ultraderechista nos sentamos cerca del estudiante árabe. Una forma física de decirle que estábamos de su lado. Y, por supuesto, la derechista fue rodeada por quienes le aplaudían la hazaña.

Aunque existen muchos proyectos de convivencia, incluso exitosos, anécdotas cotidianas como la que acabo de contar erigen murallas inquebrantables.

La convivencia no es fácil, además, porque hay murallas dentro de murallas: el escritor israelí Amos Oz decidió enviarle su autobiografía titulada “Historia de amor y oscuridad” a Marwan Barguti para que a través de la literatura el líder palestino conociese el sufrimiento por el que ha pasado el pueblo judío. Esto fue criticado tanto por derechistas como por izquierdistas. Oz fue recriminado también por judíos de origen medioriental porque la historia que narra ese libro es la historia de los judíos de origen europeo y no la de ellos.

Yo creo que la literatura salva porque permite mirar la vida desde otras perspectivas, más allá de nuestras narices, y creo que gestos como el de Oz sí tienen muchísimo valor. Ojalá leamos a los otros y seamos leídos por ellos.

A mi esas murallas dentro de murallas que no están regidas por códigos escritos ni hechas de hormigón o concreto son las que más me preocupan porque no se pueden demoler tan fácilmente. Las veo agrandarse en este país en el que vivo, pero también en el país en el que nací. Venezuela vive una realidad polarizada y a nadie le interesa buscar un camino para la convivencia. De hecho, la palabra convivencia repugna tanto a los que tienen el poder como a los que se le oponen. Ciudades como Caracas se van moldeando según un mapa secreto que divide a la gente. Murallas que tienen que ver con la violencia, pero también con la negación del otro. El otro – sea quien sea, esté donde esté – está equivocado, hay que callarlo, no escucharlo, amurallarlo. Todo lo que hace el otro es un montaje o una farsa. Nada de lo que diga está bien porque no es parte del nosotros.
Así Chávez, con su remedo socialista. Así la mayoría de los que se le oponen, con su poco respeto e interés por los grupos menos favorecidos.

Toda muralla está bordada por los hilos del fanatismo. Las físicas, al menos, movilizan las ganas de derrumbarlas. Las intangibles, por lo visto, se esconden traicioneramente entre los velos de los nacionalismos, las religiones o el exceso de poder.

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¿Quién es ese? http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/wer-ist-das-denn/ Wed, 15 Jun 2011 07:01:01 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4109 1.

Mi tercera noche en Sao Paulo, Brasil, conversé con algunos contemporáneos que acababa de conocer, profesores de historia, productores audiovisuales, filósofos, artistas, estábamos en una fiesta. Fue en 2005. Había buena música en vivo y cachaça de calidad. Pese a eso, no sé cómo hicimos para ingeniárnosla y terminar hablando de sexo y política, dos temas que, como sabemos –vamos, hombres de acción– son menos para hablar y más para hacerse.

Y habrá sido por mi pésimo manejo del idioma, pero en uno de mis regresos de la cocina, con la vista nublada y una botella en cada mano, entendí que el segundo tema les interesaba más que el primero. Total que después de los movimientos libertarios, de los medios de comunicación alternativos y del cine de guerrilla, saltó el nombre, o más bien el apellido, que a todo venezolano le sueltan en el extranjero desde hace una década, más o menos, siempre en señal interrogativa: ¿Chávez?

Yo siempre me río, y si estoy en una fiesta, pido un trago. Y si no hay trago, pienso en sexo. Pero respondo. Primero con una pregunta, en broma: “¿Quién es ese? No lo conozco”. Después con lo que me salga para llevar la contraria.

Pero esta vez me hice el oráculo: “¿Qué quieren saber?”

Una buena amiga, a quien admiro por su buen carácter, su experiencia y algo que me gusta concebir como su claridad maternal, me suele decir: “Esto que está pasando en Venezuela es interesantísimo”, y hace una pausa antes de terminar la frase: “Si viviéramos en Europa”.

Más o menos por ahí quise comenzar a responderle a mis nuevos camaradas de la noche bilingüe, pero se me ocurrió algo mejor: invitarlos a quedarse en mi casa los días que ellos quisieran, aprovechando la celebración del Foro Social Mundial, que se celebraría en Caracas –como en efecto fue– en el primer trimestre de 2006.

2.

Durante la celebración de ese festín multitudinario y encantador al año siguiente, un compañero de mi trabajo en ese momento supo convencer a una turista neohippie de su admiración por el presidente, quien, le aseguró él, había hecho todos los esfuerzos por construir el Metro de Caracas enterito para ellos y en tiempo récord. Y aquí está, le dijo, me gusta imaginar que guiándole un ojo antes de tomarle la mano.

La mujer, enseguida, se enamoró. De mi amigo, del Metro y de Chávez. Mi amigo tiene una orientación política definida, apunta siempre al centro, hacia ese lugar exacto que se ubica entre las piernas de las chicas. Digamos que en ese momento ejercía la diplomacia. Nunca me dijo si logró tener sexo con la extranjera, pero de hacerlo, ¿quién podría negar que una mínima cuota de responsabilidad sobre ese polvo le correspondía a las mentiras que se desprenden del poder del presidente?

La mentira necesita de la verdad para vivir, pero sobre todo necesita del tiempo para existir. Una mentira no es hasta que se revela, hasta que se comparte, hasta que se grita. Pero tiene un problema, desconoce las distancias y se transforma según la geografía.

Eso fue parte de lo que vivieron también los dos valientes brasileños que se atrevieron a venir y quedarse en mi casa, entonces un anexo que compartía con una novia, que ahora vive en Europa con otro novio y no para de hablar de las bondades de andar en bicicleta, por decir algo pequeño.

Aquellos valientes, pareja de las buenas y amantes del discurso antiestadounidense de Chávez, viajaron por varias ciudades de Venezuela y se detuvieron en Caracas. Él se enfermó y ella lo cuidó como pudo. Tuvieron que conformarse con aceptar que este gobierno estaba crudo y notaron que los precios de los productos y servicios, versus los salarios básicos y promedios, eran muy elevados, pero que desde afuera se veía mejor. Yo, para que no salieran decepcionados, les dije que el balance estaba en entender que desde adentro también había muchos que lo querían ver peor.

Casi desde el principio de su mandato se instaló entre muchos venezolanos que conozco una fórmula simple para analizar la política nacional: si te gusta Chávez lo defiendes y si no, lo atacas. Fin del asunto. Cualquier duda te ubica en la acera contraria o, peor, en un limbo inaceptable. En un hoyo negro. Chávez ha acumulado mucho poder. Secuestra culpas y méritos. Casi todo lo que ocurre es su responsabilidad. Si el país está bien, es por él y su gobierno. Si está mal, también, aunque a veces entran en juego los lugares comunes de los medios de comunicación.

3.

Me niego a participar de esa mentira automática. Por ejemplo, doce años después de llegar al poder y vender un Socialismo del Siglo XXI que puede tardar cien años en descubrirse, se le ha metido en la cabeza algo que ha llamado “Misión Vivienda”, que no es otra cosa que ofrecer la construcción de millones de casas para millones de personas que no las tienen. Algo digno de aplaudir, si los indicadores macroeconómicos y de producción no lo contradijeran con una realidad que pasma.

No solo participé en una investigación periodística de dos meses sobre el tema de las estafas inmobiliarias que perjudican a las clases baja y media venezolana, y son consecuencia, entre muchos factores, de la corrupción, de la baja producción de cabilla y cemento y del enfrentamiento entre el sector público y las constructoras privadas en el país; sino que además tengo un promedio salvaje de mudanzas: 0,87 veces por cada año de mi vida. Digamos que si me llegara a mudar nuevamente antes de octubre ese promedio podría aumentar a 0,90.

De modo que sé lo que es padecer el hecho de no tener un techo propio. De modo que me encantaría que esa promesa sostenida un año antes de las elecciones presidenciales, se cumpliera, por la alegría de un gentío. Pero no soy la extranjera del Metro. De modo que quiero, pero no creo ni de lejos que se logre cumplir.

Así va este país. Cuando Chávez prometió que se cambiaría el nombre si pasado un año de su gobierno seguían existiendo niños indigentes, la mentira no se había consumado.

Pero así son las revoluciones, exigen nuevos paradigmas, y el costo de verdad que arrastra un hombre apasionado por el poder, por sí mismo o por la historia, suele llevar consigo el pesado lastre de la memoria. Han pasado doce años y hasta donde sé, se sigue llamando Hugo.

Es entonces cuando se hace necesario recurrir al peso de las palabras. Nombrar las cosas de otra forma es ofrecer nuevas perspectivas, imaginar, construir posibilidades. Eso es, entre las medidas sociales positivas y una larga lista de fracasos, sobre todo, lo que se ha hecho. Donde antes había una realidad con un nombre, ahora hay una realidad muy parecida, buena o mala, pero con un nombre distinto. Y sobre todo, cargada de esperanza para los más necesitados. Eso, cómo no, tiene algo de revolucionario, pero más de populista que de socialista. En el futuro, las mentiras no existen. Y un buen político, al igual que un buen artista, debe saber que como escribió Antonio Machado, la verdad también se inventa.

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Angie sola en la pampa http://superdemokraticos.com/es/editorial/angie-alleine-in-der-pampa/ http://superdemokraticos.com/es/editorial/angie-alleine-in-der-pampa/#comments Sun, 22 Aug 2010 15:22:31 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1140 Ese fue él título que le puse mentalmente al cuadro de Valia Carvalho que nos acompañará las próximas semanas ilustrando nuestro nuevo tema: ciudadanía. Al verlo no pude evitar pensar en la canciller alemana. Me la recordó el cabello de la figura, la forma del cuerpo maciza, el vestido con lunares -como un batón- esa casa solitaria al fondo, proyectando una sombra muy oscura. Angie, como llaman los alemanes a la jefa de gobierno, creció en la extinta República Democrática Alemana como hija de un pastor protestante. Estudió física en Leipzig y en 1978 escribió su tesis sobre „La influencia de la correlación espacial sobre la velocidad de reacción en los elementos biomoleculares en contextos densos“. Se caso dos veces, no tiene hijos. En el otoño de 1989 empezó su carrera política como voluntaria en „Resurgimiento Democrático“ (DA) -en alemán suena mucho mejor el nombre del partido- después de participar en la marcha „contra la violencia y por los derechos constitucionales, la libertad de prensa y opinión y el derecho a reunión“ en Alexanderplatz en Berlín. La demostración de ese 4 de noviembre es seguramente uno de los ejemplos mundiales más recientes de valor ciudadano. La acción comenzó como una iniciativa de actores y trabajadores de los teatros de Berlín del este, de artistas, y logró reunir a medio millón de personas. La idea principal era reivindicar al pueblo como portador de la soberanía de un país: „Wir sind das Volk“ (somos el pueblo) y ese pueblo decidía con ese performance, soberanamente ser democrático. Estoy segura que muchas de las personas que apoyaron el movimiento no querían dejar de ser socialistas. Que mucha gente no esta de acuerdo con las maneras con las que se llevó a cabo la reunificación. Claudia Rusch nos habla de eso en su ensayo de esta semana.

Al otro lado Agustín Calcagno explica las razones por las que apoya a la suma de movimientos ciudadanos que están haciendo una revolución „democrática“ en los países que se sienten afectivamente ligados al termino „bolivariano“, acuñado por el presidente Hugo Chavez. Liliana Lara no puede evitar dejarnos cierta melancolía, la de la extranjera que ve directamente los cambios en las zonas que habita. La distancia la ha llevado a construir una sala de mandos virtual desde la que se materializa en una de las dos realidades que la exijen y la entiendo directamente. Desde mi latitud vivo parecido y veo desde lejos la revolución que llevan a cabo en Bolivia. Muchas veces me pregunto si como me siento se sentían los que querían ser democráticos y seguir siendo socialistas. De alguna manera soberanamente el pueblo ha decidido apoyar la revolución y la respuesta del socialismo del siglo XXI más allá de los discursos, consiste en desmantelar las instituciones que garantizan transparencia democratica. Al parecer una de sus propuestas principales es volver a 1917 como si 1989 nunca hubiera sucedido. Cuando era pequeña y todavía en Bolivia teníamos dictadura, vivíamos en Santa Cruz y mi padre me vendaba el brazo o la pierna para pasar los controles de la policía militar y llegar a sus partidas de poker.

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