Facebook – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 El otoño en Pekín http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/herbst-in-peking/ http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/herbst-in-peking/#comments Mon, 25 Jun 2012 09:45:14 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=6441 Siempre viví lejos del mundo. Un pueblo perdido en un país perdido en el que las librerías estaban llenas de útiles escolares, revistas de moda y tal vez algún bestseller. Una vez, por equivocación, llegó a una de esas librerías “El otoño en Pekín” de Boris Vian. Mi papá lo compró inmediatamente. Lo trajo a casa como si fuese una rareza. Era en realidad una rareza doble: por un lado se trata de una novela tan estrafalaria que ningún editor mojigato y pesetero hubiese publicado en estos días; por otro lado, me es imposible imaginar que enrevesada confusión llevó ese libro a aquellas vitrinas repletas de sacapuntas, colores, cuadernos, Stephen King y Hello Kitty. Yo me maravillé con aquellas páginas y me fui junto al protagonista en un autobús absurdo, a ese otoño inexistente y sin Pekín.

Nada había en las bibliotecas de aquel borde del universo más que libros a punto de volverse polvo. Reliquias antiquísimas que se iban llenando de comejenes. Eran buenos libros, sí, pero ninguno superaba la fecha de fundación de la biblioteca. Nada era nuevo, como si la literatura fuese cosa de otros tiempos.

Ahora vivo en otro borde. En un país en el que se habla una lengua diferente a la mía. Hay libros por todas partes a los que yo no tuve acceso hasta que no domé este alfabeto cuadriculado. Y aún así, sigo prefiriendo leer en alguna lengua de alfabeto latino. Todavía hoy no tengo acceso a esos libros porque no he “domado” a la economía. Vivo en un borde económico en el que no puedo comprar todos los libros que quiero leer.

Por todas estas razones, pocas veces he comprado libros. Mi biblioteca invisible esta compuesta por préstamos y robos. Antes estaba llena de fotocopias. Ahora son PDF legales o ilegales que merodean por el ciberespacio. O libros que tomo en préstamo de una espléndida biblioteca pública en la que estoy registrada y de la que soy adicta. Conmigo las editoriales y los escritores sólo ganan una lectora. Fanática, apasionada, adoradora, pero que no retribuye económicamente a nadie. Pero un lector más, ¿a quién le interesa? Tal como están las cosas, poco importa captar lectores, lo que interesa son compradores. Hace unos meses hubo un escándalo en la prensa de habla hispana debido a que una escritora española de cierta fama se quejó públicamente de que su libro había sido “bajado” de Internet de manera ilegal muchas más veces de lo que había sido comprado. Las reacciones no se hicieron esperar, pero yo suscribo la de aquellos que señalaron la poca importancia que le dio dicha escritora a la cantidad de lectores que la leyeron y que de otra manera no lo hubiesen hecho.

Porque da posibilidades de leer a quienes de una manera u otra no la tienen, yo alabo el flujo de información a la que se puede tener acceso desde cualquier borde, baste tener un cable conectado a la red. Si no fuese por ese fluir de la cultura a través de sitios sin fines de lucro, pero también a través de páginas ilegales, yo casi no leería. No podría comprar más que un libro o dos. Si no fuese por un amigo “robinhood” literario, yo no estaría al tanto de nada. Si no fuese por esa biblioteca o aquella otra, yo seguiría lejos del mundo. Pero que yo me acerque al mundo a nadie interesa. No representa una ganancia ni para unos, ni para otros.

Y mejor no hablemos de música. Mientras escribo escucho una banda llamada Chinawoman de la que nunca hubiese tenido noticias sino es porque alguien la puso en su muro de Facebook y yo pude seguir escuchándola a través de alguno de los pasadizos de la red.

A través de esos pasadizos me voy a ese otoño y a ese Pekín que fueron una rareza en aquel pueblo perdido de aquel país perdido en el que viví gran parte de mi vida.

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Fin de año, explosiones http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/jahresende-explosionen/ Sat, 31 Dec 2011 09:52:13 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=6297 El tiempo entre los dos años, como se dice en alemán, o sea, los días entre navidad y noche vieja, son días tranquilos. La capital está vacía. Únicamente grupos de turistas en el Checkpoint Charlie en la Friedrichstraße se atreven a salir a la calle con este frío y húmedo clima. La mayoría de las personas están reposándose de la comilona de las fiestas y del estrés de fin de año, viendo un par de blockbusters en la tele, ordenando los regalos en los estantes, hablando por teléfono, callando, durmiendo. Hasta que en el último día del año llegan los fuegos artificiales. Llegan por delante, por detrás, por arriba, el 31 de diciembre, cuando está oscuro, es difícil no toparse con ellos. Una vez les grité a unos chicos que estaban prendiendo algo: “Eh chicos, tengo tinnitus, espérense a que yo pase para prender los petardos”. Y estos: “Por supuesto, mi señora.”

Dicho tiempo de recogimiento constantemente avivado mediante explosiones, podría ser imagen del activismo literario, una actitud que nosotros, los Superdemokraticos, nos hemos puestos una y otra vez como meta, a la que dedicamos el tema del mes de diciembre, pero también una antología que se puede adquirir por cinco euros en la editorial Milena Berlín, la cual se formó después de que sus editores ocuparan un stand en la Feria del Libro de Fráncfort en 2010. Es que ser activista literario significa también intervenir físicamente, no solo monetariamente. Para las escritoras y los escritores, para los lugares en los que la literatura se lleva a cabo. Significa petardear los espacios de libertad, atraer la atención, decidirse por algo, por alguien, significa tener una opinión, ponerse en frente, dando cara, voz, micrófono. Significa valorar a un público que vota con los pies. Quién sabe quién venga hoy, si alguien viene…

Cuando me mudé a Berlín en 1999, con poemas debajo del brazo, iba de lectura en lectura para poder conocer a los otros poetas. Se suponía que tenían que estar aquí. ¿Dónde estaban?, al principio encontré en los periódicos anuncios de eventos, después encontré conocidos, cómplices, confidentes, locos. Era miembro de diversos círculos líricos privados, los cuales tenían en común que el vino fluía y el aire era una humarada flotante, que los egos chocaban unos con otros, pero también que publicaciones conjuntas salieron al mercado. Yo organicé con algunos otros un escenario de lecturas (visch&ferse) que cada año se disolvía para volverse a fundar, y un salón multilingüe, el Hinterzimmer-Salon. Unas veces yo era la invitada, otras yo las que invitaba. Unas veces nos peleábamos, otras nos reconciliábamos, a veces uno se podía leer sólo en Facebook. Eso era cuando algo había se había dañado. Las explosiones pueden ser peligrosas.

Pero por suerte la representación de textos, o por así decir la PR de textos, es tan emocional, es como una im- y explosión. Algo nuevo surge cuando lo viejo perece. En la última edición de la revista literaria Am Erker se les preguntó a 13 autores y autoras si la amistad entre escritores era posible. La pregunta, de por sí, muestra lo minado que es el suelo que pisan los literatos. El año llega a su fin. Nosotros seguimos. Pues creemos que después del estallido queda la reverberación. Cuando trabajamos juntos y creemos en esto.

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Por qué no estoy en Facebook http://superdemokraticos.com/es/laender/mexiko/warum-ich-nicht-auf-facebook-bin/ http://superdemokraticos.com/es/laender/mexiko/warum-ich-nicht-auf-facebook-bin/#comments Thu, 01 Dec 2011 17:09:44 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=6049 No tengo perfil en Facebook. Y no es que me niegue a tenerlo por principio o porque yo sea un militante de la discreción. Al contrario: me encanta el chisme. De hecho, una amiga, María Rivera, poeta y activa polemista en las redes sociales, me habla todas las tardes para comentarme las novedades del día en Facebook: las discusiones, las peleas y las indiscreciones diarias de los conocidos que tenemos en común: escritores líosos como nosotros. Digamos que aunque no tengo perfil en Facebook tengo acceso a Facebook aunque sea por una vía indirecta y a través de una tecnología más rudimentaria.

A propósito de tecnología rudimentaria, a otro amigo, el poeta Daniel Saldaña París, se le ocurrió la idea absurdamente divertida de organizar algo que él ha denominado con el nombre de “Faxbook”: una suerte de imitación voluntariamente retrógrada y fallida de Facebook. Se trataría de sesiones en las que en vez de computadoras un grupo de amigos utilizásemos faxes para transmitirnos nuestras actualizaciones, chismes, comentarios. Una suerte de performance antiecológico donde en cada sesión se malgastara el papel equivalente a unos cuantos árboles. No sé por qué no tengo perfil en Facebook pero lo que sí sé es que no dudaría un momento en inscribirme en Faxbook en caso de que existiese.

No sé, tal vez no tengo un perfil en Facebook porque me tardé demasiado y ahora que todo el mundo tiene uno me parece mucho más interesante no tenerlo. O tal vez porque me da horror la sola idea de facilitar el contacto con personas que he dejado atrás. No tengo el menor interés de ser localizable por mis ex compañeritos del kínder. No quiero saber si se casaron, si tienen hijos, si abrieron una tienda de pelucas o un consultorio dental, ni ver las fotos de sus vacaciones en Turquía: esas versiones abreviadas y felices de la vida aptas para todo público. Claro que sé que uno puede rechazar las invitaciones, pero me conozco y sé que me cuesta decir no.

No tengo perfil en Facebook y no porque considere que se trata de la más genial red de espionaje donde cada miembro se convierte voluntariamente en el informante y delator de sí mismo, sino por indecisión. Porque también he de decir que a veces siento que me estoy perdiendo algo, sobre todo cuando mi amiga me lee alguna discusión en la que me hubiera gustado participar. Es curioso: algunos escritores mexicanos, tan políticos y cordiales en persona, en Facebook dejan ver su faceta de polemistas feroces: dicen lo que no dirían, por ejemplo, en una mesa de debates frente al público. Supongo que es porque hay cierto aire de intimidad: las opiniones sobre política o literatura se alternan con las fotos de familiares y mascotas. Y además esa idea de que se habla entre “amigos”. Aunque a muchos ni se le conozca y hasta se tenga la sospecha de que se trata de enemigos encubiertos bajo identidades falsas. Lo cierto es que, al menos en el caso de los escritores mexicanos, Facebook se ha convertido en un foro de debates donde se dicen cosas que no se dicen en otra parte. Claro que no pocas veces el debate intelectual termina derrapando en descalificaciones personales tal vez propiciadas por esa mismo aire de intimidad. Y, así, se alternan argumentos con links a canciones imposibles, insultos y felicitaciones de cumpleaños. O al menos eso me han contado. Una mezcla que me resulta fascinante. A veces. Porque también me han contado que cierto poetastro detestable me insultó hace un par de semanas en su muro. Claro que, como no estoy Facebook no pude defenderme… Entonces, ¿por qué no estoy en Facebook?

No sé. Supongo que tarde o temprano terminaré abriendo un perfil. Sí, ya me veo poniendo “me gusta” junto con cien personas más debajo de la foto de la nueva casa de la prima de la tía del profesor de alfarería con el que dejé de tomar clases hace más de veinte años.

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One click http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/ein-klick/ Fri, 25 Nov 2011 06:58:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5884 Son las 8:30 de la noche. Me siento frente a la computadora, abro el editor de texto y enciendo un cigarrillo para pensar acerca de la naturaleza de las redes sociales, su funcionalidad y el potencial democratizador de Internet. Me aterra ser reiterativo en un tema que, a mi juicio, ha sido manoseado hasta la saciedad. Antes, hago clic en el ícono de Spotify con la intención de encontrar una banda sonora que lubrique mis disertaciones. Me agobia seleccionar un tema; la oferta disponible es infinita. Una ráfaga de lucidez trae a mi memoria a Paolo Conte, un híbrido de Tom Waits y Ennio Morricone. Está disponible. Sparring Partner es la pieza que busco. Me gusta para empezar; me sume en una melancolía dulzona que propicia reflexiones acerca de cualquier cosa. ¡Uf!, aparece en la lista pero no está disponible. ¡Qué putada! Insisto y en el campo de búsqueda introduzco el nombre de la canción, no del autor. La encuentro, pero el intérprete no es Conte. Se trata de Carla & The Real Lowdown. Aprieto play. No hay duda: es el mismo tema, pero en inglés. Dejo el tema sonando, me voy al navegador y googleo el nombre de la banda. Carla resulta ser Carla Sanabra. Canta en inglés pero su fenotipo y su apellido evidencian una hispanidad que detona mi curiosidad. Necesito más datos. Abro una pestaña y tipeo Face… y se despliega el muro de mi cuenta Facebook. El primer post dice: «Venezuela: hay que salvar a la libertad de prensa de Chávez y de los propios medios». Se trata de un artículo que escribe el periodista venezolano Boris Muñoz para un blog argentino llamado Puercoespín. Aprecio su trabajo y sin pensarlo dos veces, pulso “me gusta” y cliqueo el link. Compruebo el título y el sumario. Me desplazo rápidamente hacia abajo. Mis ojos recorren desordenadamente la pantalla, sin atrapar una sola frase. Me resigno y dejo abierta la pestaña para volver luego. Regreso a lo mío y digito «Carla Sanabra» en el campo de búsqueda. Facebook arroja varias opciones. Una de ellas es una página de artista con la única opción disponible: “me gusta”. Ya que estamos, clic. La página me informa lo que intuía: Carla tiene origen catalán. A lo lejos escucho mi lavadora enloquecida que empieza a temblar mientras centrifuga. Sigo preguntándome quién será Carla Sanabra y entro en Twitter. La pobre Carla acumula solo 68 followers. Decido seguirla. Antes de llegar a los 100, un nuevo seguidor es una caricia bendita para nuestro ego digital. Juro que el próximo viernes le regalaré un #FF. Allí consigo otro dato, su página web, que abro en otra pestaña. Se anuncia su nuevo álbum, que estará disponible en iTunes a partir de enero del año que viene y da la posibilidad al usuario de «precomprarlo». Clic. Hago un paneo general por la interface de la tienda Apple y descubro que, asociado a la discografía de Sanabra, está el soundtrack de El mercader de Venecia. Como había visto la película unos días atrás y me sorprendió el talento de Shakespeare como guionista (amores imposibles, traiciones dolorosas, avaricia, amistades incondicionales y un desenlace sorpresivo) vuelvo al navegador, clic, abro otra pestaña y me voy a Wikipedia. Digito «El mercader de Venecia». No sé exactamente lo que busco, pero me invade la certeza de un descubrimiento inminente. La extensión del artículo me decepciona. Honestamente, no tenía intenciones de leerlo en su totalidad, pero habría disfrutado la promesa de abundante información. No me conformo y hago otro clic en Michael Radford, el director de la película. Repaso su filmografía y los títulos me desmotivan. Todos, sin excepción, revelan una cursilería atroz: Pasiones de Kenia, Un plan brillante, Otro tiempo, otro lugar. Imagino que los títulos de las pelis son traducidos por la sobrina del dueño de la sala que compra los derechos de proyección. Me distraigo nuevamente y mis ojos se van hacia una pestañita abierta en el navegador hace ya muchas horas. Es un artículo de Ñ, el suplemento de literatura y arte del diario Clarín de Argentina. Hago clic y lo reviso. Se llama «Cantar con la boca llena». Leo el sumario. Tengo que leerlo completo y postearlo en mi muro. Menciona un libro de Puntocero y, en defintiva, para esto son las redes, ¿o no?

Mi prioridad, ahora, es saber si el guion de la película interpretada por Pacino le es fiel a la obra original de Shakespeare. Sigo hambriento de información y experimento otra iluminación: quizás en Amazon pueda conseguir una versión digital de El mercader… y así pueda leerla hoy mismo. Voy. Abro otra pestaña y busco la obra.

¡Carajo!, allí está y cuesta solo un euro. One click. Qué placer. Reviso el Kindle con la incredulidad estructural de quien vivió en el siglo XX, antes de Internet, antes de todo. Efectivamente, allí está el texto. Debe ser muy breve y me hace ilusión poder leerlo antes de dormir. Miro la hora en la esquina superior derecha de mi ordenador. La 1:15 a.m., dice. Quedo perplejo. Miro el reloj de la cocina. La 1:16, dice. Ya es de madrugada y no he comenzado a escribir. Reviso por última vez la hilera de pestañas en mi navegador. Son más de doce. Siento un intenso agotamiento en la zona cervical. Cierro el ordenador. Clic.

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PURGATORIO SHOPPING http://superdemokraticos.com/es/laender/kolumbien/fegefeuer-shopping/ Thu, 10 Nov 2011 13:55:17 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5741 El fuego probará la obra de cada uno.
Si lo que has construido resiste al fuego, serás premiado.
Pero si la obra se convierte en cenizas, el obrero tendrá que pagar.
Se salvará pero no sin pasar por el fuego.
1 Cor. 3, 13-15

Cuando Dotson Rader le preguntó a su amigo Norman Mailer en dónde estaba el 11 de septiembre de 2001 justo en el momento de los ataques a las torres gemelas, el escritor norteamericano le respondió: aquí, en mi casa en Provincetown…yo lo estaba viendo en la televisión…fue una gran conmoción. ¿Por qué? Porque la única cosa que nos promete la televisión es que, en el fondo, lo que vemos en ella no es real. Por eso la televisión siempre produce ese ligero atontamiento. Los sucesos más increíbles, los más aterradores, tienen un cariz de inexistencia si los ves en la pantalla pequeña.

Un ejemplo claro de esto es lo que pasó con la forma cómo se trató la información del asesinato de Guillermo León Sáenz, alias Alfonso Cano por parte de las Fuerzas Militares de Colombia, que, a mi forma de ver, fue aberrante, por decir lo menos. Los periodistas (e incluso algunos políticos como Rafael Pardo, ahora ministro de Trabajo), comentaban el asesinato como si se tratara de un hecho plausible, y lo que es más grave, como si ese hecho nos acercara realmente a algún muelle salvavidas en la brava marea de la violencia en Colombia. Lo que yo entiendo es que, el asesinato de alias Alfonso Cano, más que un triunfo nacional como nos lo quieren hacer ver, es un termómetro que mide perfectamente el punto de barbarie en el que nos encontramos. Puede ser que para un militar, es decir un hombre formado para la guerra, el asesinato sea un triunfo, y tal vez por eso la cara de satisfacción de la cúpula militar ubicada detrás del Ministro de Defensa al momento de dar a los medios el parte oficial de la operación, pero para los civiles que le apostamos a creer en una salida negociada al conflicto, para los que creemos en el diálogo como herramienta de solución a los problemas, definitivamente no. Para nosotros un asesinato es un asesinato y por lo mismo no dejamos de verlo como lo que es, más allá de que el asesinado se haya alzado en armas y se haya salido así del marco jurídico del país.

Que quede claro que no estoy defendiendo a las Farc, ni mucho menos, pero ¿por qué celebrar el asesinato de un ser humano y, sobre todo de esa manera? Lo de aquella noche no fue otra cosa que una inyección más de patrioterismo que le pusieron al país, que no sé hasta cuándo le durará, pero que mientras le dure, le servirá para creer que ese asesinato nos acerca a la tan anhelada paz que estamos buscando hace décadas.

Pero esto no pasa sólo con la televisión. Si Descartes negó el cuerpo al condicionar la existencia del sujeto sólo a la función del pensamiento, hoy muchos y muchas casi que niegan su propia existencia publicándola en formas que hasta no hace mucho eran impensables. Suena raro, pero es así: de tanto exponerse, terminan volviéndose invisibles. Facebook reemplazó al tiempo la condición exclusivamente familiar del álbum de fotos y los encuentros cara a cara, posibilitó comunicaciones de todo tipo, generó lenguajes nuevos, situación que no deja de ser atractiva, pero que no por eso excluye su peligro. ¿Y su peligro en qué sentido? En el sentido de que la información personal se da a desconocidos que pueden aprovechar la situación para hacer daño.

La utopista de la red por donde se mueven los sujetos hoy ha aumentado tanto las convenciones que propone salidas de todo tipo, incluso las más trágicas. Valga decirlo: ni hay Esquilos que escriban las tragedias, ni los personajes son Medea o Jasón, sino Martha, Luis, Claudia o Enrique, depende del escenario. Basta con tener un ordenador, una cuenta que permita el acceso a una comunidad virtual, y listo. Y así, empezamos a ser los que no somos, los que quisiéramos ser, y a cambio, la red nos ofrece pertenecer a un grupo social sin tener que ser excluidos por nuestros rasgos físicos o de comportamiento. Democracia, dicen algunos, y otros más estilizados, democratización de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Pero, ¿será cierto eso? ¿O será que mientras eso sucede, las democracias cada vez más se visten de vampiro e implementan ambientes de terror en algunos países del mundo, en su afán de control social y territorial? Personalmente, me inclino por la segunda opción, y además, creo que el vampiro democrático no sólo chupa la sangre de la víctima, sino que incluso, desaparece el cadáver, cuando no lo usa como medalla o como trofeo, publicándolo, como en el caso de Cano. Todo se vale. Querer, vivir y trabajar, pero en la red. Internet se ha convertido en una plataforma efectiva para alcanzar el éxito, pero también para hacer pública desde la foto del último paseo del grupo de amigos hasta la foto del muerto, ya con la humanidad del gesto disuelta.

Y en esto, el alojamiento de los espacios cibernéticos se parece mucho a los sanatorios: los únicos reales parecen ser son los que controlan, pero los internos no saben quiénes son los que los controlan. La idea de lo real entonces no se confirma en acción sino que se queda en eso, en idea, en una vaga idea que se asume como si fuera real y que de facto desvirtúa lo esencial de la vida, su desarrollo natural de contacto directo con el mundo. El sujeto ya no es más un partidario de la topofilia, ya no habita su lugar poéticamente por ausencia del propio Eros que se le ha vuelto virtual, al igual que su paisaje creado por el photoshop y sus recorridos por el mundo que realiza a bordo del aeroplano de Google Earth, sin azafatas.

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Facebook es mi „ground control“ http://superdemokraticos.com/es/themen/neue-welt-im-netz/facebook-ist-mein-ground-control/ http://superdemokraticos.com/es/themen/neue-welt-im-netz/facebook-ist-mein-ground-control/#comments Mon, 07 Nov 2011 08:56:53 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5506 Soy una usuaria ciega. No quiero saber nada de los peligro de la gente translúcida, en cuanto yo pueda blogear, postear o moverme como quiera en la red. Soy una escritora que no percibe cada impresión escrita que redacta como algo absolutamente de su propiedad, sino como algo que ella practica para salirse de sí misma, para tomar distancia, para una vez poder percibirse a sí misma desde fuera, en formalina o debajo del microscopio electrónico. Con tanto asombro como absoluta ingenuidad hago caso omiso de todas las advertencias, preferentemente de colegas, que quieren impulsarme, en pro de la esfera privada y por amor a la ética profesional, a no meterme en esas plataformas, y, si lo hago, a reservarme mi opinión sobre ciertas declaraciones, que un día podrían ser casi obligatoriamente utilizadas en contra de uno, tan pronto como estén plasmadas por escrito en Internet, sí, con una limitada alta probabilidad, pueden ser usadas, vendidas al mejor postor y como consecuencia final todo esto será dirigido en contra de uno mismo.

Que para eso en la mayoría de los casos no se necesite de una declaración propia, sino que Josef K. sea simplemente calumniado, solo para poder llevar a cabo El Proceso y que siempre se puede encontrar una razón y siempre se ha encontrado en la historia de la humanidad, para deshacerse tanto de una persona no grata como de un pueblo entero, parece ser irrelevante. No, cada uno, en dado caso, ha forjado su mala suerte, y esto tanto más, con la ayuda de blogs y de Facebook, eso es claro. Uno no debería, ojalá no, proporcionar información sobre sí mismo de modo tan complaciente y trivial. Aunque cada insignificancia de un Andy Warhols es leída con gusto e interés y al neurótico de Vechta, Rolf Dieter Brinkmann, incluso hasta hoy, uno de cada dos autores le sigue los pasos de muy buena gana, con las cuentas erradas del precio del envase, las expediciones artísticas a otras tierras y “Roma, una mirada” (Rom,Blicke: 1979). Tanta autocompasión burguesa de los artistas no se ha vuelto a imprimir. Quizás siempre he visto como un acto de obstinación, tanto como de liberación, el adelantarse al husmeador y no atribuirle menos importancia a las declaraciones colaterales vacías de contenidos, que a las obras significativas, aún cuando uno no se llame Warhola y no se acalore tanto por las cuentas erradas del precio del envase como Rolf Dieter Brinkmann lo pudo hacer. Yo soy la Queen del escenario marginal, siempre lo he sido, y una ferviente distraccionista. Visto de este modo Facebook me conviene, pero yo me inscribí por una sola razón aparentemente profana, aunque importante para mí. Yo quería ponerme en contacto con alguien, y la verdad no sabía cómo podía reanudar y mantener el contacto con esta persona. No había entre nosotros algo en común, que me pareciera suficientemente grande como para mantener un contacto casual. Y es que a veces uno simplemente no puede comunicarle a Houston su petición. Facebook era el “ground control” que hacía posible la participación y permitía que uno se enterara de algo. No es mucho más lo que yo quería de Facebook ¿y si he recibido más?. Si, claro, pero ese no era mi punto. Obviamente cometí todos los errores de un user de facebook que uno pueda cometer, acepté como amigos a todos los que de algún modo están asociados a mi trabajo, y hasta hoy no he logrado darle algún sentido de orden, no he armado listas, ni los he separado entre personas gratas y no gratas. Claro que sí me he vuelto más precavida con las peticiones de amistad, no demasiado precavida, pues, como dijo un buen amigo de la vida real, de la verdadera, al que veo muy poco, como a todos mis amigos, que veo tan poco desde que estoy viviendo tan a menudo en Sao Paulo: No risk, no fun. Y a mi me parece que de vez en cuando uno puede poner su libertad en peligro, para poder realmente sentirla con pasión. Precaución en sí nunca fue la mejor amiga de la libertad, esto cuenta también en facebook, pese a todos los justificados debates del parlamento alemán.

Traducción: Natalia Guzmán Díaz

 

 

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Un futuro falto de páginas http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/die-zukunft-der-fehlenden-seiten/ Sun, 30 Oct 2011 13:09:13 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5498 Yo en verdad quería escribir este texto sentada en el avión. Por las nubes. En el Boeing de Turkish Airlines que me llevó de Berlín a Estambul, al Cuerno de Oro. Allí donde se encuentran oriente y occidente. Yo pensaba que estando en la aeronave se me iban a ocurrir ideas geniales que lograran describir mi vida en la capital alemana junto con las experiencias como turista en la metrópoli turca. Que adquiriría nuevos conocimientos de la Europa del siglo XXI, pero también de la globalidad (así, mirando el mundo desde arriba), y tal vez, teniendo también al hado como maestro, me tocaría sentarme junto a un pasajero inteligente, un intelectual de lo cotidiano. Pero todo resultó diferente. Me quedé dormida. Bajo mi asiento susurran las turbinas del avión. La mujer a mi lado se quedó dormida. La chica a su lado también se quedó dormida. Cansado viejo continente…

Tuve un sueño.

En mi sueño no existían los Talkshows, ni las mesas redondas en las que se discuten temas de supuesta actualidad, una y otra vez, por los mismos expertos y tampoco existían los intelectuales del jetset, ya que volar se había vuelto impagable. Pensadores de la región daban conferencias a las que se invitaba a la gente corriendo la voz. Se había abolido la televisión, porque ya nadie la veía. La Internet estaba controlada, ahora sólo el que pagaba, podía poner información en la red. Sólo se podía navegar una hora sin pagar, después se pagaba por minuto. En Facebook costaba la publicación, me gusta y mensaje- La suma mensual de 20 euros no asustó a nadie, lo que llevó a Zuckerberg a recurrir a otras modalidades de pago. Como hace mucho se le había dejado de invertir a las bibliotecas, se acabaron en 2011 la totalidad de los fondos. Estas se digitalizaron después en Ebooks, con el fin de ahorrar costes y espacio. Aquí en el año 2033 son escasos los dispositivos de lectura con los que se hubiera podido leer viejos archivos. Y en Amazon y Google sólo se encontraban a un precio asequible los clásicos de la literatura norteamericana. Muchos autores escriben ahora en inglés o en chino, ya que el mercado sólo demandaba esas lenguas – los idiomas más pequeños se mantuvieron en niveles mínimos de uso diario, su vocabulario se truncó. Al que poseía un diccionario se le veía como leyenda local.

El que tenía algo que decir y no lo quería transmitir sólo de forma oral, tenía que buscarse una de las pocas tipografías existentes, y allí reproducir su escrito a mano o bien buscarse un copista, a un escribiente. El papel se había vuelto caro, así como todas las materias primas, pero quien tenía conexiones, podía tener acceso a las antiguas reservas de las editoriales. La mayoría había quebrado por no haber desarrollado programas autónomos y relevantes, y por haberse sometido más y más a los departamentos de marketing. Los honorarios para las cubiertas de los libros eran superiores a la de los anticipos pagados a los autores. De ahí que estos últimos hayan pasado en cantidades a editar sus propios libros para no tener que contar con el riesgo de que sólo después de seis meses de publicación, sus obras se hayan convertido en maculatura. Quien no lograba reunir el dinero suficiente para un libro entero, se sentía conformaba con volantes o pequeñas ediciones que por lo general pasaban por muchas manos. Debido a su escasez, cada idea por separado era valiosa. Como el desempleo había llegado casi a un 100 por ciento, el Estado le apostó a los programas de educación regionales organizados la ciudadanía, así como a la cosmética natural y al deporte. En fin, algo que ayudara a evitar el aislamiento. Esto hacía recordar a algunos a los años 30 en Alemania, y añoraban con volver al individualismo de finales del siglo XX. No obstante, ya este se había perdido irremediablemente. Ahora imperaba un nuevo colectivismo de la responsabilidad…

Desperté sobresaltada cuando se me sirvió un menú de tres platos. What would you like to drink, M’am? Tomato Juice, please.

Y agarré un periódico de papel, el Herald Tribune, donde aparecía un retrato del escritor japonés Haruki Murakami, quien afirmaba sobre sí mismo ser 99 por ciento autor y uno por ciento ciudadano. Si tenía una opinión política que dar, la daría sin titubear. Y él fue así una de las voces más fuertes que se pronunció en contra del uso continuado de la energía nuclear. Por lo demás, escribe el periodista, éste vive como un monje con 10.000 discos LP de los tiempos en que tenía un bar de jazz en Tokio. Un intelectual oculto. Él también se habría merecido el premio nobel.

Please fasten seatbelts. Ready for landing.

Traducción: Adriana Redondo

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EL HUMUS RESPLANCEDIENTE http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/saftig-glanzender-humus/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/saftig-glanzender-humus/#comments Wed, 01 Jun 2011 16:55:23 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3880 España vive tiempo de movilizaciones sociales, cambios y agitaciones culturales que obligan a pensar en un futuro inmediato marcado por nuevas obras culturales y un diálogo más estrecho con nuevas culturas.

Foto tomada en una de las sesiones de la Junta del 15-M Zaragoza. La considero emblemática porque los de la junta se subieron en una estructura situada al frente del ayuntamiento y colgaron este cartel.

Antonio Gamoneda, poeta fundamental para entender la evolución intelectual de España, cuya obra se une a la más selecta poesía escrita en Europa en los últimos 50 años, tiene unos versos que pueden reflejar perfectamente, si aplicamos con sutil elegancia el recurso retórico de la hipérbole, lo que experimenta actualmente la sociedad española:

Va a hacer diecinueve años/ que trabajo para un amo /Hace diecinueve años que me da la comida/ y todavía no he visto su rostro. /(…) / Va a hacer diecinueve años/ que salgo de mi casa y hace frío/y luego entro en la suya y me pone una luz/ amarilla encima de la cabeza.

Los versos pertenecen al poema “Blues del amo” y como se puede entender sin problema alguno, el “amo” es una economía que tiene al país con 5 millones de desempleados (de los cuales el 40% son jóvenes que han terminado su primera carrera universitaria), con un sistema bancario colapsado al cual el Estado español tuvo que destinar el 4% del PIB en 2010 para “ir al rescate” de las entidades económicas y finalmente con un descontento generalizado hacia la energía nuclear (en Marzo pasado se pidió en una gran manifestación el cierre de 6 de las 10 centrales nucleares que actualmente funcionan en el país).

El desastre de Fukushima en Japón puso en alerta a movimientos sociales de todo el mundo. En el caso español, las protestas hacia el nefasto uso de la energía nuclear como fuente energética no fueron tan masivas como lo fueron en Alemania o en otros países europeos, pero serán en parte el inicio de una serie de manifestaciones populares y callejeras que terminarán cuestionando todo el actuar político del país. El domingo 22 de Mayo, se han celebrado elecciones municipales y de alcaldía. Con una abstención del 33% de personas en edad para votar, se ha impuesto el Partido Popular, (PP) en 14 de las 17 provincias que constituyen la geografía política española. Esta victoria rotunda de la derecha representa solo el 22% del electorado: casi 8 millones de personas. España tiene 46 millones de habitantes,  la cifra de electorado que dio la victoria al PP sumada a la cifra de desempleados no supere al número de personas que se abstuvieron de votar este domingo me conduce nuevamente a pensar en los versos de Gamoneda. Algo ha pasado esta vez. Esa abstención decidió manifestarse políticamente de otra forma: se tomó las plazas públicas de la mayoría de las ciudades españolas para “acampar” y decir de una forma rotunda que hay que acabar con el bipartidismo tradicional que rige la vida política del país y cambiar drásticamente el manejo de la economía que ha recordado a muchos las penurias más rotundas que se vivieron bajo el franquismo. El 15-M es el nombre de las acciones convocadas por diversos movimientos sociales, vitaminados desde las redes sociales, que el domingo 15 de mayo decidió hacer uso de sus libertades civiles para sacudir al sistema. Ese día, miles de jóvenes españoles arman sus tiendas de campaña en los alrededores de la Estación del metro Sol, en el corazón de Madrid, repitiéndose este hecho en las ciudades más importantes de España.

El movimiento que lidera las protestas es Democracia Real Ya, el cual tiene 3 meses de vida y surge en redes sociales como Facebook. Se consideran apartidistas, pacíficos y ecológicos y están totalmente disconformes con el sistema político y económico español. Se financian gracias a la autogestión y donaciones, pretenden que el movimiento no sea algo que se extinga rápidamente, como ocurrió con los movimientos universitarios que estaban en contra del Plan Bolonia de estudios, quienes se encerraron en las Universidades de España a finales de 2008 y principios de 2009. Desean un cambio drástico y para este verano planean asambleas masivas y mantienen una muy visitada página web: El primer síntoma que observo en estos cambios es la derrota radical de la izquierda, ya que esta se alimentaba en gran parte de un electorado que ahora pertenece a Democracia Real Ya y otros movimientos sociales. Esta primera víctima ha sido el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ya que ha sufrido una rotunda derrota histórica (solo gobernará una provincia en todo el país: Asturias) y ha obligado al actual presidente y miembro de esta coalición José Luis Rodríguez Zapatero ha reconocer la difícil situación de “Jaque Mate” que vive la centro-izquierda penínsular.

Hay un debate sociológico al respecto, en el cuál los intelectuales no se ponen de acuerdo si estamos frente a un “Mayo 68 a la española” o es sólo un descontento fugaz. El consenso solo se da cuando se expone lo singular y extraordinario que es el hecho, que, como residente extranjero, nunca había visto en los largos años que llevo viviendo en este país tan contradictorio y tan fascinante a la vez. La idiosincrasia española, dada con sensualidad al fervor de la vida mediterránea y la fiesta, no suele protagonizar descontentos civiles ni protestar demasiado, a diferencia de los países latinoamericanos, con larga tradición en manifestaciones organizadas y en algunos casos dramáticos, con amplia experiencia en enfrentar con violencia a las fuerzas policiales. Conformismo que, para muchos proviene de años de bonanza económica durante los años noventa, que forjó una fuerte clase media muy preparada académicamente, ha minado en parte la actitud contestataria.

Georges Bataille se interrogaba de una forma magistral en su recolección de ensayos “La Literatura y el Mal” que si los tiempos revolucionarios habrían de dar esplendor a las artes y las letras. Los periódicos forman un rostro en el destino del hombre y parecen reflejar sus intereses o la pugna de estos con los intereses de los grupos económicos que están detrás de estos medios de comunicación. Los movimientos sociales y la prensa estarán siempre en conflicto; lo que afectará a la creación artística en última instancia. En el libro, Bataille señala que La Revolución Francesa no tuvo una inmediata camada de escritores destacada. Ve en el marqués de Sade el gran autor de la revolución pese a que este no comparte en absoluto los valores jacobinos de la flamante nación francesa. Le interesa subrayar el carácter rebelde de la literatura de tal forma, que las nociones de bien y mal queden tan confusas, mezcladas en incluso híbridas que parezca difícil establecer categorías de moralidad e inmoralidad. Como sucedió en esa época y como podemos ver, en otro sentido, pero ver sin problemas en la actualidad,  el conflicto del bien y el mal se resume en el conflicto del poder, de la forma de transferencia de energía de la que habló Michel Foucault más adelante. El poder está en todas partes y fluctúa, pasa de la información de la prensa, las páginas Web, Facebook, los poemas y crónicas que se escriben sobre la agitación social traspasan algo de apetito de poder o simplemente las ganas de combatirlo, estas ganas se canalizan en movilizaciones y estas pretender enfrentar al gran poder regentado en las instituciones.  Bataille habla de experiencias límites de creación al amparo de los cambios sociales, sobre todo cuando habla de Sade, Blake, Baudelaire o Kafka, otros escritores a los cuales el polifacético autor francés dedica ensayos. El humus que se genera de estas experiencias límite es humus de cambio social y de radicalización estética. Lo que sucede ahora en España, en mi opinión, se nutre  o se nutrirá de esto.

En tiempos de crisis, también nos preguntamos por las identidades. Pienso en escritores e intelectuales tan distintos en aporte pero todos unidos por la vanguardia cosmopolita y el ímpetu subversivo e interrogador. Pienso en autores tan sugerentes como Paul Celan, Edward Said, David Foster Wallace o Roberto Bolaño. Con obras tan diversas entre si y roles tan demarcados en el imaginario colectivo occidental, consiguieron que muchos de nosotros pensemos que la identidad es un perpetuo tránsito entre la memoria, los sueños, las lecturas y la realidad cercana. Me gustaría ver en estas protestas el humus resplandeciente para que broten personalidades como estas, capaces de cuestionar la realidad e insistir en la idea de lo nuevo, las velocidades estéticas que pueden regir nuestras vidas y hacernos ciudadanos impecables.

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http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/saftig-glanzender-humus/feed/ 1
Experimento de escritura colectiva rápida http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/experiment-im-kollaborativen-schnellschreiben/ Tue, 26 Apr 2011 17:05:10 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3605 Estamos sentadas, cada una en un extremo de la conección de internet. Esta vez ni si quiera estamos en la misma ciudad e intentamos, a partir de lo aprendido y de lo vivido el año pasado, llevar adelante una conversación online, que nos permita mirar el nuevo anio de Los Superdemokraticos que empieza. Este es el resultado de nuetro Chat:

El año pasado dijimos a menudo: „Alá esta con nosotros!”. Aprendimos que las ideas no tienen límites, aunque nosotras sí nos tropecemos frecuentemente con nuestros propios límites. Les agradecemos a todos los que depositaron su confianza en nosotros, sin su apoyo la Bundeszentrale für politische Bildung (Agencia Federal para la Formación Política) no nos hubiera dado un año más su apoyo.
En el 2010 sacamos un libro a partir de los más de 200 ensayos cortos de este blog en el que escribieron autores y autoras muy diversos. Ahora ya lo sabemos: las ideas crecen con el creer, creer es como un fertilizante. Y blogear es como orar, solo que en vez de acostarse uno se sienta. Los Blogs se dirigen a una persona imaginaria, por un motivo en concreto. En ellos se quiere dejar salir algo, desahogarse con alguien. Si hay algo que desearíamos sería trabajar como en una gran cocina, mano a mano preparando algo delicioso, y compartirlo con otros. Probarlo juntos. ¡Por la hospitalidad digital!

Pertenecemos a una generación que quizás no piensa distinto, pero que definitivamente se comunica de otra manera que las generaciones anteriores, sobretodo más directa, porque en la red la amabilidad es superflua y uno encuentra a las personas que uno busca cuando habla sinceramente. Con un registro de conversación. Uno habla con „amigos anónimos“, ofrece conversaciones. Y estas son incluso grabadas.

Ese es el principio del muro en Facebook, el llamado wall. También el de los mails que quedan guardados. Uno se puede remitir a lo que se dijo. Redes sociales, chats, blogs, emails de ida y vuelta tienen algo en común y es que contienen pensamientos escritos rápidamente. Que pueden convertirnos en testigos, como ante un diario abierto. Lo que la gente publica y comenta, nos habla sobre quienes son. No obstante solo podemos leer ciertas cosas, sobretodo lo que salta a la vista, como su opinión frente a algo o sus intereses, los periódicos que lee, el gusto en la música, los grupos de amigos. ¿Qué hacemos con los puntos ciegos?

Desde mayo del 2011 en el blog queremos seguir descubriendo lo cegado, la terra ignota entre tú y yo. En los meses que vienen seguimos avanzando con ustedes para ser pioneros de la nanotecnología. Sobre el tema que cambia cada mes LSD publica textos, caricaturas de Chicks on Comics, cuadros de artistas amigos, videos, música. Nosotros estaremos al tanto de lo que mueve a nuestro grupo en Facebook.

Si tu también perteneces a esta sociedad del ipod, iphone, ipad, I/ich/yo, la cual puede ser parte de una comunidad, solo si puede ser absolutamente YO, entonces libérate y vuélvete parte de la YOU-topía. Aquí desparecen los yos detrás de sus ideas. Esto funciona asociativamente porque lo privado y lo público se mezclan permanentemente: “Yo puedo hablar sobre Libia y luego subir una canción que exprese mi pena de amor o mi felicidad porque algo bueno me acabó de pasar.” Tus partes públicas se activan allí, donde se quieran activar.

¡Se parte de nuestra experiencia grupal! La colaboración es hoy un prerrequisito para realmente poder exponer una opinión propia. Eso lo que anima, no estas solo/a. Pero acuérdate que dejas una huella en la red, pues vivimos como protestantes rigurosos, sin cortinas.

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¿Comunicación?, no gracias http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/kommunikation-nein-danke/ Mon, 20 Sep 2010 06:10:36 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2001

Ch'utas. Foto: http://reyquienlapaz.blogspot.com/2010/02/los-chutas-de-la-paz.html

Cosa extraña la modernidad. Me comunico más con mi gran amigo y colega de trabajo por Facebook que a través de mi natural e innata capacidad del habla. Mis dedos, así, están suplantando a mis torpes labios y mi lengua es cada vez menos imprescindible para comunicarme en esta era digital. Mantengo, cada vez más, a la palabra condenada a la penumbra. Y esto no deja de ser una paradoja para un comunicador social, peor aún si se tiene en cuenta que el escritorio de mi amigazo está a menos de un metro de distancia del mío.

¿Ya les dije que mi compañero de trabajo se llama Juan? Es un amante de los ch’utas (ritmo folklórico rural-urbano, cuyo origen es La Paz, y que se baila en las calles paceñas en Carnaval). A través de las redes sociales, Juan ha logrado captar adeptos para este ritmo en lugares tan distantes como la república Checa. Los gringuitos le piden constantemente que cuelgue en su página web videos de entradas de carnaval donde se puede ver bailar a comparsas de ch’utas como la Juventud Súper Elegantes y sus Lindas Mamitas y a los Papitos Choleros (mujeriegos) y sus Lindas Bellezas Tipo Holandesas. En fin, dice que los checos le han prometido llegar a Bolivia el 2011 para bailar ch’utas en la entrada de Carnaval. Vaya uno a saber cómo llamarán ellos a su comparsa.

Jorge me está convenciendo de que me una a uno de sus grupos en internet de salvaguarda del Santuario Ballenero Austral, donde constantemente se realiza la matanza de ballenas. “¿Y dónde está eso?”, le pregunto. “Ni idea”, me responde. Jorge no tiene ni la más mínima idea de dónde queda ese santuario. Ni siquiera conoce el mar, pero igual da. Anda mandando mensajes al mundo como “¡Dejen vivir a las ballenitas!” “¡Viva el Santuario Ballenero Austral!”.

Esas son las ventajas de ser parte de la globalidad contemporánea. Las expresiones culturales de una sociedad, sus debilidades y sus conocimientos, sus preocupaciones y sus alegrías dejan de ser sólo de su propiedad y llegan a ser apropiadas por otras. Las fronteras son cada vez más obsoletas en esta era.

Mensajes masivos, estandarizados son recibidos en el mismo momento por personas diferentes, en distintos lugares del mundo. Pero cuanto más comunicados tecnológicamente estamos, menos nos comunicamos en realidad. Es una paradoja, por ejemplo, que los escritores a los que entrevisto para el periódico prefieran que les pase las preguntas por e mail a que nos reunamos en un café para conversar. Y entonces las notas, al final, salen sin sabor. No es que estén mal, pero se nota en ellas la falta del contacto humano.

Una de las dictaduras globales es internet. Si no eres parte de Facebook no eres parte de esta aldea global. Y aquel que no está conectado a alguna red social, ni tiene un e-mail es un paria, un nadie sin identidad en esta cibercivilización. Cuanto más artefactos electrónicos nutran nuestros bolsillos, mejor. No importa que no nos sean de mayor utilidad. ¿Y los celulares? ¿Alguna vez se has puesto a pensar cuántas mentes brillantes habrán trabajado para que tengamos ese bichito con pantalla a nuestro lado? ¿Y para que lo usamos? Gran parte del tiempo, a mandar mensajes de texto. O simplemente para emitir frases que no llegan a lograr un párrafo decente: “Dónde estás”. “Ya estoy llegando”. “Espérame, espérame”. Le daremos un mejor uso, ¿no crees?

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