Chile – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 No creo en despedidas http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ich-glaube-nicht-an-abschiede/ Mon, 18 Oct 2010 01:00:30 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2981 Neue Sozialistische Kunst

(c) RH

No creo en despedidas. Ya he pensado en el siguiente blog, en poner en marcha un propio blog, ¿por qué no? Quizá acceda a otros planos, productivamenten, difusionalmente, social, económica, sexualmente. Muchos de las colegas a las que sigo (Nikola, Rery) y los colegas (Herndorf, Winkler, Melle, Glaser, Ambros Waibel) alimentan más o menos consecuentemente sus propios blogs. Como escenario para ensayos e instrumento de marketing, como cata de texto pública, que más tarde será publicada de otra manera (es decir a la manera antigua, en papel). Además pronto será el futuro.

No creo en las despedidas.

Me he sentido a gusto aquí.

La luz era clara, también era claro el nervio en el hombro descendiendo hasta la mano. El nervio enerva. Clara la belleza de las muchachas más lindas, aunque iluminara en cualquier dirección menos hacia mi. Ayer vi una película.

Antes de que pudiera quejarme, de que ella me había dejado por cuarta vez, estábamos en una iglesia arreglada, sobre el parqué de madera clara. Sin cruz, sin bancos, sin altar, nada. Entonces llegó la música y bailamos.

Todos nos abrazamos. Mario puso una canción para bailar. Todos llevábamos gafas de sol. Tengo el derecho de hacerte saltar. El presidente anorexico nos abrazó, los sindicatos nos hablaron, las mujeres no querían nada y nosotros todavía tampoco, pero las invitaciones se sucedían desde todas partes del mundo.

Gracias a nosotros algún día los partidos de fútbol serán eliminados.

Tengamos fe en que hacemos lo correcto. Creamos que somos capaces de transmitir al mundo los deseos de nuestra clase. Creamos que un nuevo inicio será hecho.

Los nombres de los sobrevivientes

videos desde las profundidades, mensajes de sobrevivencia,

el se casará dentro de poco en un túnel intacto,

si es que ha ido a hacer joggen (taparse los oídos y correr lejos),

Foto: R. Hamann

El escríbia poemas a lo largo de días y se los enviaba a su mujer embarazada (quiero leerlos),

llevaba un diario de los sucesos desde el desastre (también),

él es fan de fútbol.

Su mujer ha anunciado que va a recibirlo con la camiseta de su equipo.

El jefe de los implícitos trajo estabilidad al grupo.

Mineros, compañeros, tuvieron siempre la mejor reputación entre los trabajadores. La gente sobre la basura no le interesa a nadie.

Distintas unidades se adelantes y se rodean entre ellas.

No me gustan las despedidas. Las cámaras nos apuntan, tomo a mis seres queridos entre brazos y digo, ya nos vemos. Si no es aquí en otro sitio.

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Lecciones de olvido http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/lektionen-des-vergessens/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/lektionen-des-vergessens/#comments Thu, 01 Jul 2010 09:30:47 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=409

cuadro del pintor Arturo Borda

Cuando tenía 8 años en una clase historia el profesor nos habló de la Guerra del Pacífico. En casa ya me habían contado lo básico: en 1879 Bolivia había perdido su acceso al mar. El profesor tenía la cara compungida ya antes de hablar. Empezó dibujando un mapa en la pizarra, como para ir creando suspenso. Ya no recuerdo el prólogo (son brumosas ciertas zonas de la memoria infantil) pero el relato comenzaba con Chile declarándonos la guerra por las riquezas (guano y salitre) que se encontraban en un espacio (y que nos pertenecían desde siempre, enfatizaba el profesor) cuyos límites estaban en conflicto por años.

Como era carnaval, la declaración de guerra había sido tomada a la ligera para continuar la fiesta en paz. Cuando las tropas chilenas iban a ocupar la ciudad de Calama, un boliviano habitante de la zona del conflicto, comandando un ejército improvisado y en desventaja frente al del enemigo, les salió al frente. El héroe, de abundante bigote, se llamaba Eduardo Abaroa. Abaroa y su gente brindó una fiera resistencia pese a la desventaja, decía el profesor. Pero cuando ya quedaba solo él (los demás estaban muertos o habían sido tomados prisioneros) Abaroa continuó disparando hasta ser cercado por los soldados chilenos que, admirados por su osada perseverancia, le apuntaban exigiéndole su rendición. Ante el imperativo “ríndase” del comandante chileno Abaroa habría contestado “¿Rendirme yo?, ¡que se rinda su abuela, carajo!”. Luego de una defensa boliviana pusilánime la guerra se había desarrollado y, con celeridad y ya sin héroes decididos a inmolarse, sucedió la derrota boliviana. Y desde entonces no teníamos salida al mar y por eso éramos pobres. Todo esto decía aquel casi olvidado profesor de historia, que ya nos había transferido su tristeza, repitiendo seguro lo que había aprendido como alumno.

Años después (también en aulas, pero esta vez elegidas por propia voluntad) aprendería que todo era más complicado. Que no sólo había sido una guerra más (en la que luego también participó Perú) que una guerra entre dos países la Guerra del Pacífico habría sido una “querella por el excedente” impulsada por intereses exclusivamente comerciales, otra batalla sangrienta declarada por el desalmado espíritu del capitalismo. Que la clase dominante, que por generaciones había heredado el estado (y que lo seguiría ocupando luego por casi más de cien años), poseía un sentido patrimonial del aún amorfo país y que despreciaba lugares lejanos de su centro de operaciones, construido sobre la base del hecho de discriminar e ignorar a los indígenas, había dejado abandonado aquel territorio y no dimensionaban las consecuencias de su amputación. Que con la pérdida de la costa se había roto una exitosa lógica de ocupación espacial previa a la Conquista, el control transversal de varios pisos ecológicos, y que eso era tan grave como no poder comerciar con el mundo o entrar con mucho retraso a la modernidad. Que el resentimiento hacía Chile era otra ficción del Nacionalismo Revolucionario de 1952. Que la Guerra del Pacífico era el mito de origen de la desgracia nacional, el inicio de nuestra tradición como fracasados, el estigma de la desdicha. Que toda Historia es manipulación del pasado con fines políticos, para bien o para mal. Que mirarnos tanto tiempo para adentro nos había vuelto tristes y solipsistas. Que a veces conocer la historia no nos libra de cometer los errores del pasado sino que además nos impide la liberación en el presente.

Pero el tiempo es también buen maestro. Ahora sabemos que no se debe recurrir exclusivamente a la reconstrucción del pasado para construir la conciencia nacional o sentirnos menos, pero tampoco para construir utopías. Por lo tanto no hay que dejar de construir barcos.

No sólo una polémica

La enseñanza de historia en las escuelas forma la conciencia

Este es el mejor momento para estar. Mirando, actuando

Este espacio no puede ser posible sin otro espacio

No quiero más utopías con base en el pasado

Construir barcos

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