Castro – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 A Cuba that won’t fit into History books http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/a-cuba-that-won%e2%80%99t-fit-into-history-books/ Mon, 09 Aug 2010 08:04:23 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=690

A different image of Havana. Photo: Lizabel Mónica

When the Word “Cuba” arises, it’s easy to think in USA’s economic embargo against the island, in the Cochinos’ Bay or Playa Girón battles (“first defeat of imperialism in America”, states offical propaganda), in the Castro brothers and in organopónicos. For some, Cuba still represents that left-wing icon where loads of tourists, impelled by an excessive enthusiasm, experiment an exciting approach to what’s somehow announced in Che Guevara’s T-shirts. Some others keep however a conviction: it’s a red and populist nightmare urgently needing capital injection. Truth is: for me (born when the Cold War started getting progressively warmer, raised up as a teenager in between disappointment and dispair –those seem to be the two new big rules of civic coexistence, in substitution of the common superior point of view of proletarian utopia-, and finally an adult just in the 21st Century), there’s no sense at all in my parents’ enthusiastic beliefs or in the epic and watered-down vision of a story quickly loosing credibility.

To state that national history promoted from a state, is not absolutely true is like agreeing on that we human beings have changed the planet’s ecosystem: both are irrefutable truths, and as such they have to be kept half hidden, half visible. Anyway, it’s not something about certainties, but about which policies are being applied. The disapproving look from state’s guards taught me mainly how to negotiate with my own opinion about facts. Here an excerpt. Cuba was the last colony that reached independence (end 19th Century), arriving just on time to be a neo-colony of the United States of America. After Gerardo Machado (who resigned from his post as President in 1933 due to demonstrations), all legal bonds to USA were revoked, and the nation just went through other governments until Fulgencio Batista’s dictatorship came with blood. He was defeated by a guerrilla war operated from Sierra Maestra and by Fidel Castro. The victory of the Cuban Revolution from 1959 was, until then, a national coalition of different opponent groups and a movement supported from the middle class; but it was progressively fragmented, depurated and finally turned into a monolithic whole, which took its political final path on April 16th 1961, when Fidel Castro declared “the socialist nature of the Revolution”, a few minutes after bombers played their prelude at Playa Girón. From there onwards, all had to be submitted to this political manifesto.

I’ve learned that History sounds different when it comes from a Spaniard, different in turn when it has a North American voice, and definitely racy when it comes from a carefree statement of a Cuban. And it develops unsuspected nuances when told from an immigrated to that parallel Cuban capital, geographically overseas: Little Havana. History will be different according to who tells it. Those who survived, who won, who have the power in their hands are the ones telling us how things happened. Now, behind the pen, there’s a Cuban woman (anybody saying that genre has nothing to do with geopolitical issues, please have a look in this Caribbean island through the Internet, they’ll find a more forceful answer than my arguments); a white Cuban woman (in this case I would recommend to add the cultural and imaginary category “race” when browsing); professionals’ daughter and myself a professional (you might have noticed that Cuban bloggers are mainly young and educated bachelors, no matter if independent or regime-supported); and not a resident in a poor, outlying area of Havana, but neither in privileged city downtown (nevertheless, living in Havana is already a downtown statement, try to add while browsing “Cuba+sex+race” the simple, and apparently innocent word “city”: almost every blog, specialized and institutional websites are generated from the capital, while upon the rest of the country lays a thick blanket of silence, that closes the road in bit-code). Of course, a complete profile story won’t be here reflected.

My first History lesson, which I remember with affection, was when a teacher told me: “relax and leave the books there, we’ll do a time warp”. I once found an odd passage in an alternative travel guide: “Cuba is a unique country with a lot of distinctive features. You don’t need just a passport, money and a tough backpack to travel here; you also require flexibility, creativity, a good mood, patience and a healthy feeling of adventure…”. Curious thing about History: it doesn’t talk just about the past, because it has the ability to transform radically our present’s experience. Do you want to know Cuba? Welcome onboard, bring your luggage, let your books at home… And if you’ve got any questions, do not hesitate to ask the Captain, but ask the boiler-man too.

Translation: Ralph del Valle

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La Cuba que no cabe en los libros de historia http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/das-kuba-das-nicht-in-die-geschichtsbucher-passt/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/das-kuba-das-nicht-in-die-geschichtsbucher-passt/#comments Thu, 24 Jun 2010 12:14:16 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=326

Para Zaida, profesora de Historia

Foto: Lizabel Mónica

Cuando aflora la palabra Cuba se piensa en el embargo económico de los Estados Unidos a la isla, en la batalla de la Bahía de Cochinos o Playa Girón -“primera derrota del imperialismo en América”, reza la propaganda oficial-, en los hermanos Castro y en los organopónicos. Para algunos Cuba representa aún ese icono de izquierdas donde muchos turistas, llevados por el entusiasmo excesivo, experimentan un excitante acercamiento a eso que las camisetas con la imagen del Che Guevara parecen anunciar. En otros sin embargo persiste la convicción de que se trata de una pesadilla roja y populista que necesita inyecciones urgentes de capital. Lo cierto es que para mí, nacida al punto de observar el progresivo entibiamiento de la Guerra Fría, crecida en una adolescencia en que desilusión y desesperación parecían ser las dos nuevas reglas de convivencia cívica -en sustitución del habitual discurso triunfalista de la utopía proletaria-, y alcanzando finalmente mi mayoría de edad en el siglo XXI, tienen muy poco sentido ya las creencias entusiastas de mis padres o la visión épica y edulcorada de una historia cada vez menos creíble.

Decir que la historia nacional que promueve un Estado no es del todo verdadera, es como convenir en que los seres humanos hemos provocado cambios en el ecosistema del planeta: ambas son verdades irrefutables, y como tales, han de permanecer medio ocultas, medio visibles. En cualquier caso no es cuestión de certezas, sino de qué políticas se aplican al respecto. La mirada severa de los cancerberos del Estado me enseñó sobre todo a negociar la versión propia de los hechos. He aquí un resumen. Cuba fue la última de las colonias españolas en independizarse, a finales del siglo XIX, llegando a tiempo para convertirse en neocolonia de los Estados Unidos. Luego de Gerardo Machado, quien hubo de abandonar la presidencia en 1933 tras una movilización popular, se anularon los lazos legales de la sujeción a Estados Unidos, y el país transitó por distintos gobiernos hasta arribar a la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista. Sobre este último triunfó la guerra de guerrilla enclavada en Sierra Maestra, al mando de Fidel Castro. La coalición de varios grupos opositores que dio lugar al triunfo de la Revolución Cubana en 1959, hasta entonces un movimiento nacional que ostentaba el apoyo de la burguesía, fue paulatinamente fragmentada, depurada y finalmente convertida en una unidad monolítica que tomó su derrotero político el 16 de abril de 1961, cuando Fidel Castro proclamó “el carácter socialista de la Revolución”, minutos después de que bombarderos ejecutaran su preludio a Playa Girón. A partir de entonces, todo hubo de plegarse a este programa de gobierno.

Yo he aprendido que la historia suena diferente dicha por un español, a su vez distinta en voz de un norteamericano y definitivamente picante, en la expresión desenfadada del cubano de a pie. Por no hablar de los matices insospechados que toma en el nativo emigrado hacia esa otra capital cubana que queda geográficamente más allá de nuestras orillas: Little Havana. La historia siempre depende de quién la cuente. Suelen ser los sobrevivientes, los vencedores, los que tienen en sus manos el poder, los que se encargan de decirnos cómo ocurrió todo. Esta vez detrás de la pluma hay una mujer cubana (quién diga que el sexo tiene poco que ver con asuntos de geopolítica que busque la isla caribeña en Internet; obtendrá una respuesta más contundente que mis argumentos), blanca (recomiendo en este caso agregar a la búsqueda la categoría cultural e imaginaria de raza), hija de profesionales y yo misma una profesional (habrá notado usted que los blogueros cubanos son en su mayoría, tanto los impulsados por el régimen como los independientes, muchachos y muchachas bien educados), y no habitante de las zonas más marginales de La Habana, pero tampoco ubicada en el centro privilegiado de la misma (aunque vivir en La Habana es ya reconocerse en el centro, pruébese a agregar a la búsqueda Cuba+sexo+raza la simple, y de apariencia inocente, palabra “ciudad”: casi todos los blogs, páginas especializadas e institucionales son generadas desde la capital, mientras que sobre el resto del país cae un rotundo y contundente manto de silencio, que nos cierra el paso en código de bits); pero no habrá una historia formalizada en estas líneas.

La primera lección de historia que recuerdo con afecto fue aquella en que una profesora me dijo: “relájate y deja los libros, haremos un viaje en el tiempo”. Cabe citar aquí un curioso pasaje que hallé en una guía alternativa: “Cuba es un país único con muchas características distintivas. Viajar aquí no sólo requiere un pasaporte, dinero y una buena y resistente mochila; requiere además flexibilidad, creatividad, buen humor, paciencia y un saludable sentido de la aventura…”. Lo curioso de la historia es que no sólo se encarga del pasado, puesto que ella es capaz de transformar drásticamente nuestra experiencia del presente. ¿Quiere usted conocer Cuba? Bienvenido a bordo, traiga su equipaje, deje en casa los libros… Y si tiene dudas, no dude en preguntar al capitán, pero pregunte también al fogonero.

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