Comenzar – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Adán y Eva en el Amazonas http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/adam-und-eva-im-amazonas/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/adam-und-eva-im-amazonas/#comments Mon, 12 Jul 2010 18:53:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=443 El Paraíso terrenal fue real y estuvo enclavado en el Nuevo Mundo. Así lo aseguró en el siglo XVII el historiador español Antonio de León Pinelo quien —basado en pasajes bíblicos— concluyó que Dios no halló mejor lugar para instalar su Edén que en la selva amazónica, compartida hoy por Bolivia, Brasil y Perú. ¿Quién pondría en duda las palabras de un historiador?

Los conquistadores pronto hallaron elementos que validaron la teoría. Encontraron en los loros, por ejemplo, la comprobación de la existencia de esos „pájaros parlantes” descritos en la obra de su compatriota. Se inició entonces una bola de nieve que creció sin frenos: los conquistadores creyeron en Pinelo, España creyó en sus conquistadores y Europa creyó en sus españoles. Y al final, durante todo el siglo XVII, el Edén se instaló en tierras sudamericanas.

¿Se imaginan a los morenos Adán y Eva devorando taitetús (cerdo de monte) con plátano verde y bañándose en los serpenteantes ríos amazónicos? O ¿intercambiando los frutos del árbol prohibido (ése, del bien y del mal) por hojitas de coca con los comerciantes andinos? ¿Quizás a Caín huyendo hacia Norteamérica tras asesinar a Abel?

Me seduce la idea, pero de seguro mi madre se suicidaría de corroborarse la idea de que sus antecesores fueron unos morenitos selváticos y no así esos rubios y exuberantes blancoides con cuerpos perfectos y estampa europea que están pintados en la Biblia de su cómoda. (Así es que mejor: shhhhhh).

Cosa rara los giros que da la historia, ¿no creen? En muchos casos nace de una voz, se transforma en un imaginario colectivo y termina convirtiéndose en una verdad histórica. Algunas mutan y desaparecen como en el caso del Edén sudamericano que terminó siendo vencida por la teoría científica que apunta a Africa como la cuna de la humanidad.

Pasa todos los días y con las cosas muy cotidianas: Que el sexo en una tina con agua caliente garantiza el no embarazo. Que hay más suicidios en invierno. Que a los masturbadores les sale un pelo en la palma. Que las tetas de Salma Hayek son falsas… En fin, si de temas se trata, hay de todos los gustos y colores. Depende de cada uno querer creerlas o desecharlas; pero también el crearlas.

¿Qué tal si nos proponemos dar vida a un imaginario desde Los Superdemokraticos? Difundirla por la web hasta hacerla una verdad inamovible. Propongo el de asegurar que las fronteras son dañinas a la salud planetaria. Y tú, ¿qué propones?

MORENADA MIX 2010

]]>
http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/adam-und-eva-im-amazonas/feed/ 2
Sobrevivir el día http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/den-tag-uberleben/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/den-tag-uberleben/#comments Sun, 20 Jun 2010 18:35:13 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=233 La vecina de mi abuela juró hasta la muerte que dos de sus hijos eran del mismo padre, aunque había evidencias circunstanciales y físicas que indicaban lo contrario. Uno era moreno y de ojos rasgados, silencioso, tranquilo, igualito al vecino. El otro era rubio y revoltoso, dispuesto a pelearse con cualquiera para defender la mitología familiar a puño cerrado.

Ser inmigrante es tener dos historias. Y teniendo más de una, se conoce que cada historia se compone de más o menos los mismos ingredientes: hechos comprobados, aspiraciones grandiosas, vergüenzas pueblerinas y orgullos mal encaminados. Y ante la duda, no falta un puño cerrado para mantenerlo todo vigente. La historia es la mitología que la gente necesita para sobrevivir hasta el final del día.

Vine a los Estados Unidos sintiéndome agredida por los antecedentes. Creciendo en una familia centroamericana de izquierda, con amigos de izquierda y libros de izquierda, nuestra visión de los Estados Unidos siempre fue una: la política. Nuestra historia conjunta es la de la explotación de los recursos y el apoyo a los regímenes violentos, el aplastamiento de los movimientos populares y el sostén de las dictaduras. El turismo depredador, la basura cultural, la atolondrada guerra contra las drogas. Vine preparada para el racismo, el egoísmo y el consumo, porque esa era la mitología que necesitaba para poder venir. Estaba menos preparada para la solidaridad, el respeto, la profunda alegría, las luchas de los invisibles. En fin, para las sorpresas de la historia.

En mis primeros meses de inmigrante, sin poder trabajar legalmente, me dediqué a andar por la ciudad y para establecer alguna prueba de residencia, lo primero que hice fue sacar un carné de la biblioteca pública. En mi país de origen las bibliotecas públicas son un agradable recuerdo del pasado, como los telégrafos. Sabemos que fueron importantes, útiles y posiblemente queden algunas en funcionamiento, pero la falta de uso (eso, y que carecen de todo presupuesto) básicamente las han borrado del imaginario colectivo. En esta biblioteca enorme, rodeada de personas sin hogar que merodean por los pasillos, me puse a leer.

La ciudad fue mi introducción sesgada a los Estados Unidos. Leí sobre la fundación de los jesuitas, sobre la fiebre del oro, sobre los marineros que se emborrachaban en un bar y despertaban en un barco camino a Shanghai. Leí a los poetas beat y hablé con hippies que protestaron en Berkeley en los 60s, los que marcharon por los derechos de los homosexuales junto a Harvey Milk. Recorrí los anónimos parques industriales donde vive la Internet. “San Francisco no es los Estados Unidos”, me advirtieron todos. Es verdad.

Ya trabajando con un grupo local me tocó viajar al centro de California, una extensa región agrícola donde el aire huele a alcachofas, a fresas y a espinacas. Conocí a dos de las numerosas familias de campesinos Hmong que inmigraron a principios de los ochenta. Conocí a una mujer salvadoreña recién llegada, que cosechaba cebollas bajo un sol alucinante. Vi los mapas de cuando todo esto era México y los inmigrantes eran los demás. Conocí Los Ángeles, una ciudad apocalíptica que, gracias a las maravillas del cine, se inventó un espacio-tiempo propio y esclusivo: una fábrica de historia.

Luego vino Nueva Inglaterra, donde está la historia que sale más en los libros norteamericanos, de señores con pelucas blancas. Aquí es donde fue a parar el Mayflower, que debió ser el navío más grande del mundo tomando en cuenta la cantidad de americanos que aseguran descender directamente de uno de los pasajeros. Descubrí que muchos estadounidenses aman la genealogía y se obsesionan por saber su origen, como mitología de apoyo. Los latinoamericanos generalmente nos encogemos de hombros y preferimos no alborotar a los monstruos del pasado.

Conocí Nueva York y Washington DC, donde las noticias dicen que está pasando la historia. No vi que pasara nada. No vi más que un montón de gente: gente pobre, gente de mucho dinero, gente con intereses pequeños, con responsabilidades enormes. Gente persiguiendo lo que cree que es la felicidad. Gente que extraña su hogar verdadero. Gente que nunca quiso venir, que se equivocó, o que no se podría ir jamás. Millones de historias individuales que de alguna forma, en los silencios entre una y la otra, van dibujando el curso de la historia colectiva.

Y una vez, en un otoño húmedo de pantano, conocí Nueva Orleans. Vi las cercas, los muros, los postes donde quedó marcada como una línea la altura del desastre de Katrina. Vi a un hombre tocando jazz y llorando, directo en el saxofón. Recordé a Harriet Jacobs, una esclava escondida por siete años en un ático estrecho, viendo a sus niños crecer esclavos por un agujerito en la madera. Por la ventana del tranvía me imaginé los uniformes de la esclavitud, las casas de la esclavitud, los dolores de la esclavitud que aún no se apagan y las extensas mitologías que hubo que inventarse para sostener la injusticia y la miseria por tantos siglos.

La próxima semana empezaré un viaje por algunos estados del centro de los Estados Unidos que parecen todos iguales en el mapa. Si las cosas salen bien atravesaremos Nevada, Utah, Wyoming, Nebraska, Iowa, Illinois y Michigan. No tengo idea de qué significa eso, supongo que tendré que encontrar alguna biblioteca. Tengo algunas referencias vagas, sé que veré un desierto, muchas planicies, un par de ciudades, muchos campos de maíz industrial. Sé que veré Detroit, la ciudad automotriz en decadencia que ha sido tomada por artistas y activistas, a falta de trabajadores. Voy detrás de la historia de un país que ya no existe.

La pobreza, la esclavitud, la exterminación de los pueblos indígenas, la opresión de las mujeres dejaron un país lleno de heridas, que no se termina de encontrar en su enorme territorio. Cuando yo llegué vine a un Estados Unidos destrozado por sus propias guerras, que terminó de cabeza en sus trampas económicas, donde millones y millones de vencidos han sido eliminados de los libros. Donde las personas sin hogar merodean los pasillos de la biblioteca pública. Un país escaso de esperanzas que a la vez insiste en un optimismo irritante y testarudo.

Poco a poco me voy haciendo mi propia mitología de este territorio que ahora es mi casa. Una combinación de lo que pensaba antes y lo que sé ahora. Aunque a veces pierdo la paciencia y no entiendo nada, me sentiría huérfana viviendo sin el abrazo de la historia, la mía propia, la que está en los libros, la que me cuenta la gente, la que voy fotografiando por la ventana del auto un domingo de carretera. Al final la historia soy yo, viviendo aquí con otros, empujando el mundo para donde va.

]]>
http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/den-tag-uberleben/feed/ 4
¡Abrochen sus cinturones! http://superdemokraticos.com/es/editorial/die-sicherheitsgurte-anlegen-bitte/ Sun, 20 Jun 2010 13:17:56 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=321

Para mi es muy extraño estar aquí, en mi cocina, escribiendo esta nota: Nuestra primera “Editorial de la semana”. Llevamos más de un año esperando por este momento. Estar online con nuestra selección de autores. Lo que podríamos llamar: nuestro catálogo.

Escritores provenientes de varios países, contándonos su realidad.

En estos días nos hemos ocupado de presentarlos y nosotras también nos hemos convertido en sus lectoras. A la mayoría de las personas que nos acompañan, tampoco las conocemos. Nosotras sólo escogimos los mejores principios de unas biografías que hoy pueblan 12 países y tres continentes. Sabemos que todos escribimos y que la profesionalidad de nuestro equipo es innegable.

En común, de momento, muchos de nuestros escritores tienen el hecho de ser nómadas. Por sus textos sabemos que han ido cambiando de vida, de escenario, con frecuencia en los últimos años. Que para muchos “el viaje” ha sido una experiencia determinante. Sobre todo las chicas, cuatro de nuestras autoras agregan la experiencia intima de la migración a sus retratos de vida. Además juega un papel el hecho de que, a la mayoría de los poetas a los que leeremos, les habría gustado mucho ser estrellas de rock o músicos, interpretar un instrumento sobre el escenario. Otros han descubierto la maternidad o la paternidad como una razón básica del ser, de su ser sujetos creativos.

Las razones y los móviles de la escritura en cambio, son muy distintos. Van desde la naturalidad de la palabra a una edad inversomil, desde el juego, hasta una necesidad de la palabra y una búsqueda intelectual que la sustente. Las coincidencias y dudas intelectuales a su vez son equivalentes. De momento podríamos afirmar que, son los filósofos franceses de la segunda mitad del siglo XX y los escritores americanos, las principales fuentes de referencia, de la generación a la que queremos retratar, a ambos lados del Atlántico.

Por lo demás a muchos de nosotros, me incluyo en este punto, el Back -End del blog en el que trabajamos, nos parece el tablero de mandos de una nave espacial. Los programadores han apodado al proyecto como “LSD”, con razón. Sólo me queda darles una vez más la bienvenida a este “Trip”. Por favor: ¡Abrochen sus cinturones!

]]>
Apuntes para una teoría http://superdemokraticos.com/es/poetologie/espanol-apuntes-para-una-teoria/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/espanol-apuntes-para-una-teoria/#comments Fri, 18 Jun 2010 17:09:40 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=227 UNO Maestro de la gota, cacique del Blackberry, dj de la pipí de pony y ciudadano del colchón queen size: Carlos Velázquez (San Pedro Amaro de la Purificación, Coahuila, 1978) se pregunta: ¿es lo mismo Removiendo atole que Demoliendo hoteles? Mientras tanto, divide su tiempo en a) Despachador de pollo frito, su cuarto libro de cuentos, la saga terrible y hermosa de un grupo de empleados de mostrador; b) La corrupción de las galeras de La marrana negra de la literatura rosa, su nuevo libro, bajo la tutela porno de los charolastras de Sexto Piso; c) La escritura de El moquero del bardo, su primera novela, una biografía apócrifa de Sthepen Dedalus (aunque como Julián Herbert dijo: pareciera más el biopic de Buck Mulligan); d) La redacción encarnizada de Las muñecas pagan mal, una novela sobre el béisbol, un Billy the kid de barrio y el amor por Muñeca, una Molly Bloom repausterizada; y e) La edificación de Los nietos del Viejo Paulino, la obra que le dará carpetazo definitivo a la narconovela.

DOS Alumno favorito de James Joyce, es autor de La Biblia Vaquera, el lado b de Dublineses. Es también el responsable del concepto Condición posnorteña. Siguiendo las directrices críticas de Lyotard, ha concluido que después de la muerte de la posmodernidad sólo es posible la posnorteñidad (adjudíquese este término como global, pues no se trata de un regionalismo, es evidente que el mundo se ha norteamericanizado) en cápsulas, bolsitas o papeles. Teórico del lonche de tapir en pan francés transgénico, sufre del síndrome del rellenito multiforme: poeta de la clamidia un día, poeta de la cistitis otro. Pertenece a la Generación del Fifí, conformada por mamíferos coahuilenses cuya taxonomía responde a las altas temperaturas que se padecen en el norte de México.

TRES Su estilo se define absolutamente en la estética denominada Guarrito glamur coahuilense, corriente codificada por uno de los conspiradores más agudos del norte: Julián Herbert. Además, por el mismo precio dubita seriamente sobre el papel histórico de la tortilla de harina en las comunidades norteñas del país. En su tiempo libre ejerce como colaborador espontáneo de las huestes del Coronel Spangler (Jairo Calixto Albarrán) en Milenio Diario. A este último debe su raiting como nuevo adalid del gonzoperiodismo. Y por si lo anterior resultara leve, discute todos los días con su mujer si debe o no comprar el juego de mesitas para comer frente al televisor.

CUATRO Es habilidoso. Tiene la lengua más violenta de la frontera.

]]>
http://superdemokraticos.com/es/poetologie/espanol-apuntes-para-una-teoria/feed/ 2
Soy experimental y multiuso por necesidad http://superdemokraticos.com/es/poetologie/ich-bin-experimentell-und-aus-der-not-heraus-vielseitig-verwendbar/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/ich-bin-experimentell-und-aus-der-not-heraus-vielseitig-verwendbar/#comments Thu, 17 Jun 2010 13:27:15 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=262

No importa cuántas vueltas de en mi asiento, cuántas uñas me muerda ni cuántos insultos lance al cielo…; al final, nada de nada. Han pasado más de cinco horas desde que me pidieron que escriba una biografía narrada sobre mi vida y la pantalla de la computadora continua restregándome al rostro su vacío, su desafiante pureza. Y yo que me muero de ganas por romper con esa virginidad blanquecina que humilla; pero nada. “¿Tan aburrida es tu existencia? ¿Es que en estos 35 años de tu vida no hiciste nada relevante que merezca ser compartido?”, me cuestiono.

Me levanto del escritorio, voy a la cocina, enciendo la radio, me robo un pedazo de carne de la olla donde se cuece la sopa del día (por si acaso odio los caldos, en caso de que algún día decidan invitarme a almorzar a su casa, cosa que de seguro no aceptaré ya que padezco de fobia social). Ahora salgo de la cocina, vuelvo al escritorio, me siento. Y mientras mastico y mastico el hirviente pedazo de vaca altiplánica, observo una vez más la lechosa página Word, aún impoluta. Sin quererlo, me concentro en las voces que provienen de la radio. Es mediodía, hora de las noticias. “Que Evo por aquí” “Que Evo por allá” “Que Evo por acullá”. Y de repente empiezo a escribir:

Mi nombre es Javier Badani, soy boliviano y estoy de moda. Lo estoy porque mi país así lo está. Los procesos sociales y políticos impulsados desde el 2005 por el presidente Evo Morales han puesto a Bolivia —ya para bien, ya para mal— en el centro del análisis y de la atención del continente y de más allá.

¿Y qué puedo hacer yo, más que aprovecharme de esta inusitada situación —que se inició con la humilde chompita a rayas que el recién electo Jefe de Estado boliviano lució en los pomposos palacios europeos— e intentar que mi voz ciudadana sea escuchada a través de internet?

Ya está, he vencido. Acabo de profanar la inmaculada página. Me siento satisfecho con mi insolencia. Pequeñas manchas negras han acabado con la castidad de este documento. Mis dedos aún tiemblan por tan suprema emoción. Es una pequeña victoria para este ser que soy yo, experimental y multiuso por necesidad: Empírico en el periodismo, que ejerzo hace seis años en el matutino La Razón (La Paz), donde dirijo el suplemento dominical Tendencias; empírico en la fotografía, que me permitió exponer mi obra en espacios culturales paceños; empírico en el mundo literario, con dos cuentos publicados en obras colectivas, y empírico —como todos, se dirá— en el universo de la paternidad, con dos pequeñas que alimentan mi vida.

Licenciado en Publicidad por la Universidad Nuestra Señora de La Paz, he desarrollado mis conocimi…

Me detengo. Releo en la pantalla lo que he acabado de escribir. Sonrío, pues sé que es una mentira que me permitió abrir algunas puertas (muy pocas, para ser sincero) para conseguir trabajo. En realidad nunca culminé la carrera de Publicidad. Las apasionantes jornadas de billar, el sueño de ser un famoso literato y músico (¡qué combinación!) y el hastío por cualquier estructura y fórmula que diga ‘qué y cómo un ser humano debe triunfar en la vida’ me alejaron de los pasillos de la universidad.

Barman, pintor de casas, relojero, jardinero, seguridad de eventos artísticos (nunca olvidaré la noche del 25 de marzo de 1997, esa magia de escuchar la voz de Ian Gillian, de Deep Purple, aunque sea desde el estacionamiento del escenario), vendedor de engañosos batidos para bajar de peso y de chompas de alpaca diseñadas por un malhumorado japonés (que al final me despidió por enamorar a la vendedora del que él se había encamotado). Sí, he hecho de todo en la vida, menos aquello que quiero: dedicarme enteramente a la escritura literaria y a la fotografía.

Al mundo bloguero ingresé sin querer. Era el 2007 y entonces me negaba a ser una víctima más de los bichos tecnológicos, ni siquiera un e-mail tenía. “El celular ya es suficiente imposición para este ‘antisocial”, me convencía. Fue un amigo quien me convenció a crear un blog para publicar mis reportajes del periódico. ¿La primera entrada? “El club de los mentirosos”, que retrata a un grupo de ancianos de un pueblo paceño que de cuando en cuando se reúnen para contarse historias fantásticas. ¿La reacción? Dos personas subieron sus comentarios: una para felicitarme y otra para criticarme. Por primera vez sentí la fuerza que tiene la palabra escrita en internet para generar opinión. “¿Qué mayor muestra de libre expresión puede haber”, me dije y desde entonces alimento mi sitio con escritos de distintas temáticas. Desde entonces también, me he impuesto la misión de desvirgar a cuanta página blanca se me ponga en frente de la pantalla.

]]>
http://superdemokraticos.com/es/poetologie/ich-bin-experimentell-und-aus-der-not-heraus-vielseitig-verwendbar/feed/ 4
La obsesión de “inventarse el pueblo que falta” http://superdemokraticos.com/es/poetologie/die-obsession-das-fehlende-volk-zu-erfinden/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/die-obsession-das-fehlende-volk-zu-erfinden/#comments Wed, 16 Jun 2010 22:29:45 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=269

Mi nombre es Lizabel Mónica y soy cubana. Crecí entre los discursos de ocho horas de nuestro Comandante en Jefe y el lema de “Pioneros por el Comunismo, seremos como el Che”. A la edad de 13 años mi preocupación fundamental no estaba asociada a los chicos sino a si era o no “revolucionaria”. Cuando llegué a la universidad el panorama no había cambiado mucho: escogí la carrera de Historia en lugar de Literatura, como correspondía a mi vocación innegable -nunca he podido alejarme demasiado de los cuadernos de notas y los lápices-, porque necesitaba con urgencia comprender la realidad que me rodeaba. Me gradué, comencé a publicar, en 2007 fundé un proyecto cultural alternativo… Hoy tengo 28 años y ya sé que mi vida nunca será ajena a la política.

Nací bajo el influjo de la Revolución Cubana. Desde niña me habitué a seguir con interés tanto aquellas conversaciones sobre el próximo juguete, como las disquisiciones en torno a un futuro donde el capitalismo sería tan sólo el pasado ominoso de un sistema social emergente. Mi infancia conoció los libros de cuentos al tiempo que a las revistas Sputnik, publicación popular de la antigua Unión Soviética. La Guerra Fría tenía tanto sentido en la Cuba de entonces que estaba prohibido escuchar canciones norteamericanas, lo cual mis amigos hacían a escondidas, mientras yo seguía las reglas, porque pensaba que había una buena razón detrás. En mi casa no sólo veía a mis padres entusiasmados y sumidos en el “proceso revolucionario”, sino que recibía yo misma una educación encaminada a hacer de mí un ejemplo de la nueva sociedad. La revista nacional Mujeres, que dedicaba al género femenino didácticas páginas sobre el comportamiento adecuado de la mujer dentro del socialismo, era para mí de obligada lectura. Cuando cayó el Muro de Berlín, yo cumplía 8 años, y no sabía que esto representaría un giro en la vida del país y la mía en particular.

Haciendo un recuento desde el momento actual puede verse como aquella niña que ganó concursos de Marxismo y que fue Beso de la Patria en la escuela, se convirtió en una mujer muy parecida, pero a la vez diferente. Me gradué en 2006 en la Universidad de La Habana con una tesis sobre la mujer que deconstruye las políticas de género de la Revolución, cuyos argumentos resultaron demasiado polémicos para quienes la evaluaron, a pesar de alcanzar la nota máxima. Trabajé durante un año como Secretaría Ejecutiva de la revista Unión, una publicación oficial de arte y literatura, de la que me retiré con la decisión de fundar mi propia revista independiente (Desliz). Por último, las obras que hago, ya sean de arte, literatura o ensayísticas, son críticas con el sistema. Proyectos como El arte sexual es algo demasiado político para dejarlo en manos de los serios ó El arte político es algo demasiado sexi para dejarlo en manos de los hombres, Cuba Fake News, y Pensar Cuba en Tiempo Futuro, son obras de arte y literatura, pero son sobre todo el testimonio de una vida signada por la obsesión. La obsesión de “inventarse el pueblo que falta”, como diría Gilles Deleuze.

]]>
http://superdemokraticos.com/es/poetologie/die-obsession-das-fehlende-volk-zu-erfinden/feed/ 4
Mit irgendetwas muss man ja anfangen http://superdemokraticos.com/es/poetologie/con-algo-hay-que-empezar/ Sat, 12 Jun 2010 07:59:45 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=172 Mit irgendetwas muss man ja anfangen: escribimos el anio 1997. La izquierda estudiantil en la Universidad de Colonia estaba bajo la mano firme de los estudiantes de “Ciencias Regionales” (En Alemania uno puede hacer estudios culturales en áreas geográficas específicas, como sinología, japonología o estudios africanos). Ciencias de la región Latinoamérica, así se llamaba oficialmente la carrera y los izquierdistas se ocupaban de hacer marchas de solidaridad, galletas por Nicaragua, conservar el viejo romanticismo cubano y preparar el obligatorio Chili con carne (“Cada cucharada un golpe en la cara del capitalismo”). Nada para mi, eso me quedó claro muy rápido, no tenía ningún punto de encuentro con Latinoamérica, quizá con España, aunque en realidad yo era un izquierdista pop, francés por elección propia. Más allá de todas las películas Nouvelle Vague y las fantásticas novelas de los surrealistas y el Nouveau Roman que engullía, también los teóricos que influyeron en mi conciencia izquierdista venían de Francia. Los leí a todos, a los estructuralistas, los post estructuralistas, a los deconstructivistas y a los postmodernos, desde Althusser hasta Lyotard, desde Foucault hasta Baudrillard, desde Bourdieu hasta Deleuze.

A principios de los 90s llegó el momento de romper con mitos viejos y romanticismos, las ideologías llegaron al descrédito, cayó el muro, el segundo fin del mundo. “El año 2000 no tendrá lugar”, dijo Baudrillard, todas las libertades serán cambiadas por la comodidad técnica en la vida, todo se resbaló y luego fluyo, el capitalismo se proyectó a los siglos como invencible. ¿Qué libertad? de qué libertad se hablaba -al final de cuentas, parece que no existió en las naciones de Europa del este. Si bien dominaba la igualdad, funcionaba sólo como la homogenización y la represión de todos los inconformistas. La República Democrática Alemana se mostró como una camisa de fuerza, histérica. En la Alemania Reunificada, que me interesa naturalmente mucho más que países lejanos en otros continentes,  se quemaban asilos para refugiados y casas, una incluso en la ciudad en la que nací: Solingen. En Colonia respondían con rituales viejos –uno iba a la calle, cantaba canciones sentidas, uno era más serio que de costumbre, uno se manifestaba-. Todo eso tampoco me gustaba. Yo quería ser escritor, ser escritor, eso lo tenía claro, antes de tener clara cualquier cosa. Y junto al amor y al sexo, al pop y la música, eran la ciudad y la política los temas que me interesaban.

Una vuelta atrás en la sensibilidad, en las certezas y dudas de la poesía comprometida de los años ochenta, no habrá, eso me quedó claro. Así qué cómo hacer literatura política? Miré en los libros franceses. ¿Cómo era eso de la libertad? Había un libro de un socialista alemán, no de la RDA, sino sueco, un “ladrillo”, un “jamón” –quizá debería aprender primero: qué es lo que les ha pasado a las ideas que me parecían buenas, qué es lo que ha sucedido con ellas, qué han hecho de ellas. Estudiar el fracaso continuo del comunismo. El libro que volvió a mis manos y que fue el que me llevé al primer viaje, tenía 26 años, fue “La estética de la resistencia” de Peter Weiss, el caminó me llevó hasta Barcelona.

Con algo hay que empezar: también de Peter Weiss es lo que estoy leyendo ahora, son sus notas, hechas en los bordes del manuscrito del gran libro. El otro libro que he comenzado a leer le pertenece a un autor latinoamericano, que vivió mucho tiempo en Barcelona y que lastimosamente ya ha muerto. Es la antípoda, el polo opuesto y necesario a Weiss. Un poco de realismo mágico y nueva narración. Es del chileno Roberto Bolaño y se llama “2666”. Creo que serán los libros que acompañaran mi trabajo y pensamientos en las próximas semana. Haber que pasa.

]]>