Mentira – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Amo el surrealismo http://superdemokraticos.com/es/themen/luge/ich-liebe-den-surrealismus/ Thu, 30 Jun 2011 21:40:31 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4330

Me encanta ver cómo los niños desarrollan paso a paso una idea de realidad. Y siento que este proceso esta conectado con la lenta separación entre el subconsciente y el supraconsciente. ¡Y si! ¡amo el surrealismo! Y ahora que ando con mis ídolos: ¡amo a MAX ERNST!

(c) Lilli Loge

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¿Qué hace la defensa frente a mi ventana? http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/was-macht-die-verteidigung-vor-meinem-fenster/ Thu, 30 Jun 2011 12:16:01 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4137 Sobre el matrimonio tan falto de entusiasmo, también conocido como la Unión Europea. A pesar de ser una comunidad que en teoría requiere de un ejército colectivo, cada una de las naciones mantiene su propio ejército junto con su simbología arcaica (uniformes, rituales, bandas militares). ¿Es esto anacrónico?

Imagínese que después de años de una coexistencia habitualmente hostil en Europa y de amargas disputas con su vecino, su padre le informa con la mano en el corazón y una sonrisa patética, que su más vehemente deseo es una alianza matrimonial con la hija del vecino, con quién usted de todos modos ya venía encontrándose clandestinamente. Hasta ahora los abogados de cada una de las dos partes en conflicto, habían sostenido bajo amenaza la paz entre los dos propietarios vecinos, cada estaca, cada rama del manzano habían pasado por el juzgado, cada palabra intercambiada espontáneamente se volvía un “malentendido”. “Las madres” ponían todo su esfuerzo en mantener la distancia necesaria entre sus descendientes y los del vecino y “los padres” se encargaban de sostener un perfil ideológico unívoco.

El ministerio de defensa alemán visto desde mi ventana.

El ministerio de defensa alemán visto desde mi ventana.

Su padre explica que llegó a la conclusión de que los vecinos son en realidad muy simpáticos y que el momento de vivir una nueva era de coexistencia pacífica ha llegado, que es tiempo para una unión, que va a ser mejor que la de los vecinos del otro lado de la zanja y más estable que la de los vecinos de la calle paralela. En ese mismo instante usted saca la calculadora y se hace una idea de cuánto dinero extra habría anualmente, al no pagar dos, sino solo uno de los abogados, ya de por sí desmesuradamente costosos. Por fín la familia tendría recursos financieros adicionales libres, para algo nuevo.

Mientras los camaradas marchan al ritmo de la banda militar, los soldados con uniforme de gala se mantienen rectos en fila: Eso también cuesta dinero!

Al poco tiempo se celebra una cena arreglada conjuntamente por las dos familias vecinas Alemania y Francia, sobrecargada de fórmulas de cortesía y de rituales innecesarios que solo sirven para testimoniar el poderío, dirigidos por los anacrónicos abogados. Su sola presencia le cuesta a las familias unos honorarios impresionantes. A cada lado de la cabeza de la mesa se sientan “los padres”, cada uno con su abogado a la derecha y “la madre” a la izquierda. La hija del vecino y usted se sientan uno frente a otro, siendo los únicos con intereses de corazón. “Los padres” reiteran que el objetivo de esta unión matrimonial es reconciliarse bajo el ideal de cultivar en conjunto y progresar. Los abogados asientan exactamente las cantidad de veces que están estipuladas en sus honorarios.

Cuando usted decide encontrarse con la hija del vecino Polonia al siguiente día, se le imponen nuevamente los costosisimos rituales de los abogados, que restringen el surgimiento de una pasión real entre “los prometidos”. Y a su pregunta de para qué necesitamos dos abogados si somos una familia unida en la que uno de ellos basta para representar los intereses comunes, se  replica: „No obstante somos dos familias soveranas, que velan por intereses que si bien son comunes, también son autónomos“. En la siguiente reunión „el padre y la madre“ tampoco estan dispuestos a tomar una desición sobre la cuestión de los abogados.

Al acercarse el día de la boda, estalla un fogoso debate moderado por los abogados, que están tan bien retribuidos, sobre cómo se va a financiar su nueva casa que se construirá a los pies de las dos propiedades. “El padre y la madre” llegan al acuerdo de solicitar un crédito, que usted y su futura esposa deberán asumir. Ante su reparo de que simplemente deberían economizar en los costos de los abogados, se le dan largas señalando que todo sucede a su debido tiempo.

El día de su boda (y ya siendo propietario de una casa hipotecada) sus abogados le enseñan, poco antes de la ceremonia, un contrato matrimonial, gracias al cual se protege ante todo la soberanía de las dos familias, bajo la custodia de los dos abogados. Apropósito, con aquello del dinero usted esta metido hasta el cuello.

Finalmente usted da el Sí. Y no puede dejar de sentir que a este matrimonio le falta entusiasmo, que no debería ser, y que la separación algún día le va a salir muy muy costosa.

Purrum-pum-pum-prueba de sonido. Eso cuesta dinero!!!

PD: El presupuesto de la defensa alemana está evaluado en 28 millones de euros, economistas dicen que eso es una cifra oscura y que el servicio militar obligatorio es 20% más costoso.

Traducción: Natalia Guzmán Díaz

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La misteriosa realidad http://superdemokraticos.com/es/themen/luge/die-wundersame-realitat/ Wed, 29 Jun 2011 07:17:07 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4327

La realidad no es sólo más extraña que la ficción, también es más fea, más hermosa, más compleja, más conmovedora, más imaginativa. Cambia permanentemente y  nunca termina.

(c) Maartje

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Figuras de yeso http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/gipsfiguren/ http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/gipsfiguren/#comments Tue, 28 Jun 2011 14:13:16 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4283

A veces, la verdad no es suficientemente buena. A veces, la gente merece más. A veces la gente merece ser premiada por su fe. Batman en el “Caballero Oscuro”

Mentir en español es también un verbo intransitivo. Eso quiere decir, que tiene significado por sí mismo y no necesita de otro complemento gramatical. Miento, ese es un buen ejemplo y creo que la primera vez que mentí tenía 8 años. Fue a conciencia. Vengo de una familia muy católica y de una abuela que dormía con una virgen de tamaño natural en el dormitorio. Entiendo a Buñuel y a Bateille y a los surrealistas europeos. Los entiendo íntimamente, porque mi niñez está plagada de imágenes de horror. ¡Qué protección a la infancia ni que ocho cuartos! Bolivia en la provincia de los años ochenta. Los curas de mi país explicaban al detalle todas las heridas del cuerpo de Jesús. Mi abuela entendía las lágrimas, los lagrimones de las vírgenes de luto. Me convertí al ateísmo a una edad tempranísima, gracias a la Enciclopedia Lo Sé Todo, porque nunca pude soportar las réplicas de santos troceados, que concervan como trofeos algunas iglesias.

Mentí por primera vez a los ocho años, después de que mis padres decidieran romper de un día para el otro, con su divorcio, mi educación de señorita tan cercana al Opus Dei. En la casa de mi abuela, en esa época, dios era todo poderoso y omnisciente y si yo no obedecía iba derechito al infierno. Lo más pérfido era que mi abuelo muerto, era su espía. Me acompañaba hasta en mis más íntimos pensamientos y cualquier cosa que fuera más allá de lo normal, era inmediatamente denunciada a mi abuela, con la que mi abuelo y dios hablaban de vez en cuando. Mi abuela tenía la necesidad de control. Necesitaba controlar lo que leíamos y hacíamos y pensábamos y vestíamos. Durante aquellos años su intento de domesticar el animal que todos llevamos dentro, desde el dolor de las imágenes de yeso, desde el sacrificio y desde las apariencias, porque en mi casa y mi abuela mentían a diestra y siniestra con las mejores intenciones todo el tiempo, fue brutal.

El lavado de cerebro que nos hizo fue muy efectivo. La complejidad de la historia de terror con la que nos indujo a la creencia de estar siendo permanentemente observados, hizo que durante años ni a mi primo ni a mí se nos ocurriera poner en tela de juicio su autoridad.

Sabía que los otros niños mentían, me constaban que lo hacían, pero no me parecía factible que todo aquel discurso del infierno y de mi abuelo fuera una farsa. Por todos lados colgaban cruces en las paredes de nuestro colegio católico. Habíamos llegado al punto en el que los niños de uniforme teníamos que ir acostumbrándonos a confesarnos, porque en los meses siguientes haríamos la primera comunión.

Pecado, penitencia y arrepentimiento eran las palabras más recurrentes a mi alrededor, ahora que el mundo se movía por el vestido que llevaría el día de la ceremonia. En casa la foto en blanco y negro de los abuelos sonrientes, a los primos nos resultaba inquietante. Parecía que mi abuelo te mirara directamente a los ojos, no importaba donde una estuviera dentro de esa habitación. Cuando nos portábamos mal no podíamos mirarla. Es con seguridad lo más cerca que he estado del miedo al Gran Hermano de Orwell y debo admitir que frente a la presión, no supe resistirme.

Un día a los 8 años pensé que quería asumir la responsabilidad sobre mis actos, conté en mi casa que no tenía tareas y me pasé la tarde jugando en la huerta. Por la noche aprendí lo que era insomnio, descubrí las posibilidades que tienen las pesadillas y a la mañana siguiente, comprobé en el desayuno que todo estaba bajo control. No sentía ningún arrepentimiento. Luego creí que mi abuelo era un gran tipo, después empecé a poner en tela de juicio su existencia, más allá de los cuentos de mi abuela. Yo no lo recuerdo con vida, las fotos que han quedado de él no hacen suponer que hubiera sido un hombre particularmente devoto. Además había encontrado la palabra ateísmo en la enciclopedia y opte por dejar de asistir regularmente a las clases de catequesis. Aunque nunca me lo dijeron, a nadie le molestó que no fuera. Mis padres se habían divorciado.

Así fue como comencé a jugar básquet en las horas muertas. Hice la Primera Comunión porque el Hermano Manuel tenía influencias y quería que entrara al equipo de la escuela. Le aprecio, nos saludamos en la calle y nos vamos a tomar algo, siempre que nos vemos. Ya no es cura, nunca fue un gran teólogo y su interpretación de la cuestión, pasaba por una simple frase: el hombre, se refería al ser humano, vive por sus actos, no por su fe. Así pues, mientras uno sea consciente de sus actos y sepa por qué hace las cosas, todo bien. El ateísmo es una más de las opciones que nos da la fe.

Mi Primera Comunión fue una pantomima. Me río en Berlín de la cara de terror que tengo justo antes de comulgar, por estarle mintiendo a todo el mundo. Nunca he sabido estar a la altura de las grandes ceremonias, eso sí con 8 años descubrí el poder de las palabras y la necesidad de inventar historias consistentes, a prueba de preguntas sagaces. En eso consiste tener poder en primera instancia, en ser capaz de inducir al otro a error o a cualquier acción y renunciar voluntariamente a ejercer ese poder, es tal vez, el único acto verdaderamente revolucionario que podamos exigirnos a nosotros mismos. La doble moral destinada a salvar las apariencias es parasitaria y a menudo sólo la sostiene el miedo a ser con el que nos educan.

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Ficción http://superdemokraticos.com/es/themen/luge/fiktion/ Sun, 26 Jun 2011 07:00:10 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4252

(c) Ulla Loge

Hum… Y ahora por causa de todas estas preguntas tan complicadas, ¡me volví una fan de la buena ficción tradicional! Y, a propósito: ¿Cuál es la definición de verdad?

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Demasiados caramelos http://superdemokraticos.com/es/laender/peru/zu-viele-susigkeiten/ Fri, 24 Jun 2011 08:20:56 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4208 Los Superdemokraticos me invitan a disertar sobre la Mentira a partir de la Comisión de la Verdad, organismo que mencioné en la temporada pasada de este blog. Complaceré entonces el pedido y luego me referiré a la Comisión de la Mentira, red de mayor alcance y de vasta tradición en la sociedad peruana.

perumentira.

Trataré de ser breve pues –como dicen los vendedores de golosinas en los buses- no pretendo interrumpir tu lindo viaje, sólo vengo a ofrecer este producto, y no lo digo por ustedes sino por mí, que he comido demasiadas veces esos caramelos.

La guerra interna en el Perú, aquella colisión que comenzó como Grupo subversivo Sendero Luminoso VS El Ejército Peruano y rápidamente se transformó en una masacre donde los pobladores de las zonas más pobres –donde se gestó la rebelión- fueron ultrajados (las damas) y ejecutados (caballeros y niños) sistemáticamente por ambos bandos, dejó como saldo casi 70 mil muertos; de esas bajas que un país con un conflicto interno más profundo y postergado simplemente ignora durante años hasta que un breve y lúcido gobierno de transición, tras una brutal dictadura, llega a su vida como un psicoanalista que anota: Piensa en esto, no te deja avanzar. Y se marcha dejando una Comisión de la Verdad y Reconciliación con audiencias públicas a deudos quechuahablantes traumatizados que el Perú “moderno” prefiere olvidar, sanciones a militares y reparaciones civiles que los siguientes gobiernos no quieren asumir.

Esa es una dosis de verdad que sólo la Comisión de la Mentira puede combatir, con su monumental dedo medio en alto blandiendo aquel sabio proverbio de Platón que dice: LOS QUE CUENTAN LA HISTORIA DIRIGEN LA SOCIEDAD. Este organismo viscoso subyace bajo toda la estructura social, su germen fue “ciertos” políticos pero quienes lo encumbraron fueron los medios (ya termino, ya me bajo, es que vengo de una elección de esas que te hacen pisar el suelo como si tocases madera). Contemplando con el ceño fruncido lo acostumbrados que estamos a las mentiras, a la demagogia, a las falsas promesas al grado de aceptarlas como un rasgo natural de quienes ejercen el poder, defecto inherente a la clase política, me pregunté con terror si esa legitimación de la mendacidad se reproducía en la vida cotidiana y pensé que no. Aún veo que se denuncia, se desenmascara al prójimo, se reprende a los niños que mienten y a los borrachos que dicen la verdad. Hay cierto orden, que más que decencia es defensa de un territorio personal de Verdad, que nos salvará de la ficción escrita a 58 millones de manos.

En cuestiones políticas, cada uno cree lo que le conviene para mantener su posición, sus certezas, hay un medio de prensa para cada tendencia y conveniencia. Eso nos enseñó la libertad de expresión: si no te gusta cambia de canal hasta que encuentres una versión que se ajusta a la de tu preferencia.

Llegado a este punto podría desvivirme literalmente en ejemplos de encubrimiento, falacia y cinismo que adornan nuestros despertares entre titulares y posteriores comentarios cotidianos, pero me detendré en un solo caso que hallé ridículamente conmovedor. Es la historia de un hombre que disipó la abulia del sector más joven del electorado (generación X que durante toda su vida se preparó para no marcar la X asumiendo que las palabras de los políticos son sólo palabras, porque no son poetas ni nada), los movilizó y apasionó con estrategias de marketing, diseño de colores irresistibles y campaña súper entretenida en redes sociales. Este fenómeno post adolescente se llamó por sus siglas PPK y siempre lo encontré profundamente desagradable; cualquier adulto o post adolescente que se respete sabía que era una marioneta de los intereses transnacionales.

Marcando distancia del mal precedente de Fujimori, cuya doble nacionalidad se reveló cuando sus delitos salieron a la luz y huyó en un jet privado a Japón que lo asiló durante años; PPK prometió abandonar la nacionalidad estadounidense, afirmó en campaña haber iniciado los trámites y sus fans le creyeron. Al ser consultado nuevamente sobre el estado del proceso, ya fuera de carrera, comentó muy suelto de huesos, que quienes creyeron eso eran estúpidos. Recordé entonces el DNI del ex presidente Fujimori donde decía que nació el 28 de julio, justo el día de las fiestas patrias, extraordinaria casualidad que también era mentira. Tampoco era peruano. Mentira, todos somos peruanos.

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Por una nueva cultura de las drogas http://superdemokraticos.com/es/laender/kolumbien/fur-eine-neue-drogenkultur/ Tue, 21 Jun 2011 07:00:08 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4194

Main global cocaine flows 2008. (UNDOC, United Nations Office on Drugs and Crime)

Al calor de las recientes declaraciones de la Comisión Internacional en Política de Drogas, a la que pertenece Kofi Annan y un grupo de intelectuales y políticos (entre los que se cuentan el premio Nobel Mario Vargas Llosa o el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker), quisiera compartir algunas reflexiones sobre el mentado fracaso de la guerra antidrogas, esa vieja cruzada que iniciara Richard Nixon y que casi cuarenta años más tarde ha dejado un saldo de miles de muertos, sociedades descompuestas y un aumento exponencial del consumo.

Hasta hace unos meses todas las radios colombianas emitían un comercial en el que una niña con voz mimada e hipócrita se dirigía a los cultivadores de coca para pedirles que dejaran de sembrar “la mata que mata”. Y digo hipócrita porque en realidad se trataba de una amenaza, tanto más escalofriante dado que la portadora del mensaje era una niña. El comercial, financiado por el gobierno de Álvaro Uribe como parte de la campaña de sustitución de cultivos ilícitos, tenía un subtexto transparente: los campesinos no son malos, sino niños un poco idiotas, a los que hay que dirigirse con paciencia y mañas de maestro escuelero, de los que combinan hábilmente la zanahoria con el garrote. Y la coca, por supuesto, es esa diabólica “mata que mata”, una réplica tropical del árbol de la ciencia, una entidad maligna capaz de aniquilar vidas humanas. Las series de oposiciones didácticas −plantas buenas/plantas malas, premio/castigo, maestro/alumno, adulto/niño, vida/muerte− están atravesadas de cabo a rabo por la ética y la estética de las campañas de evangelización que se practican desde 1492 en territorio americano.

Este discurso cristiano –y aclaremos que el comercial de la niña no es más que un ejemplo entre muchos− constituye una provocación a los pueblos indígenas que, además de tener una relación ancestral de conocimiento con la planta, se cuentan entre las comunidades más afectadas por la guerra antidrogas. Según datos de la oficina de la ONU para los derechos humanos, en 2009 los asesinatos de indígenas aumentaron un 64% respecto al año anterior, lo que no es de extrañar, dado que actualmente este colectivo representa una de las escasas formas organizadas de resistencia contra todos los actores armados de un conflicto que, no menos dependiente de los flujos internacionales que controlan los precios de la droga, muta sin cesar para mantenerse vivo.
Lo que hay es, por lo tanto, una mirada construida históricamente a partir de todos estos condicionamientos de índole cristiana y colonial, con el consecuente desarrollo de una hybris que redunda en el dominio y explotación irracional del territorio.

Todo ello incide, por un lado, en una imposición colonial de las metáforas de la fe cristiana en la concepción y dominio de los entornos colonizados, y por otro, en la prolongación histórica de ese proceso de imposición de metáforas durante los sucesivos espolios de la economía extractiva del capitalismo moderno (las fiebres del oro, el caucho, la quina y más recientemente, la coca…). Y es que a pesar del cariz supuestamente laico de ésta última forma de dominio, lo que se observa es que, al igual que en tiempos de la Conquista española, la naturaleza americana sigue siendo observada por sus actuales explotadores como un espacio salvaje donde imperan fuerzas irracionales a las que sólo es posible oponerse mediante el uso de la violencia. Y esto se aplica tanto a las instituciones estatales como a los poderes fácticos que imponen su ley en cada territorio: las redes non-sanctas conformadas por narcotraficantes, grupos armados al margen de la ley, élites locales y compañías transnacionales.

Seamos enfáticos a la hora de denunciar las mentiras: es irracional y estúpido atribuirle defectos morales a una planta o a cualquier sustancia; la retórica que se vale de ese rezago medieval de nuestra cultura tiene como finalidad ejercer un lucrativo e hipócrita sistema de control ideológico sobre quienes consumen y sobre los estados productores.
Seamos aún más enfáticos: a pesar de sus insuficiencias jurídicas y filosóficas, la propuesta de la Comisión  de despenalizar el consumo constituye un paso importante para empezar a perfilar el horizonte deseado, esto es, una nueva cultura del uso de las drogas que, en lugar de reforzar la lógica del capitalismo, la haga estallar en pedazos.

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Confesión posmoral http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/postmoralisches-bekenntnis/ Fri, 17 Jun 2011 06:45:42 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4095 Vetternwirtschaft (alemán), Vetterliwirtschaft (suizo-alemán), Vetterleswirtschaft (suabo), Spezlwirtschaft (Baviera), Freunderlwirtschaft (Austria), Klüngel (Renania) o de manera profana Vitamin B, en español: enchufe. ¿Cuánta influencia tiene el nepotismo, esa distribución de beneficios entre allegados, en el manejo de la verdad?

Puedo imaginarme muchas cosas. Me puedo imaginar, por ejemplo, cómo uno se puede convertir en un Helmut Kohl. Sí, me puedo imaginar como uno primero llega a ser el sexto canciller de la República Federal de Alemana, el “canciller de la reunificación alemana” y el “canciller de la unificación europea” y como después termina siendo un personaje miserable. Me puedo imaginar cómo se llega a ese punto en el que alguien no quiera dar los nombres de los donantes para el financiamiento electoral, sólo porque éste  dio su palabra de honor de no hacerlo (voz original), por mucha ley de partidos o deber de publicación que se quiera. Primero uno es demasiado gordo y formal para la juventud y después uno encuentra –para colmo en un partido conservador cristiano- un sistema para ser funcional, uno inhala de su lógica, la transforma, le da forma, se embriaga en partes del sistema y en partes de uno mismo, y en un abrir y cerrar de ojos uno se encuentra en un marco de referencia que lo único que tiene en común con el mundo de la gente ordinaria es la apariencia. Ese es un estado en el cual dar palabra de honor se convierte en un signo más representativo de la sinceridad que la propia verdad. O sea, un estado en el que la verdad como un absoluto se vuelve quebradiza, porque también allí, en la sinceridad de la palabra de honor mora una verdad. Puedo imaginarme que el nepotismo no tiene rasgos de maldad, ni siquiera mirándolo desde dentro del núcleo del nepotismo hacia afuera. Puedo imaginarme que éste es percibido por sus protagonistas, por gente como Kohl, como un ritual de hermandad.

Me puedo imaginar muchas cosas, pues yo mismo soy débil de carácter. Por ejemplo, sé lo que significa querer ser el mejor y conozco también las ideas que surgen cuando en el camino a uno se le rechazan las pretensiones bruscamente. Conozco los movimientos vertiginosos del cerebro ante un rechazo, y sé que sólo basta un escaso enraizamiento en la entereza luterana y la pusilanimidad  pequeñoburguesa para dejarme caer en el la esfera de lo oscuro. Me puedo imaginar cómo se empieza a negociar con un superior, como se dice: para “avanzar”. Seguramente, bueno, así lo me imagino, uno no lo hace con la sonrisa pícara del malhechor, sino que uno ríe con el otro, hay verdadero aprecio entre los dos. Me imagino que así se ponen de acuerdo, por ejemplo profesor y alumno, en que el más joven de los dos merece un título. Me puedo imaginar cómo beben hasta muy entrada la noche y hasta que se han asegurado mutuamente de que es
correcto y para el bien de todos.

Me puedo imaginar muchas cosas, me puedo imaginar también lo terrible que se siente un reportero cuando una escena clave para su investigación, la escena que pudiera contar con unas pocas imágenes con profundidad de campo la totalidad del tema, no sucede y éste después tiene que inventarla. Me imagino como éste irrumpe en el arsenal de otros géneros y como allí se arma fuertemente con los fusiles de avancarga de la literatura para equipar las rígidas filas del periodismo. Y cómo éste después escribe sobre un
tema que sólo conoce de oídas, como si fuera testigo ocular. Me puedo imaginar inventar entrevistas como, en cierta ocasión, la del periodista Tom Kummer, y es que -como él describe en su autobiografía “Blow Up”-esto sucede no sólo por necesidad, sino también porque el hecho de inventar se comporta de manera más honesta con respecto al mundo que la afirmación en una crónica.

Puedo imaginármelo todo. Me puedo imaginar también situaciones que hacen parecer matar como algo necesario-y después desmentirlo. Soy hasta capaz de imaginarme, como por la pura necesidad de supervivencia me puedo volver un asesino en serie. Sí, me puedo imaginar cómo alguien como John Demjanjuk se convirtió en un carnicero, ya sea en  Treblinka o en Sobibor. También me puedo imaginar cómo uno puede olvidar el propio yo, después de haber cometido una acto de maldad, luego-de alguna forma- se le condena injustamente como a alguien que alguna vez fue un asesino en serie. Puedo imaginarme el poder perdonar todo tipo de comportamiento y puedo imaginarme también dudar hasta llegar a un estado “posmoral” que justifica cada mentira como una variación de la verdad.

Que ¿Por qué no lo hago? Digamos por la cultura, la pija burguesía o por ambas.

Traducido por: Adriana Redondo

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¿Quién es ese? http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/wer-ist-das-denn/ Wed, 15 Jun 2011 07:01:01 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4109 1.

Mi tercera noche en Sao Paulo, Brasil, conversé con algunos contemporáneos que acababa de conocer, profesores de historia, productores audiovisuales, filósofos, artistas, estábamos en una fiesta. Fue en 2005. Había buena música en vivo y cachaça de calidad. Pese a eso, no sé cómo hicimos para ingeniárnosla y terminar hablando de sexo y política, dos temas que, como sabemos –vamos, hombres de acción– son menos para hablar y más para hacerse.

Y habrá sido por mi pésimo manejo del idioma, pero en uno de mis regresos de la cocina, con la vista nublada y una botella en cada mano, entendí que el segundo tema les interesaba más que el primero. Total que después de los movimientos libertarios, de los medios de comunicación alternativos y del cine de guerrilla, saltó el nombre, o más bien el apellido, que a todo venezolano le sueltan en el extranjero desde hace una década, más o menos, siempre en señal interrogativa: ¿Chávez?

Yo siempre me río, y si estoy en una fiesta, pido un trago. Y si no hay trago, pienso en sexo. Pero respondo. Primero con una pregunta, en broma: “¿Quién es ese? No lo conozco”. Después con lo que me salga para llevar la contraria.

Pero esta vez me hice el oráculo: “¿Qué quieren saber?”

Una buena amiga, a quien admiro por su buen carácter, su experiencia y algo que me gusta concebir como su claridad maternal, me suele decir: “Esto que está pasando en Venezuela es interesantísimo”, y hace una pausa antes de terminar la frase: “Si viviéramos en Europa”.

Más o menos por ahí quise comenzar a responderle a mis nuevos camaradas de la noche bilingüe, pero se me ocurrió algo mejor: invitarlos a quedarse en mi casa los días que ellos quisieran, aprovechando la celebración del Foro Social Mundial, que se celebraría en Caracas –como en efecto fue– en el primer trimestre de 2006.

2.

Durante la celebración de ese festín multitudinario y encantador al año siguiente, un compañero de mi trabajo en ese momento supo convencer a una turista neohippie de su admiración por el presidente, quien, le aseguró él, había hecho todos los esfuerzos por construir el Metro de Caracas enterito para ellos y en tiempo récord. Y aquí está, le dijo, me gusta imaginar que guiándole un ojo antes de tomarle la mano.

La mujer, enseguida, se enamoró. De mi amigo, del Metro y de Chávez. Mi amigo tiene una orientación política definida, apunta siempre al centro, hacia ese lugar exacto que se ubica entre las piernas de las chicas. Digamos que en ese momento ejercía la diplomacia. Nunca me dijo si logró tener sexo con la extranjera, pero de hacerlo, ¿quién podría negar que una mínima cuota de responsabilidad sobre ese polvo le correspondía a las mentiras que se desprenden del poder del presidente?

La mentira necesita de la verdad para vivir, pero sobre todo necesita del tiempo para existir. Una mentira no es hasta que se revela, hasta que se comparte, hasta que se grita. Pero tiene un problema, desconoce las distancias y se transforma según la geografía.

Eso fue parte de lo que vivieron también los dos valientes brasileños que se atrevieron a venir y quedarse en mi casa, entonces un anexo que compartía con una novia, que ahora vive en Europa con otro novio y no para de hablar de las bondades de andar en bicicleta, por decir algo pequeño.

Aquellos valientes, pareja de las buenas y amantes del discurso antiestadounidense de Chávez, viajaron por varias ciudades de Venezuela y se detuvieron en Caracas. Él se enfermó y ella lo cuidó como pudo. Tuvieron que conformarse con aceptar que este gobierno estaba crudo y notaron que los precios de los productos y servicios, versus los salarios básicos y promedios, eran muy elevados, pero que desde afuera se veía mejor. Yo, para que no salieran decepcionados, les dije que el balance estaba en entender que desde adentro también había muchos que lo querían ver peor.

Casi desde el principio de su mandato se instaló entre muchos venezolanos que conozco una fórmula simple para analizar la política nacional: si te gusta Chávez lo defiendes y si no, lo atacas. Fin del asunto. Cualquier duda te ubica en la acera contraria o, peor, en un limbo inaceptable. En un hoyo negro. Chávez ha acumulado mucho poder. Secuestra culpas y méritos. Casi todo lo que ocurre es su responsabilidad. Si el país está bien, es por él y su gobierno. Si está mal, también, aunque a veces entran en juego los lugares comunes de los medios de comunicación.

3.

Me niego a participar de esa mentira automática. Por ejemplo, doce años después de llegar al poder y vender un Socialismo del Siglo XXI que puede tardar cien años en descubrirse, se le ha metido en la cabeza algo que ha llamado “Misión Vivienda”, que no es otra cosa que ofrecer la construcción de millones de casas para millones de personas que no las tienen. Algo digno de aplaudir, si los indicadores macroeconómicos y de producción no lo contradijeran con una realidad que pasma.

No solo participé en una investigación periodística de dos meses sobre el tema de las estafas inmobiliarias que perjudican a las clases baja y media venezolana, y son consecuencia, entre muchos factores, de la corrupción, de la baja producción de cabilla y cemento y del enfrentamiento entre el sector público y las constructoras privadas en el país; sino que además tengo un promedio salvaje de mudanzas: 0,87 veces por cada año de mi vida. Digamos que si me llegara a mudar nuevamente antes de octubre ese promedio podría aumentar a 0,90.

De modo que sé lo que es padecer el hecho de no tener un techo propio. De modo que me encantaría que esa promesa sostenida un año antes de las elecciones presidenciales, se cumpliera, por la alegría de un gentío. Pero no soy la extranjera del Metro. De modo que quiero, pero no creo ni de lejos que se logre cumplir.

Así va este país. Cuando Chávez prometió que se cambiaría el nombre si pasado un año de su gobierno seguían existiendo niños indigentes, la mentira no se había consumado.

Pero así son las revoluciones, exigen nuevos paradigmas, y el costo de verdad que arrastra un hombre apasionado por el poder, por sí mismo o por la historia, suele llevar consigo el pesado lastre de la memoria. Han pasado doce años y hasta donde sé, se sigue llamando Hugo.

Es entonces cuando se hace necesario recurrir al peso de las palabras. Nombrar las cosas de otra forma es ofrecer nuevas perspectivas, imaginar, construir posibilidades. Eso es, entre las medidas sociales positivas y una larga lista de fracasos, sobre todo, lo que se ha hecho. Donde antes había una realidad con un nombre, ahora hay una realidad muy parecida, buena o mala, pero con un nombre distinto. Y sobre todo, cargada de esperanza para los más necesitados. Eso, cómo no, tiene algo de revolucionario, pero más de populista que de socialista. En el futuro, las mentiras no existen. Y un buen político, al igual que un buen artista, debe saber que como escribió Antonio Machado, la verdad también se inventa.

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La verdad desde los ojos que miran http://superdemokraticos.com/es/themen/luge/die-wahrheit-im-auge-des-betrachters/ Tue, 14 Jun 2011 07:08:39 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4119

Entonces… la forma en que veo el mundo, es mi propia verdad!

(c) Sole Otero

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