Venezuela – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 El otoño en Pekín http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/herbst-in-peking/ http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/herbst-in-peking/#comments Mon, 25 Jun 2012 09:45:14 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=6441 Siempre viví lejos del mundo. Un pueblo perdido en un país perdido en el que las librerías estaban llenas de útiles escolares, revistas de moda y tal vez algún bestseller. Una vez, por equivocación, llegó a una de esas librerías “El otoño en Pekín” de Boris Vian. Mi papá lo compró inmediatamente. Lo trajo a casa como si fuese una rareza. Era en realidad una rareza doble: por un lado se trata de una novela tan estrafalaria que ningún editor mojigato y pesetero hubiese publicado en estos días; por otro lado, me es imposible imaginar que enrevesada confusión llevó ese libro a aquellas vitrinas repletas de sacapuntas, colores, cuadernos, Stephen King y Hello Kitty. Yo me maravillé con aquellas páginas y me fui junto al protagonista en un autobús absurdo, a ese otoño inexistente y sin Pekín.

Nada había en las bibliotecas de aquel borde del universo más que libros a punto de volverse polvo. Reliquias antiquísimas que se iban llenando de comejenes. Eran buenos libros, sí, pero ninguno superaba la fecha de fundación de la biblioteca. Nada era nuevo, como si la literatura fuese cosa de otros tiempos.

Ahora vivo en otro borde. En un país en el que se habla una lengua diferente a la mía. Hay libros por todas partes a los que yo no tuve acceso hasta que no domé este alfabeto cuadriculado. Y aún así, sigo prefiriendo leer en alguna lengua de alfabeto latino. Todavía hoy no tengo acceso a esos libros porque no he “domado” a la economía. Vivo en un borde económico en el que no puedo comprar todos los libros que quiero leer.

Por todas estas razones, pocas veces he comprado libros. Mi biblioteca invisible esta compuesta por préstamos y robos. Antes estaba llena de fotocopias. Ahora son PDF legales o ilegales que merodean por el ciberespacio. O libros que tomo en préstamo de una espléndida biblioteca pública en la que estoy registrada y de la que soy adicta. Conmigo las editoriales y los escritores sólo ganan una lectora. Fanática, apasionada, adoradora, pero que no retribuye económicamente a nadie. Pero un lector más, ¿a quién le interesa? Tal como están las cosas, poco importa captar lectores, lo que interesa son compradores. Hace unos meses hubo un escándalo en la prensa de habla hispana debido a que una escritora española de cierta fama se quejó públicamente de que su libro había sido “bajado” de Internet de manera ilegal muchas más veces de lo que había sido comprado. Las reacciones no se hicieron esperar, pero yo suscribo la de aquellos que señalaron la poca importancia que le dio dicha escritora a la cantidad de lectores que la leyeron y que de otra manera no lo hubiesen hecho.

Porque da posibilidades de leer a quienes de una manera u otra no la tienen, yo alabo el flujo de información a la que se puede tener acceso desde cualquier borde, baste tener un cable conectado a la red. Si no fuese por ese fluir de la cultura a través de sitios sin fines de lucro, pero también a través de páginas ilegales, yo casi no leería. No podría comprar más que un libro o dos. Si no fuese por un amigo “robinhood” literario, yo no estaría al tanto de nada. Si no fuese por esa biblioteca o aquella otra, yo seguiría lejos del mundo. Pero que yo me acerque al mundo a nadie interesa. No representa una ganancia ni para unos, ni para otros.

Y mejor no hablemos de música. Mientras escribo escucho una banda llamada Chinawoman de la que nunca hubiese tenido noticias sino es porque alguien la puso en su muro de Facebook y yo pude seguir escuchándola a través de alguno de los pasadizos de la red.

A través de esos pasadizos me voy a ese otoño y a ese Pekín que fueron una rareza en aquel pueblo perdido de aquel país perdido en el que viví gran parte de mi vida.

]]>
http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/herbst-in-peking/feed/ 1
Hemos venido a hablar del otro… Venezuela en palabras http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/espanol-hemos-venido-a-hablar-del-otro%e2%80%a6-venezuela-en-palabras/ Tue, 29 Nov 2011 19:34:03 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=6053 Ni una mesa redonda desde la que el espectador hubiera podido hacerse una idea de la historia de la literatura venezolana, ni un performance, ni una improvisación crítica, todo eso y mucho más. Ayer en el salón Mariano Azuela de la FIL, los jóvenes escritores e intelectuales Elena Cardona, Willy Mckey y Roberto Martínez Bachrich presentaron una semblanza poética de la literatura de su país y reflexionaron sobre las razones por las que la literatura venezolana no ha llegado aún al amplio público, superando las fronteras de su país. Un lugar donde los escritores “vamos a mil revoluciones por minuto, en un país que insiste en ir a una revolución por siglo” (Willy Mckey)
Mucho más amena que una clase magistral, mucho más irónica que un comedy show, la presentación de los venezolanos se caracterizó por su aspecto coral y por la sencillez con la que los autores se suscribieron a una larga estirpe de autores que han sobrevivido la historia, en un lugar que hasta ahora se ha negado a reconocerlos en toda su dimensión y en donde leer sigue siendo un problema de divisas. Donde el libro es un artículo de lujo. Donde los autores con los años logran formar fantásticas Fotocopiotecas con los tesoros que llegan a sus manos. Donde la falta de divisas ha obligado a la generación más joven a leer a sus mayores. “Donde los poetas son un enorme ejército de solitarios” dice Willy Mckey.
En 45 minutos el espectador tuvo la oportunidad de escuchar y conocer sucintamente los siglos XX y XXI de la literatura del país petrolero, a través del respeto y la admiración de estos jóvenes creadores que demostraron un compromiso con las letras, una inusual modestia y una todavía más extraña solidaridad de clase, de escribientes, con los autores que antes que ellos sostuvieron el estandarte de la literatura venezolana. Una lectura conmovedora y divertida de la que salimos con ganas de leer y conocer mejor a Yolanda Pantin, Camilo Pino, Rufino Blanco Fambona, Lourdes Sifontes y tantos otros autores.

]]>
One click http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/ein-klick/ Fri, 25 Nov 2011 06:58:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5884 Son las 8:30 de la noche. Me siento frente a la computadora, abro el editor de texto y enciendo un cigarrillo para pensar acerca de la naturaleza de las redes sociales, su funcionalidad y el potencial democratizador de Internet. Me aterra ser reiterativo en un tema que, a mi juicio, ha sido manoseado hasta la saciedad. Antes, hago clic en el ícono de Spotify con la intención de encontrar una banda sonora que lubrique mis disertaciones. Me agobia seleccionar un tema; la oferta disponible es infinita. Una ráfaga de lucidez trae a mi memoria a Paolo Conte, un híbrido de Tom Waits y Ennio Morricone. Está disponible. Sparring Partner es la pieza que busco. Me gusta para empezar; me sume en una melancolía dulzona que propicia reflexiones acerca de cualquier cosa. ¡Uf!, aparece en la lista pero no está disponible. ¡Qué putada! Insisto y en el campo de búsqueda introduzco el nombre de la canción, no del autor. La encuentro, pero el intérprete no es Conte. Se trata de Carla & The Real Lowdown. Aprieto play. No hay duda: es el mismo tema, pero en inglés. Dejo el tema sonando, me voy al navegador y googleo el nombre de la banda. Carla resulta ser Carla Sanabra. Canta en inglés pero su fenotipo y su apellido evidencian una hispanidad que detona mi curiosidad. Necesito más datos. Abro una pestaña y tipeo Face… y se despliega el muro de mi cuenta Facebook. El primer post dice: «Venezuela: hay que salvar a la libertad de prensa de Chávez y de los propios medios». Se trata de un artículo que escribe el periodista venezolano Boris Muñoz para un blog argentino llamado Puercoespín. Aprecio su trabajo y sin pensarlo dos veces, pulso “me gusta” y cliqueo el link. Compruebo el título y el sumario. Me desplazo rápidamente hacia abajo. Mis ojos recorren desordenadamente la pantalla, sin atrapar una sola frase. Me resigno y dejo abierta la pestaña para volver luego. Regreso a lo mío y digito «Carla Sanabra» en el campo de búsqueda. Facebook arroja varias opciones. Una de ellas es una página de artista con la única opción disponible: “me gusta”. Ya que estamos, clic. La página me informa lo que intuía: Carla tiene origen catalán. A lo lejos escucho mi lavadora enloquecida que empieza a temblar mientras centrifuga. Sigo preguntándome quién será Carla Sanabra y entro en Twitter. La pobre Carla acumula solo 68 followers. Decido seguirla. Antes de llegar a los 100, un nuevo seguidor es una caricia bendita para nuestro ego digital. Juro que el próximo viernes le regalaré un #FF. Allí consigo otro dato, su página web, que abro en otra pestaña. Se anuncia su nuevo álbum, que estará disponible en iTunes a partir de enero del año que viene y da la posibilidad al usuario de «precomprarlo». Clic. Hago un paneo general por la interface de la tienda Apple y descubro que, asociado a la discografía de Sanabra, está el soundtrack de El mercader de Venecia. Como había visto la película unos días atrás y me sorprendió el talento de Shakespeare como guionista (amores imposibles, traiciones dolorosas, avaricia, amistades incondicionales y un desenlace sorpresivo) vuelvo al navegador, clic, abro otra pestaña y me voy a Wikipedia. Digito «El mercader de Venecia». No sé exactamente lo que busco, pero me invade la certeza de un descubrimiento inminente. La extensión del artículo me decepciona. Honestamente, no tenía intenciones de leerlo en su totalidad, pero habría disfrutado la promesa de abundante información. No me conformo y hago otro clic en Michael Radford, el director de la película. Repaso su filmografía y los títulos me desmotivan. Todos, sin excepción, revelan una cursilería atroz: Pasiones de Kenia, Un plan brillante, Otro tiempo, otro lugar. Imagino que los títulos de las pelis son traducidos por la sobrina del dueño de la sala que compra los derechos de proyección. Me distraigo nuevamente y mis ojos se van hacia una pestañita abierta en el navegador hace ya muchas horas. Es un artículo de Ñ, el suplemento de literatura y arte del diario Clarín de Argentina. Hago clic y lo reviso. Se llama «Cantar con la boca llena». Leo el sumario. Tengo que leerlo completo y postearlo en mi muro. Menciona un libro de Puntocero y, en defintiva, para esto son las redes, ¿o no?

Mi prioridad, ahora, es saber si el guion de la película interpretada por Pacino le es fiel a la obra original de Shakespeare. Sigo hambriento de información y experimento otra iluminación: quizás en Amazon pueda conseguir una versión digital de El mercader… y así pueda leerla hoy mismo. Voy. Abro otra pestaña y busco la obra.

¡Carajo!, allí está y cuesta solo un euro. One click. Qué placer. Reviso el Kindle con la incredulidad estructural de quien vivió en el siglo XX, antes de Internet, antes de todo. Efectivamente, allí está el texto. Debe ser muy breve y me hace ilusión poder leerlo antes de dormir. Miro la hora en la esquina superior derecha de mi ordenador. La 1:15 a.m., dice. Quedo perplejo. Miro el reloj de la cocina. La 1:16, dice. Ya es de madrugada y no he comenzado a escribir. Reviso por última vez la hilera de pestañas en mi navegador. Son más de doce. Siento un intenso agotamiento en la zona cervical. Cierro el ordenador. Clic.

]]>
Cuestión de método… http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/eine-frage-der-methode/ Wed, 09 Nov 2011 01:48:05 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5727

Santiago Gamboa y Ulises Milla en la Librería Alejandría I

Nunca me imaginé que conocería a Santiago Gamboa gracias a Ulises y menos en Caracas. Cuántas posibilidades remotas había de empezar esta Odisea, que se origina en muchos sentidos a partir de la experiencia de la extranjería, tomando tan tranquilamente una copa de vino. La extranjeria, eso que además de ser un estado legal es sobre todo un estado mental. El sustrato de la globalización, tal vez la expresión sentimental del rizoma de Byung- Chul Han. Debo reconocer que leo pocas novelas, que prefiero la filosofía y la historia, la poesía y el ensayo. Hace años que me cuesta mucho concentrarme en la ficción y cuando me tienta, normalmente no aguanto más de un cuento. Hasta 10 páginas, 15 máximo y si los relatos sólo tienen 5 folios es mucho más probable que termine el libro, con las novelas me cuesta más. Es raro que lea más de tres al año, de ahí que me acuerde más o menos bien de los libros. El Síndrome de Ulises es para mi un libro salvavidas. Cayó en mis manos prácticamente cuando acababa de despedirme de la librería que tenía en Berlín con una colega. Me lo regalo Marina Beltrán, la española más macanuda que he conocido en mi vida. Cuenta la historia de un joven escritor pobretón, intentando sobrevivirse en un ambiente que, si no es hostil, al menos es terriblemente indiferente. Incapaz de entender sus problemas, sus preocupaciones, de reconocerlo como un individuo. A veces pienso que sin Bolaño y sin Gamboa, 2007 habría sido inbancable. En mi caso, siempre han sido las palabras el punto de partida de cualquier tipo de relación y creo que encontramos a las personas gracias a lo que se ha dejado escrito. Tengo amigos con los que al principio no podía hablar, porque no sabía hablar alemán. Gente a la que he aprendido a querer, a partir de un cómico lenguaje sordomudo salpicado de títulos, de nombres de autores, de canciones. Salpicado de referencias, que a su vez se convirtieron en nuevos amigos que fueron, que son, tan genios de seguir mandándome libros en español a Berlín o de traérmelos o de dejármelos, después de conocernos fortuitamente.

]]>
Postal de Caracas http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/5854/ Sun, 06 Nov 2011 15:20:44 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5854

De izquierda a derecha: 1. Estudiante leyendo en la Universidad de Caracas. 2. Uno de las maniquís tetonas de Chacaíto. 3. Librerías del Sur, cadena de librerías estatales. 4.En el metro de Caracas. 5. Estante de libros en la Universidad de Caracas. 6. Fotos de los líderes de la oposición como criminales buscados por la ley en una de las esquinas de la Plaza Bolívar. 6. Monumento a la nacionalización del petróleo. 7. Algunos de los muchos policías y militares que tiñen de verde olivo el centro de la capital venezolana.

]]>
¡Las Superdemokraticas en pleno Caracas! http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/las-superdemokraticas-mitten-in-caracas/ Sat, 05 Nov 2011 17:35:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5670

Más del Trip Latino aquí!

]]>
¿Estás seguro? http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/bist-du-dir-sicher/ Sat, 05 Nov 2011 16:28:24 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5663 Hemos llegado, a Caracas. El aeropuerto, delante del agua, está cargado del aire húmedo-caliente del Mar Caribe. La ciudad de 6 Millones de habitantes está hacia el interior del país, frente a una cordillera que también podemos ver desde la terraza de nuestro hotel. Ahí las nubes forman coronas de aire sobre las cumbres, mientras a nuestro alrededor palmeras oscilan en el viento y el tránsito hace ruido. Idilio natural versus urbanidad. A las 5 a.m en la alborea de mi Jetlag, escucho un pájaro trinar, un extraño ruido ajeno entre edificios. ¿Cómo sobreviven los animales entre concreto y escape de gas?

Debería aprender de ellos, pues el primer día tuve un pequeño shock cultural y estoy algo insegura, sobre todo por las medidas de seguridad, que nos fueron comunicadas para movernos en esta, presuntamente la cuarta ciudad más peligrosa del mundo…sólo visitar ciertos barrios, no estar en la calle después de las 10pm, mejor tomar taxi, casi todos tienen vidrios oscuros, no aceptar pedazos de papel o tiquetes de extraños, quizás están empapados en la droga burundanga, que te quita la voluntad, no apretar el bolso, sino llevarlo suelto, joyas y relojes costosos mejor dejarlos en casa. Así se crea una atmósfera de desconfianza, en la que cada ciudadano es el potencial enemigo del otro.

Cuando fuimos de compras a la zona peatonal de Sabana Grande, era la atmósfera asombrosamente relajante. Aquí una pequeña impresión del Dolby Surround de caracas:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=z33XVi4coL0[/youtube]

Una cosa sí es clara: Caracas necesita otra política de transporte, por ejemplo: fines de semana libres de carros, carril especial para los buses y taxis, catalizadores y otros precios de la gasolina (en este momento llenar un tanque de 60 litros cuesta 50 centavos de euro). ¡Por una circulación libre!

Traducción: Natalia Guzmán – Apartes del texto en alemán

]]>
Todos estamos escribiendo ese libro http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/wir-alle-schreiben-dieses-buch/ Fri, 04 Nov 2011 15:07:23 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5640 Si existe un oficio desacreditado en estos tiempos es el de profeta. Vaticinar el rumbo de la política, la tecnología y hasta los movimientos sociales, cuando el diario recién salido de la imprenta ya es un inútil cúmulo de noticias masticadas en las redes a lo largo del día anterior, no parece una actividad que goce de mucho prestigio.

Visto a través de las pantallas, en el mundo todo se ve pasar pero nada se ve venir. No, al menos, con demasiada certeza. Son tiempos en los que parece estarse escribiendo capítulos importantes de la Historia, pero a tal velocidad que necesitaremos muchos años para leerlos.

Se suponía que con el advenimiento de computadores personales cada vez más portátiles y poderosos, y con el consiguiente desarrollo de toda una tecnología multimedia dirigida a todos los sentidos, el mundo entraría en una especie de analfabetismo, ya que los códigos alfabéticos caerían en desuso, suplantados por otros, más visuales y universales.
Y los computadores, en efecto, se hicieron mucho más poderosos y portátiles de lo que se pudo soñar diez años atrás (de hecho, Ipads, teléfonos de última generación y todo tipo de tablets y lectores de libros digitales con conexión wi fi, ya exceden el término “computador”), y sin embargo nos encontramos con una sociedad básicamente epistolar. Una sociedad que pasa el día comunicándose a través de la palabra escrita, enviando cada día millones de correos, tweets, SMS, comentarios y actualizaciones en decenas de redes sociales. En pocas palabras: vivimos, como nunca antes, un mundo escrito.
En ese mundo, la gente se encuentra por sus afinidades, al margen de la distancia geográfica, y se conoce y llega a amarse tras largas sesiones de intercambio epistolar. De igual manera, se entera de la realidad en la que amanecieron con sólo echar un vistazo a su timeline de twitter, el cual “armaron” a partir de la escogencia de las fuentes (no siempre periodísticas, por cierto) a las que decidieron seguir. Es decir, que esa inmensa masa humana que puebla el planeta, en tanto se vuelve más anónima y solitaria, más libertad hipotética tiene de expresarse, de conectarse por sus afinidades electivas y no accidentales (geográficas).

Y si bien la imprenta revolucionó la difusión de las ideas, y el telégrafo la relación tiempo/distancia para hacer llegar esas ideas, la web sintetizó ambas haciendo verdaderamente horizontales las comunicaciones humanas.

¿Qué cambios se han producido, entonces, en esta sociedad en la que hay ahora tantas voces hablando al mismo tiempo? Posiblemente ha perdido capacidad de concentración, banalizando la información. Quizá ha profundizado su sentimiento de desamparo. Pero a juzgar por lo que escriben, la gente en su vida cotidiana sigue sintiendo y conversando más o menos las mismas cosas que cuando Gutenberg y Morse. ¿Qué ha cambiado, entonces?, se preguntará el lector.

La Primavera Árabe, las concentraciones convocadas por las redes, las campañas de protestas a través de los hashtag, las tácticas de repliegue y retorno de las manifestaciones estudiantiles usando SMS, parecen indicar una cosa: en su relación cotidiana con sus iguales la Humanidad parece ser la misma de siempre, pero ha cambiado en su relación con el Poder. Esas millones de voces que leen el mundo y participan de su vertiginosa escritura, comienzan a restarle poder al Poder.

Son tiempos en los que parece estarse escribiendo capítulos importantes en el libro de la Historia, como ya se señaló. Si no los podemos leer con facilidad, es porque participamos de su escritura. Son pocos los indicios que permiten ver con claridad hacia dónde vamos. Acaso un síntoma, una certidumbre, parece asomarse en el horizonte: en este mundo en el que todos escribimos, el Poder tiene el inmenso reto de irse acostumbrando también a leer.

]]>
La lección de los gatos http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/die-lehre-der-katzen/ Mon, 08 Aug 2011 07:00:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4784

Caracas sangrante. Obra del artista plástico Nelsón Garrido.

La semana pasada, en una de mis tantas caminatas por la universidad, vi a un gato. Sus cuatro patas se apretujaban en la base del cuerpo, cual florero, mientras la cola se movía con lentitud como una voluta de terciopelo. Un gato normal y corriente, se diría, de no ser porque le faltaba la tapa de los sesos. Percibir esto y salir corriendo, fue casi un impulso eléctrico. Sin embargo, la dignidad con que el animal aguantaba su situación me obligó a voltear y al menos mirarlo con detenimiento.
Los días siguientes no me pude quitar de la cabeza la imagen de aquel gato con su cerebro al aire libre. ¿Lo habría atropellado un carro? ¿Habría sido el resultado de una pelea con un perro? No lo pude saber. Pero más me inquietaba el hecho de que yo mismo me hubiera impuesto la tarea de enfrentar ese dolor.

Una semana después me tocó viajar a la ciudad de Maracaibo, al occidente de Venezuela, para asistir a un encuentro nacional de Escuela de Letras. Yendo a la presentación de un libro, por la avenida 16 Guajira, vimos una aglomeración de gente en la acera, un autobús atravesado en la vía y el cadáver de un muchacho con los sesos regados en la calzada. Esta vez ni siquiera sentí el impulso de voltear el rostro y más bien traté de descifrar la escena mientras nuestro carro avanzaba. Al día siguiente, 16 de julio, el periódico La verdad publicaba la noticia. El muchacho tenía 19 años, se había lanzado desde el autobús porque un delincuente estaba atracando a los pasajeros de la unidad. El muchacho cayó mal entre la acera y la avenida y el chofer no pudo evitar arrollarlo con las ruedas traseras del autobús. El delincuente sólo portaba un cuchillo de mesa. Esto y la muerte del muchacho provocó la ira de los pasajeros quienes atraparon al ladrón, lo ataron a un poste de luz y comenzaron a golpearlo. Por fortuna para éste, en ese mismo instante el carro de la alcaldesa de Maracaibo pasaba por el lugar y así se pudo evitar el linchamiento.

Podría pensarse que la imagen del gato me estaba predestinada para atenuar la impresión de ver el cadáver del muchacho. Este pensamiento es peligroso: conduce a la idea de que existen dolores más importantes que otros, o que se justifican porque trabajan en función de otros. El presidente Chávez, por ejemplo, ha tenido que padecer cáncer para compadecerse con algunos presos políticos que también sufren esta enfermedad y que desde hace más de un año habían solicitado en vano el derecho a recibir un tratamiento médico.

La tragedia de vivir bajo un gobierno personalista es que los problemas del país se ordenan según las preocupaciones de uno solo de sus habitantes. La violencia y la inseguridad, hasta ahora, no han entrado en los desvelos presidenciales. Tal y como lo demuestra el Libro Inseguridad y Violencia en Venezuela. Informe 2008 (Alfa, 2009), la tasa de homicidios se triplicó en los primeros diez años de gobierno de Hugo Chávez, hasta alcanzar cifras inéditas para la historia criminalística del país. De 4.550 homicidios registrados en 1998, año de la campaña electoral que llevaría a Chávez al poder, pasamos a 13.157 homicidios registrados sólo en el año 2007.

Estos números, desde entonces, no han hecho otra cosa que multiplicarse. El fin de semana que transcurrió del viernes 22 de julio al domingo 24 de julio de 2011, sólo en la ciudad de Caracas se contabilizaron 54 asesinatos. Ese mismo fin de semana, el gobierno anunció los resultados del análisis de los restos de Simón Bolívar. Y se comprobaron dos cosas importantes: en efecto, esos eran los restos de Bolívar y, lo más importante, es que está muerto. Las pesquisas de los científicos señalan alguna enfermedad difusa como causa de la muerte del Libertador. Hugo Chávez, sin embargo, como lo afirmó en cadena nacional, no está convencido. El presidente de Venezuela insiste en que al prócer de la patria lo asesinaron.
Bolívar murió en 1830. Y 181 años después, Chávez se acerca a la resolución del caso. Si Bolívar ha tenido que esperar tanto tiempo, ¿qué les cuesta a los más de cien mil muertos por homicidio que se han registrado durante el gobierno de Chávez esperar un poco más? Cuando se trata de los héroes, el resto de un país son cuatro gatos.

]]>
Murallas adentro, murallas afuera http://superdemokraticos.com/es/laender/israel/innere-mauern-ausere-mauern/ http://superdemokraticos.com/es/laender/israel/innere-mauern-ausere-mauern/#comments Wed, 13 Jul 2011 22:52:26 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4501

Jerusalén es una ciudad amurallada: están las arcaicas murallas que rodean a la ciudad vieja; y más allá, en la parte más moderna, está el muro que separa a judíos de palestinos. Un muro que se dice fue construido por razones de seguridad, como todo muro desde la más remota antigüedad, pero que es la efectivización de la intolerancia. Como todo muro, a fin de cuentas. Desde sus miradores, Jerusalén parece un mosaico de murallas de piedra antigua o de hormigón recién hecho.

Luego están las otras murallas, se sabe, esas que no se ven, pero que el transeúnte presiente al encontrarse en medio de miradas de reprobación, o de carteles que prohíben el paso en shabat o que sólo permiten entrar a quien vaya vestido de manera discreta, o que separan entre hombres y mujeres, entre religiosos y agnósticos, entre religiones, entre diversas versiones del cristianismo o del judaísmo, etc. Las murallas que no se ven siempre me han parecido las más terribles. Uno no puede hacer una manifestación en contra de una mirada reprobatoria, un arrugar la nariz, unas leyes que no están escritas pero que son conocidas por todos. Son murallas que la gente lleva por dentro, que le impiden aceptar al otro, y que se manifiestan en muecas, malas caras, intransigencias. Muecas que finalmente instauran realidades.

La convivencia no es fácil cuando se está ante tantas murallas adentro y murallas afuera. Fanatismos de un lado y de otro. Injusticias en todas partes. Hace algún tiempo en una clase de historia que cursé una simple discusión por cualquier cosa terminó en un escándalo en el que una chica ultra derechista le gritaba a un estudiante árabe que se fuera, refiriéndose, por supuesto, no a que abandonase el salón de clases, sino el país. Y dirigiéndose, claro está, no a él sino al grupo por él representado. Vete tú – le contestó el estudiante, serio e incólume. Desde entonces en aquella clase surgió otra de esas murallas impalpables. Quienes aborrecimos la actitud de la ultraderechista nos sentamos cerca del estudiante árabe. Una forma física de decirle que estábamos de su lado. Y, por supuesto, la derechista fue rodeada por quienes le aplaudían la hazaña.

Aunque existen muchos proyectos de convivencia, incluso exitosos, anécdotas cotidianas como la que acabo de contar erigen murallas inquebrantables.

La convivencia no es fácil, además, porque hay murallas dentro de murallas: el escritor israelí Amos Oz decidió enviarle su autobiografía titulada “Historia de amor y oscuridad” a Marwan Barguti para que a través de la literatura el líder palestino conociese el sufrimiento por el que ha pasado el pueblo judío. Esto fue criticado tanto por derechistas como por izquierdistas. Oz fue recriminado también por judíos de origen medioriental porque la historia que narra ese libro es la historia de los judíos de origen europeo y no la de ellos.

Yo creo que la literatura salva porque permite mirar la vida desde otras perspectivas, más allá de nuestras narices, y creo que gestos como el de Oz sí tienen muchísimo valor. Ojalá leamos a los otros y seamos leídos por ellos.

A mi esas murallas dentro de murallas que no están regidas por códigos escritos ni hechas de hormigón o concreto son las que más me preocupan porque no se pueden demoler tan fácilmente. Las veo agrandarse en este país en el que vivo, pero también en el país en el que nací. Venezuela vive una realidad polarizada y a nadie le interesa buscar un camino para la convivencia. De hecho, la palabra convivencia repugna tanto a los que tienen el poder como a los que se le oponen. Ciudades como Caracas se van moldeando según un mapa secreto que divide a la gente. Murallas que tienen que ver con la violencia, pero también con la negación del otro. El otro – sea quien sea, esté donde esté – está equivocado, hay que callarlo, no escucharlo, amurallarlo. Todo lo que hace el otro es un montaje o una farsa. Nada de lo que diga está bien porque no es parte del nosotros.
Así Chávez, con su remedo socialista. Así la mayoría de los que se le oponen, con su poco respeto e interés por los grupos menos favorecidos.

Toda muralla está bordada por los hilos del fanatismo. Las físicas, al menos, movilizan las ganas de derrumbarlas. Las intangibles, por lo visto, se esconden traicioneramente entre los velos de los nacionalismos, las religiones o el exceso de poder.

]]>
http://superdemokraticos.com/es/laender/israel/innere-mauern-ausere-mauern/feed/ 1