Pedro Alexander – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Itinerario http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/reisefahrplan/ Wed, 08 Dec 2010 19:07:15 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3371

Desde la cama se ve la humedad que acaricia el cristal de la ventana del cuarto en el despertar del día. La nieve quiere entrar a saludar, solo la frena el calor de la calefacción. No he dormido más de cuatro horas. Muchas ganas de levantarme no tengo, pero sin visa en el pasaporte sería todo mas complicado. Los diez pasos hasta el baño, la pasta y el cepillo de dientes, una cepillada rápida, la sensación de limpieza me llevan a ducharme, prolongando así el éxtasis y quitándome los olores del ayer, un ayer hostil. Todo esto con una buena canción para empezar el día y tomarme el primer vaso de agua. Los pensamientos se van convirtiendo en acción. Salir de la cama, los pasos, Bugge Wesseltoft con It’s snowing on my piano, la ducha, la toalla, el agua: la tranquilidad de las pequeñas cosas que apaciguan el alma. El reloj en cambio, no parece muy tranquilo y anuncia que ha pasado media hora. Has necesitado quince minutos más, para algo que deberías haber hecho en diez. No hay café. ¡Apúrate! ponte el pantalón más lindo con la camisa más linda, bufanda y abrigo. Hay que causar una buena impresión. No dejes de coger los papeles que dejaste preparados ayer y rectifica que estén todos nuevamente. Baja las escaleras corriendo, pero no te caigas, que no es momento para accidentes. Aire frío. Los pasos se van hundiendo en la nieve, ojala no olviden regar las piedrecitas que evitan que caigamos al suelo constantemente. ¿Tendré todos los papeles? La estación está a no más de cinco minutos. Caminar por Neukölln tiene su encanto. Por sus calles se pasea un  surrealismo derrotado que a mi me invita a rebelarme y es que Neukölln ostenta un barroquismo hiriente.

Andares.

Ya a las ocho de la mañana la panadería turca en la esquina de Selchower Straße, tiene unos cuantos inquilinos. Luego del acostumbrado hola con sonrisa tomo mi café y salgo rápido dirección Hermannstraße. Cien metros más allá, después de doblar a la izquierda ya estoy en el metro que llega en dos minutos. Cuando viajas en el metro ves la ciudad distinta, se ve en la mirada de su gente, en el vaivén de sus cuerpos, unos contra otros. La ves en el controlador de la BVG, el que no tiene Ticket, la muchacha que se va a la universidad, el tipo elegante y el montón de almas que ya no se amontonan frente a las puertas del purgatorio, sino frente al la puerta automática del Metro. En la Osloer Straße cambio de Metro al U-9 hasta la Amrumer Straße, dos estaciones más y ya casi llego. Un cartel anuncia la proximidad de mi destino: Ausländerbehörde nach rechts.

El edificio no invita a entrar, pero hay que hacerlo. A pesar de todo llegue trece minutos antes, así que puedo buscar la oficina con calma. Me oriento en los pequeños mapas que indican adonde debo dirigirme. Segundo piso a la derecha. Me siento en el primer salón de espera a mi izquierda y espero que en la pantalla salga mi número, por suerte tengo una cita que demoraron dos meses en darme. Saco el libro de turno, esta vez le toca  a la mil veces releídas Antología poética de Benedetti. Lo abro al azar y Benedetti me saca una sonrisa: me está pidiendo que no me salve. Como si fuera tan fácil… Se me acerca un hombre que debe tener entre 30 y 35 anos. Me pregunta si allí es para la B, le digo que si y se sienta a  mi lado. ¿Y tu de dónde eres? – me pregunta. De Cuba – respondo. ¡Oh, Cuba! Che Guevara… ensaya una sonrisa. ¡Bonito país! – agrega. Aunque yo no me pensaba nervioso, mi rostro parecía decir lo contrario, pues mi nuevo amigo continuo diciendo: No te preocupes, a los cubanos seguro les dan visa. Yo en cambio vengo del Líbano, a mi me hacen sudar más.

Un sonido me indica que un nuevo número será llamado. Es el mío. Me despido con una sonrisa y camino a la puerta 264. Benedetti me sigue diciendo que no me salve, que no me reserve del mundo un rincón feliz. Controlo mi rabia. Toco a la puerta y entro.

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Sin adiós, pero con hasta luego… http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/kein-adios-aber-ein-bis-bald/ Thu, 14 Oct 2010 09:57:20 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2625

“La cultura para la liberación se constituye no solo mediante la organización de datos culturales preexistentes, sino también mediante la creación de un tejido de ideas y valores. Es preciso desarrollar  un concepto de cultura nacional sin que este se torne limitativo y objetivamente conservador, eliminado la tentación de crear barricadas, de identificar en la tradición el único sistema de valores revolucionarios, al igual que la reacción opuesta: el agnosticismos .”

Jorge Luis Acanda

Alguien dijo alguna vez que las mejores ideas nacían en la cocina. Hace unos meses comenzó un proyecto que ha mantenido en un vilo a mucha gente, entre ellas a mi. Por vez primera en mucho tiempo me vi en la necesidad de escribir siempre haciendo referencia a mi vida. De este modo también me sorprendí mirándome  a través de los ojos de los demás. Me vi, y también mis otros tu, desde distintas perspectivas. Mi yo dejó de ser egoísta y comenzó a andar mirando de la mano de textos escritos desde todo el continente Latinoamericano o Gran Colombia, como pretendía llamar Francisco de Miranda a esa porción de tierra frente al continente africano. Otra vez se pararon Europa y Latinoamérica frente a frente, pero esta vez para conversar diáfanamente sobre la relación de ambas, sobre sus improntas y compromisos. Esto no fue ni es nada casual. El dialogo no está motivado por intereses económicos y fue puesto en marcha por dos ciudadanas del mundo, una que nació en Tarija y la otra en Bremen, dos lugares tan distantes como tan próximos cuando de acercarse se trata. El lugar común para ello se encontró en la literatura; el punto de apoyo en Berlín, con la mirada fija en la utopía.

Desde una perspectiva individualista se abordaba la vida a los dos lados del polo mundial, haciendo así posible que el individuo que mira se convirtiera en el grupo que hace y el yo presupusiera en el tu. De esta manera se construyo un mosaico que muestra el rostro de la gente que quiere mirar diferente este mundo mundializado. Las propuestas están implícitas en el hacer mismo y solo en él se encuentran como en casa.

Para saber lo que provocó este Blog no nos queda otra que  crearlo y leerlo y escribirlo y promoverlo, no solo con Latinoamérica, sino también con todos los rincones del mundo; dándole de este modo a la literatura la oportunidad de construir los puentes que los políticos en su miopía no logran.

La ironía del nombre, Superdemokraticos, ya hace alusión a esta miopía. A mi me recuerda a un Nietzsche que pretendía filosofar con el martillo, para evitar de esta suerte la pretensión edificante de la filosofía tradicional, que en su opinión había malogrado al ser humano.

Pero Nietzsche no alcanza y la superdemokracia no es mas que el pretexto para mirar allí donde mas duele, así que no queda otra que volverla a parir, esta vez desde presupuestos diferentes. Darle la palabra  a los jóvenes en un mundo que envejece, es un atrevimiento que puede ser un presupuesto necesario en un mundo que adolece de sordera.

Es por eso que no digo adiós sino hasta luego, doy las gracias por haber podido participar y espero poder seguir construyendo presupuestos.

Calle 13 Pal norte

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Habia una vez una Globalización http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/es-war-einmal-eine-globalisierung/ Tue, 28 Sep 2010 06:48:30 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2220 – Si ustedes me permiten, les narro una historia tal como me la contaron. Había una vez un muchacho que vivía en una ciudad muy grande. Corría el año 2010. Él nació en la Isla descrita en el Poema “La Isla en Peso” de Virgilio Piñeira, que les recomiendo. Este joven era como nuestro Morus, que le gustaba viajar, quería saber si el mundo tenía límites y cuales eran. El caso es que, cuando tuvo edad para ello, se fue a otro país. (Varios de ustedes se deben estar preguntando qué era un país, otros ya lo habrán estudiado en la clases de Poulantzas. Bueno, no les voy a quitar la oportunidad de que investiguen el tema.) Por aquellos tiempos los seres humanos habían inventado artefactos que hacían que pareciera más fácil transportarse de un lugar a otro. Lo cual, las más de las veces, era extremadamente difícil para la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que habitaban el planeta, pues para poder ir de un lugar a otro se necesitaba un permiso de las autoridades pertinentes. Esta autorización se otorgaba en forma de un papelito que le estampaban a la persona que quería viajar en otra cosa que se llamaba pasaporte, esto último era un cuaderno que servía de identificación. Este joven pasó mucho trabajo en conseguir los permisos para viajar, pues había cometido el error de nacer en el país equivocado. Además en aquellos tiempos los seres humanos vivían bajo la dictadura del dinero y la mayoría de las relaciones estaban mediadas por este inefable compañero.

Volviendo al novicio. El trabajaba en un Bar de noche, iba a la universidad durante el día y escribía ensayos y textos literarios para alguna que otra revista o proyecto. Su vida transcurría en estos quehaceres.

Este joven, al que llamaremos Aukera, pasaba mucho tiempo hablando con sus amigos que estaban desparramados por todo el globo terráqueo. Sus camaradas hablaban lenguas diferentes y habían nacido en distintos lugares. Casi todos ellos tenían también el pasaporte equivocado para moverse en aquel mundo.

Los amigos de Aukera hacían teatro, otros música, otros escribían poesía y filmaban películas, otros trabajaban con minusválidos, cocinaban o renovaban edificios antiguos. Algunos de ellos no tenían trabajo y pasaban mucho tiempo caminando en círculos. Uno de estos amigos vivía en un pueblecito muy pequeño en un país del Sur. Él se llamaba Ezintasuna y hacía teatro para niños. Ezintasuna estaba muy cansado y quería irse a los países del norte, pero la autorización de viajar era muy difícil de conseguir.

Foto: Lazaro Emilio Hernandez Boffill

Él no creía que su trabajo estuviera funcionando, porque el mensaje de alegría y posibilidades que implicaba la actuación con títeres no llegaba a los niños. Ellos subsistían bajo una violencia muy fuerte. La mayoría de estas criaturas vivían en las calles y consumían drogas en lugar de comida para aliviar su hambre. Otros eran vendidos y prostituidos. Para defenderse se habían agrupado en pandillas. Un día, después de una función, uno de estos niños se acercó tímido y le dijo a Ezintasuna:

– Señor, ¿podría preguntarle algo?

– ¡Si, claro!-respondió Ezintasuna.

– Señor, ¿cómo hago para ir al mundo de los títeres, donde toda acaba bien?

Ezintasuna se quedo sin palabras. Con un nudo en la garganta le dijo:

Lo primero es construirlos, ya después poco a poco te iras adentrando en su mundo, como ellos en el tuyo.

El niño comenzó a acompañar al grupo de amigos titiriteros y con el tiempo construyó su primer títere.

Así me lo contó Ezintasuna y así se los cuento yo.

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Reflexiones sobre la violencia http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/zur-kritik-der-gewalt/ Tue, 14 Sep 2010 07:19:44 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1812 La salida del sol es un gran acontecimiento en la cotidianidad berlinesa. Su luz anuncia la llegada de la gracia, del gozo y de la alegría a la fría ciudad. En días soleados se camina con otra cadencia y el regocijo general hace que la tolerancia se asuma como fidedigna. La ciudad parece alborozarse en una magnitud sin parangón. El amor surgiría entonces de cualquier acto de fe, esparciéndose por doquier.

Sabine salio ese día a caminar por su ciudad. El brillo de su dorado cabello bajo el sol cautivaría a todos los amantes de Sjöfn, representante nórdica del amor. Pero era martes y Tyr, dios de la guerra, miraba a través de sus ojos.

Daniel rebosa juventud. Es un año menor que Sabine y su piel relucía bajo el sol cual mármol negro. Él se siente de aquí, aunque llamaría a Sjöfn, Vishnu y a Tyr, Shiva.

Ambos han nacido en Berlín, pero la ciudad no les pertenece al uno y a la otra del mismo modo. Ese día no van con sus bicicletas, prefieren utilizar el transporte público. La estación de Metro de Schlesienalle es como otra cualquiera, un poco sucia, con álgida luz y peculiar olor. Una cámara de seguridad nos muestra a estos jóvenes llenos de vida. Él está parado a medio metro de los rieles, cuando ella entra en la estación y se le acerca. Se sitúa a su lado, le dice algo. Gesticula y parece gritar. Es temprano en la mañana, quizás él se asombró, yo lo hubiera hecho. Le intenta dar la espalda desentendiéndose de la situación. Ella quiere pelear. Se  abalanza sobre él y lo empuja a los rieles. El tren viene en dos minutos. Un par de personas que estaban cerca y habían presenciado el hecho, rompen el estupor de la mañana e intentan sacarlo de los rieles. Daniel contará mas tarde que sus ejercicios como defensa del equipo de fútbol local lo ayudaron a reaccionar rápido. Hay sudor en casi todas las caras. Todo ha sido muy rápido. Se acabo la frescura  y el ambiente se cargó de pavor. Poco importa si salió o lo sacaron: está vivo. Más que daño físico, es un choque lo que le acomete. Todos están impactados. Con el zoom de las cámaras de seguridad se puede ver el rostro de Sabine, no muestra emoción alguna. Tyr siente por ella. Corre al otro lado del anden y se monta en el metro que va en la otra dirección. Se aleja… Ninguno de los presentes ha podido reaccionar aún. Luego alguien llamará a la policía, la detendrán y será interrogada. No hay arrepentimiento en ella, hay odio… ¿Por qué?

Son las siete de la mañana y Thilo Sarrazin escribe su libro: “Alemania se deshace”. Su hermano Nicolás Chauvin, inmortalizado en “La Cocarde tricolore”, le dicta el texto. Lo que escribe no lleva en sí la llama de la vida, sino las cenizas de la derrota. A ellos un Heine moderno les diría:

Los tejedores de Berlín.

Caminan por la ciudad con el ceño fruncido.

Se sientan frente a una cerveza  y aprietan los dientes;

Alemania, nosotros no vamos a tejer tu mortaja,

Tejiendo así nuestra propia maldición.

¡No tejemos, no tejemos!

Bendita nuestra religión, la religión de la intolerancia.

En soledades y linchamientos,

En ti creemos y te imponemos,

Nos engañamos, nos destrozamos.

¡No tejemos, no tejemos!

Bendito el gobierno, el gobierno de los ricos,

Que no puede curar nuestra miseria,

Que nos quita hasta la ultima esperanza

Y nos deja morir como perros.

¡No tejemos, no tejemos!

Bendita la falsa patria,

Donde la humillación y la vergüenza corren de la mano,

Donde cada flor con el despuntar se troncha,

Donde los podridos gusanos en festines se regocijan.

¡No tejemos, no tejemos!

No hay lágrimas en sus miradas sedientas.

Alemania, tus  tejedores no tejen,

Ni de noche ni de día.

¡Nueva Alemania tus tejedores no tejen mas!

Me voy a organizar

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Mi abuela y mis amigos… http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/meine-oma-und-meine-freunde/ Tue, 31 Aug 2010 07:00:28 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1298 Los amigos son una joya, al decir de mi abuela tan preciada, que solo se tienen unos pocos. ¿Por qué? Mi abuela no me contó, ella siempre invitándome a probar. Con ellos y ellas he reído, llorado y aprendido infinidad de cosas. Los trances que creamos juntos son como un asalto a la razón. La desvalijamos de sus pretensiones absolutistas y la dejamos desnuda, viendo en ella lo que tanto esconde, su pasado, presente y opaco futuro. En estas tertulias siempre es menester decir de antemano cuanto se va a beber, diez botellas de vino, veinte o hasta que no podamos más. De este modo fingimos tenerlo todo bajo control. Estos miríficos momentos de intercambio intelectual y emocional suelen también estar acompañados por comelatas y fiestas que pueden acabar en grandes proyectos, en clases magistrales o simplemente en desmesuradas borracheras. En una de esas sobremesas llenas de música, Safo contó de la mano inquieta de Olympe de Gouges. Los redactores de la monumental Déclaration des droits de l’Homme et du Citoyen habían olvidado a sus madres, hermanas, esposas y compañeras de lucha, por lo cual Olympe se dio a la tarea de redactar una Déclaration des droits de la Femme et de la Citoyenne. Debido a ello quizás los ciudadanos ilustres de la época, que solo eran unos pocos, le mandaron a cortar la cabeza.

El recapitular de Safo encendió la noche. Freud  ya se había tomado unos tragos, quiso objetar algo, pero madame Beauvoir, la cual se encontraba a su lado, no lo dejo abrir la boca. Herder, con espíritu conciliador balbuceo: -¡Zeitgeist, no es más que esto! Bukowski desinhibido agregó: -Para que tanta discusión, si a fin de cuentas ciudadanos o ciudadanas no pueden cambiar nada. Marx entraba con una botella de vino en la mano y grito: -¡Lucha de clases! Lo que debemos hace… Tina Modotti le plantó un beso, mientras Hannah Arendt tajante mirando a ambos con actitud desdeñosa, dijo: – Carlitos, cuidado con afirmaciones que acaban en totalitarismos. Pero el decididamente no parecía querer escuchar, demasiada pasión. La situación parecía explotar. En medio de todo aquello la voz inquebrantable de Chavela Vargas nos canto El último trago. Yo me di cuenta de lo poco que me importaba la ciudadanía y lo mucho que me valoraba al ser humano. Martí, siempre a mi lado, intuyendo mis pesares, me comentó: – Lo más importante somos nosotros: hombres y mujeres; mas ese nosotros es la capacidad que tenemos de relacionarnos, por lo tanto la expresión política de este relacionarse, el ser ciudadano, no debe perderse de vista. Octavio Paz, que había acabado de aplaudir a Chavela, le dijo a Martí: – No olvides, somos los hijos de la chingada. Él ­– dijo señalándome – no es ciudadano de ninguna parte. En Cuba porque aunque con aparentes derechos no podía hacer nada. En Berlín porque no tiene derechos y si los tuviera, bien poco podría hacer. Bakunin, estaba en el suelo a mi derecha conversando con Tagore, pareció haberlo oído y agregó: –El estado de ciudadanía es una falacia, pues el Estado que lo valida, distingue entre ciudadanos y no ciudadanos, olvidando así la raíz de todo: el ser humano. Lezama Lima puso a Gardel cantando Volver. Foucault y Gramsci que estaban bailando sin música en una esquina a mi izquierda se lo agradecieron y siguieron en lo suyo. Indescriptiblemente Kant no dijo nada en toda la noche, se vía a triste; alguien comento que Juana Bacallao estaba embarazada de él; pero quizás eran solo rumores.

¡Qué nochecita! Lewis W. Hine hizo una foto de la ella. En ese momento mi abuela se encontraba en algún lugar de la sala; ella, iconoclasta, veterana de luchas, con su sonrisa alumbra corazones y un mojito en la mano, es el faro por el que me guío. Nos miramos, sonreímos. Con esa sonrisa ando de mitin en mitin, pues como dice mi abuela: lo mejor está por venir o por hacer, le diría Ana Laura con un guiño…

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Oda al cuerpo http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/ode-an-den-korper/ Mon, 16 Aug 2010 07:47:35 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=775 Era el momento de liberar la libido. Escaparse de sí mismo. Sentirse apretado, empujado y manoseado por un instante. Todo esto con la esperanza de atrapar un ápice de la vida que se diluye en una cotidianidad asfixiante. Para ello se adentraron ambos en el Bar. Allí al parecer no hacen falta poemas. En lugar de poesía hay alcohol. Un cubalibre, un vodka con refresco de limón, otro chupito y poco a poco se van opacando los sentidos. La música hace su parte. Con un repetitivo ritmo retumbante, se crea la monotonía necesaria para dificultar el pensar. Reflexionar es lo que no se quiere. El pensamiento ha demostrado su incapacidad para resolver la soledad, por lo tanto no hay nada mejor que apagarlo. Desgraciadamente no se logra totalmente y se sigue andando con el piloto automático. Sentir, dejar al cuerpo revelarse, se muestra a través de una sexualidad objetualizante. Se van midiendo. Se acercan, se alejan. Se toman otro trago, no importa de qué. El momento va adquiriendo personalidad propia. Los jugadores hacen su papel. El juego ya empezó y todo forma parte de él.

La insinuación del deseo, movimientos que hechizan, que atraen, tragos que se derraman, que muestran, manos que acarician, que aprietan, ojos que miran, que muerden: un recrearse infinito. Los dos están allí protagonizado una escena de caza en la que ambos serán cazadores y presas. Se estrujan, se vierten uno en el otro, aparece una sonrisa y los miembros se dilatan. El cuerpo se relaja, se entrega. – ¿A tu casa o a la mía?

La claridad junto al dolor de cabeza anuncia que es otro día. Se ven las caras llenas de ellos por primera vez y se van con sus cuerpos a por un café. Una nueva jornada comienza y se sumergen de nuevo en el consuetudinario hacer. El superyó comienza su trabajo. Las culpas, los miedos, el bien y el mal reaparecen: se acabo la fiesta. Se miran desconfiados. Se repiten las mismas preguntas que se hicieron la noche anterior, solo que la complicidad del alcohol, la oscuridad y la música ya no están…

Maquina de Amar

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El arte del desencuentro http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/die-kunst-des-nicht-treffens/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/die-kunst-des-nicht-treffens/#comments Mon, 02 Aug 2010 07:57:31 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=548 “Entonces, a través de la fina malla de tus pestañas,

verás todavía  alargarse en mis pupilas ávidas un

desperezamiento de panteras…”

Rubén Martínez Villena

Aprender a convivir con el miedo es uno de los grandes retos de mi vida. Yo he tenido muchos, algunos se han ido, otros se disfrazan y gatean escondidos, mas hay uno persistente, siempre en vela, que me despierta del sueño de la razón. El miedo a no ver trasciende la intimidad que me he trazado, es también a que los demás no me vean, que no nos veamos. Si no logramos percibirnos parecería que somos intercambiables. Entonces nos perderíamos en la generalidad del los términos, por ejemplo mujer u hombre. Tú serias solo una mujer, yo solo un hombre; seriamos cualquier mujer, cualquier hombre, no tendríamos rostro, y la sexualidad continuaría siendo el escudo del uno frente al otro. Las clasificaciones de género resultan insuficientes para atrapar la sutil expresión de lo que somos. Tu sexo, el mío, son casuales y quiero ver en ti y que veas en mí más que esta trivialidad que tendemos a naturalizar. Y esto aunque intuyo querer no basta.

Al principio fue lo opuesto. Es por eso que en mis íntimos andares por las calles, bares y camas de Berlín me invadía la mayor de las veces una sensación rara. Los encuentros parecían desencuentros. En esas caminatas era asumido por muchos y muchas como un hombre latino. Este tipo de animal es aprehendido como bestia feroz. No es tan malo ser clasificado como semejante espécimen, sobre todo porque estaba de moda y parecía ser no más que una locura pasajera. Ciertas demencias duran demasiado. Todo lo que hacía solo servía para corroborar  mi condición de fiera. Las gafas que suelo usar para ver el mundo no eran entendidas por algunos como producto de un problema visual, sino como el intento de parecer intelectual. No los culpo, mi abuelo también pensaba que los intelectuales lo tenían todo más fácil, tanto así, que insistió en que sus hijos estudiaran una carrera universitaria. Siguiendo los pasos familiares comencé a estudiar filosofía y ciertamente no he notado que mi vida sea más fácil por ello. Para mí la situación empezó a ser sofocante. Un día invite a bailar a una chica que lo hacía bien y la respuesta fue rápida y precisa: – ¡Yo ya estoy casada! La sangre jacobina y cimarrona que me corre por las venas llego a estado de ebullición. Me leí el ensayo de Camus y desde entonces era Le latino révolté. Desde el grito ideé una estrategia para luchar contra el sentido común. Mi táctica no era quizás tan buena como la puesta en práctica en Afganistán y en Irak, pero creía funcionaria, al fin y al cabo yo no quería adueñarme de nada, solo ser visto más allá de estereotipos. La idea era sencilla, solo debía  evitar los bailes donde las pelvis se juntaran. Desde entonces comenzó a comentarse que no sabía bailar. – Yo creo que no es Latino- comentaban agregando -, nació en el viejo continente. ¡Le falta sabor! Estas habladurías me tocaron el ego, así que decidí simplemente no bailar. La explicación no se hizo esperar. – ¡No baila porque es homosexual! Con esto se me empezó a cotizar  bien alto en el mercado sexual. En esos días me enteré que para muchas mujeres era un bello desafío, llevarse a un gay a la cama. Emborrachando la frustración frente a una cerveza una amiga me conto que a ella le pasaba lo mismo. Entre ciegos los desencuentros son más comunes que los encuentros. Esa noche los mandamos a todos y todas al carajo. Si no nos ven que se jodan. Ellos se lo pierden.

Hay miedos que no son saludables, el miedo al otro es uno de ellos. En cambio el temor a la ceguera me ayuda a no perder la capacidad de sorprenderme, a verme, a verte, en la búsqueda de lo que puedo, de lo que puedes y quiero, y quieres: ser. Andando así, con Goya a mí lado por esta vida nuestra, pretendo evitar los monstruos que produce la razón. No siempre me está dado, mas lo intento.

Joaquín Sabina, Pie de Guerra.

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Perdido en la academia http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/verloren-in-der-universitat/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/verloren-in-der-universitat/#comments Sun, 18 Jul 2010 08:00:54 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=466

Cuba, 17-29 de noviembre 2007.

Mi inicio en las aulas fue por demás conflictivo. Ya en la primaria comencé a desconfiar de los grandes que intentaban instruirnos. Nos llamaban niños, que quiere decir algo así como que tienen el derecho de hacer con uno lo que quieran. Ellos no solo nos dieron una paliza psicológica que ha dejado secuelas profundas, sino que nos enseñaron a propinárnosla nosotros mismos. En mi primaria tuvimos un héroe. Un día se le ocurrió dudar de la necesidad de aprender matemáticas e historia y lo grito. Lo dejaron toda una tarde sin poder jugar con los demás, como no se doblegaba paso casi todo un mes aislado. Ahora es económico y aunque sonríe, ya no duda.

Yo seguí el camino marcado. Hice todos los niveles escolares hasta la universidad. Tenía una fe ciega en ella, pensaba que allí al fin aprendería a equivocarme. Mas las universidades están para crear certezas y la Humboldt Universität no es la excepción. En sus cursos aprendí que historia antigua es la historia de Grecia y Roma; que filosofía es explicar algo con lógica y todo lo demás es ideología; me enseñaron la importancia de seguir al pie de la letra lo formal, que la ciencia es un conocimiento impersonal en el que no hay cabida para lo que algunos llaman sentimientos. Resumiendo que aprendí el inmenso placer de perderme discutiendo nada. Un día, haciendo uso del reino de la libertad, se me ocurrió decir que todo aquello me parecía un poco sin sentido. Valiéndome de la palabra que reinaba, intente fundamentar mi respuesta como me habían enseñado. Cite a un par de alemanes viejos, a franceses críticos de alemanes viejos y a latinoamericanos inconformes con todo aquello; mas mi crítica no fue acogida, se me tildo de querer dar un giro ideológico con pensadores que ya habían sido rebasados. ¡Ups! Me respondieron lo mismo que se decía desde hace muchos años en la habana: – Si no estás de acuerdo ¿qué haces aquí? Desde entonces las recriminaciones de mi madre, que se empeña en decir que filosofía e historia son una pérdida de tiempo, tomaron un nuevo matiz.

Aixa

15 – Rockasón – Alejandro Gutiérrez – H.Abierta – Habana Abierta

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Cada generación tiene que escribir su propia historia http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/jede-generation-muss-ihre-eigene-geschichte-schreiben/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/jede-generation-muss-ihre-eigene-geschichte-schreiben/#comments Wed, 07 Jul 2010 06:18:03 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=420 Con una niñez derramada en los ochenta, comenzó el deambular por la vida de una generación que se divorcio del discurso político oficial. Nuestra adolescencia pasó entre consignas de “Panamericano y Pa’lante” y Elián. En la escuela nos contaban las atrocidades del imperialismo y la manipulación que estos señores hacían de los medios de información. Nos relataban lo bien que íbamos y lo mal que estaba el mundo. A través de versos de Martí, Neruda y Vallejo vimos la realidad de un mundo que nos inculcaron podíamos cambiar. Nos enseñaron a dudar de lo evidente, a ser desconfiados: el enemigo podía estar en todas partes. Caupolicán y la revolución haitiana eran los hechos que mostraban lo real maravilloso, la mágica sorpresa de descubrir en lo cotidiano la simple heroicidad de los oprimidos. La revolución nos fue presentada como continuación histórica de las luchas del pueblo cubano por su libertad. Desde una postura maniqueísta y simplista se reducía su esencia a la lucha contra el imperialismo norteamericano. En aquellos momentos historia parecía ser sinónimo de memoria. Aprendimos a recordar lo que legitimaba la postura gubernamental.
Solo que cuando intentamos llevar a la práctica esto que nos decían, cuando quisimos ver con nuestros ojos, cuando intentamos ser actores directos de nuestras vidas: entonces descubrimos que formábamos parte de los oprimidos. I

En la pirámide política cubana estaba prohibida la disidencia, había solo una opinión verdadera y era dicha por una persona: el máximo líder y figura pública de la Revolución. ¿Por qué? Había que ser fuerte frente al enemigo común, el imperialismo Yanqui. Pero el adversario que el cubano de mi generación comenzó a percibir no era solamente el de las consignas del gobierno, sino además el estado mismo que nos dejo sin voz ni espacio. Nos percatamos de que los medios de comunicación no solo eran manipulados por los señores del norte, sino también por los compañeros del patio. La verdad que nos habían inculcado era tan de ellos, que no tenía cabida en una generación de cubanos que como nosotros creció con un discurso político demagógico que no lograba dar de comer a sus ciudadanos, ni les daba opciones dignas de vida, que vivía de la retorica y los reducía a peones de una política esquizofrénica, donde todo era dictado desde arriba. Comenzar a ver esa nueva dimensión de lo real dejo a muchos ciegos. El enemigo dejó de ser evidente, se despersonalizó; no estaba solo a noventa millas, sino también en nosotros mismos. Su figura pública era él que antes había afirmado querer construir una revolución para el pueblo y desde el pueblo. Lo paradójico es que los cambios se emprendieron fortaleciendo la centralización en una persona de poderes que debieran ser ejercidos por todos. Este hombre que se creyó todo, no será absuelto por la historia como afirmó en su defensa, pues se perdió en las marañas del ejercicio del poder. Pero él es sólo la figura pública, el sistema que lo sustentó es mucho más complejo, la muestra de ello es que continúa cojeando, aunque ya él no “está”. Reflexionando todo esto, la historia dejo de ser un mero ejercicio de memoria. No se trata de acordarse del descubrimiento de América sino más bien de ser conscientes como la construcción de estos hechos históricos son el reflejo de relaciones de fuerza. Si los españoles hubieran sido vencidos por los aztecas e Incas, no habría habido descubrimiento de América. La comprensión de la historia que se queda en el mero hecho y no logra captar la dimensión dinámica que se abre en la relación del sujeto de la historia y la historia misma, no me servía para entender mí realidad. Desde entonces no quiero que nadie me la cuente, al fin y al cabo podemos hacerla.
La construcción de la historia es un momento inseparable de la constitución político-social de los distintos grupos sociales que a su vez la validan como verdadera. Es por ello que escribirla no es una tarea meramente académica, sino también práctica, que encuentra su esencia en la dimensión cultural hegemónica que está indisolublemente atada a cambios políticos, sociales y económicos. La historia ya sea oral o escrita no es solo la trasmisión del saber acumulado de una generación a otra, es también el momento de constitución de los nuevos sujetos históricos, de su imaginario social, a partir del cual comienzan a construir su identidad. La apropiación histórica es por consiguiente la necesaria crítica de la herencia recibida. A la historia que nos enseñaron le faltábamos nosotros. Nos sirvió para comprender la necesidad de escribirla nuevamente, para no perder de vista que mientras los leones no tengan sus propios historiadores, los libros de caza continuaran glorificando al cazador.

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Aquí hablan los amigos http://superdemokraticos.com/es/poetologie/hier-sprechen-meine-freunde/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/hier-sprechen-meine-freunde/#comments Tue, 15 Jun 2010 09:26:35 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=265 Escribir una síntesis puede conllevar a una abreviación del decir que obligaría al autor o autora a dejar fuera los detalles que, dichos en el momento indicado, son el todo del asunto en cuestión. Un currículum es una síntesis violenta que le quita a la vida del sujeto al cual representa, el halo mágico que está en el vivir. La primera vez que escribí mí currículum fue para postularme a la Universidad en Berlín. Una amiga se sentó conmigo a explicarme que era aquello. El texto debía ser claro y conciso. Había en él espacio solo para la objetividad. Para lograrla, debía omitir todos los momentos-hitos de mi vida. No debía decir de quién era hijo, hermano o amigo. En el papel que desinformaba, tenía que escribir que había nacido en La Habana el 23 de septiembre de 1978. Aunque describir la Cuba de la época me pareciera más interesante. Lo que sentí cuando terminé de leer Robín Hood y se lo empecé a contar a mi mejor amigo de la primaria; el estremecimiento de comenzar una nueva vida en la barriada de Alamar cuando tenía cinco años (y dejar atrás a todos mis amigos); la alegría de tener mi propio cuarto; el vivir cerca de la playita de los rusos; mi primera bicicleta; las noches oyendo los cuentos de mi amigo Poli y de su Bayamo natal; el volver a mudarme (dejar a mis amigos de nuevo); el hacer nuevos amigos; la primera novia; el descubrir la música y estudiar mis primeros acordes de guitarra con una maestra que me encantaba: todo eso que me hace ser quien soy no debía estar en el currículum. Por eso decidí escribir un Currículum de mis detalles-vida. Un currículum en el que hablen mis amigos.

La verdad que cuando niño me dio muchísimos dolores de cabeza. ¿Yo no sé cuándo fue que él se acogió al buen vivir? Imagínense ustedes, que se fue de la casa con tres años detrás del padre, y yo lavando sin darme cuenta. Hasta que empiezo a preguntarme ¿Dónde estará el niño? Salí corriendo. En la esquina de Monte y San Rafael una mujer me gritó: ¡Párase! ¡El niño está aquí! Eso me salvó la vida, pues venia un carro que me hubiera matado. ¿Y ustedes creen que él se alegro de verme? ¡N’ombre no! Él estaba feliz con sus nuevos amigos.

Nosotros estuvimos juntos en la misma aula toda la secundaria. Nos conocimos discutiendo por alguna tontería. Con el tiempo nos volvimos inseparables. Algo que no se me olvida es una profesora que lo llevó a consejo disciplinario por haber dicho que Fidel era el presidente de Cuba. ¡Tú eras fanático a meterte en problema!

Yo lo conocí en noveno grado, él pasaba por mi casa cuando iba a hacer deporte. Me caía bien, aunque no hablábamos. Un día en una fiesta bailamos, y que conste, bailé contigo, porque mi amiguita decía que tu bailabas bien, lo cual era mentira, no sabias bailar nada.

¿Cómo nos conocimos? Bueno en la facultad fue cuando la amistad se hizo profunda. Allí éramos un grupo de amigos. Pedro siempre ha tenido un carácter difícil. A veces introvertido otras te sorprende por lo extrovertido. Al terminar la facultad comenzamos a estudiar con profesores particulares para las pruebas de ingreso de la universidad. En ese mismo tiempo entramos en un grupo de Teatro y de siete de la mañana a tres de la tarde trabajábamos de camilleros en un Hospital para pagar las clases. A partir de las ocho de la noche ensayábamos con el grupo de teatro. Terminábamos como a las doce de la noche y llegábamos a la casa a eso de las dos de la mañana. La verdad en aquellos tiempos no dormíamos mucho. No teníamos ni un kilo y siempre estábamos tomando vino malo. La nostalgia hace que Pedruco recree aquellos tiempos como geniales ¡No jodas macho! En verdad no fueron tiempos tan malos, pero porque nosotros le pusimos sentimiento y corazón. La cosa estaba en candela y nosotros con cantidad de sueños. Soñador: eso es lo que ha sido el negro toda su vida.

Yo fui una de las pocas que había pedido filosofía, y creo que Pedro también. El siempre estaba discutiendo en las clases y eso le costó más de un susto. Demasiado apasionado diré yo siempre. Y resulta que él vehemente compañero Pedro en tercer año pidió la baja. Nadie entendió nada. Hubo una reunión y se decidió que no se le podía dejar ir así. Él era muy buen estudiante. A mí me encargaron hablar con él. Se le dio la posibilidad de que comenzara el curso próximo nuevamente. A todos nos sorprendió cuando nos invitó a su fiesta de despedida. Eso de irse para Alemania así sin más, no se lo esperaba nadie. El caso es que ahora anda por allá estudiando filosofía.

Berlín fue un reto. El idioma e insertarme en la cultura eran la llave para poder continuar estudiado. La ciudad me anido y me mostro en su cotidianidad la pesadilla de ser emigrante. La aventura no termina. A veces se torna grotesca y cruel, mas siempre busco la sonrisa que me salva.

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