Jo Schneider – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Confesión posmoral http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/postmoralisches-bekenntnis/ Fri, 17 Jun 2011 06:45:42 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4095 Vetternwirtschaft (alemán), Vetterliwirtschaft (suizo-alemán), Vetterleswirtschaft (suabo), Spezlwirtschaft (Baviera), Freunderlwirtschaft (Austria), Klüngel (Renania) o de manera profana Vitamin B, en español: enchufe. ¿Cuánta influencia tiene el nepotismo, esa distribución de beneficios entre allegados, en el manejo de la verdad?

Puedo imaginarme muchas cosas. Me puedo imaginar, por ejemplo, cómo uno se puede convertir en un Helmut Kohl. Sí, me puedo imaginar como uno primero llega a ser el sexto canciller de la República Federal de Alemana, el “canciller de la reunificación alemana” y el “canciller de la unificación europea” y como después termina siendo un personaje miserable. Me puedo imaginar cómo se llega a ese punto en el que alguien no quiera dar los nombres de los donantes para el financiamiento electoral, sólo porque éste  dio su palabra de honor de no hacerlo (voz original), por mucha ley de partidos o deber de publicación que se quiera. Primero uno es demasiado gordo y formal para la juventud y después uno encuentra –para colmo en un partido conservador cristiano- un sistema para ser funcional, uno inhala de su lógica, la transforma, le da forma, se embriaga en partes del sistema y en partes de uno mismo, y en un abrir y cerrar de ojos uno se encuentra en un marco de referencia que lo único que tiene en común con el mundo de la gente ordinaria es la apariencia. Ese es un estado en el cual dar palabra de honor se convierte en un signo más representativo de la sinceridad que la propia verdad. O sea, un estado en el que la verdad como un absoluto se vuelve quebradiza, porque también allí, en la sinceridad de la palabra de honor mora una verdad. Puedo imaginarme que el nepotismo no tiene rasgos de maldad, ni siquiera mirándolo desde dentro del núcleo del nepotismo hacia afuera. Puedo imaginarme que éste es percibido por sus protagonistas, por gente como Kohl, como un ritual de hermandad.

Me puedo imaginar muchas cosas, pues yo mismo soy débil de carácter. Por ejemplo, sé lo que significa querer ser el mejor y conozco también las ideas que surgen cuando en el camino a uno se le rechazan las pretensiones bruscamente. Conozco los movimientos vertiginosos del cerebro ante un rechazo, y sé que sólo basta un escaso enraizamiento en la entereza luterana y la pusilanimidad  pequeñoburguesa para dejarme caer en el la esfera de lo oscuro. Me puedo imaginar cómo se empieza a negociar con un superior, como se dice: para “avanzar”. Seguramente, bueno, así lo me imagino, uno no lo hace con la sonrisa pícara del malhechor, sino que uno ríe con el otro, hay verdadero aprecio entre los dos. Me imagino que así se ponen de acuerdo, por ejemplo profesor y alumno, en que el más joven de los dos merece un título. Me puedo imaginar cómo beben hasta muy entrada la noche y hasta que se han asegurado mutuamente de que es
correcto y para el bien de todos.

Me puedo imaginar muchas cosas, me puedo imaginar también lo terrible que se siente un reportero cuando una escena clave para su investigación, la escena que pudiera contar con unas pocas imágenes con profundidad de campo la totalidad del tema, no sucede y éste después tiene que inventarla. Me imagino como éste irrumpe en el arsenal de otros géneros y como allí se arma fuertemente con los fusiles de avancarga de la literatura para equipar las rígidas filas del periodismo. Y cómo éste después escribe sobre un
tema que sólo conoce de oídas, como si fuera testigo ocular. Me puedo imaginar inventar entrevistas como, en cierta ocasión, la del periodista Tom Kummer, y es que -como él describe en su autobiografía “Blow Up”-esto sucede no sólo por necesidad, sino también porque el hecho de inventar se comporta de manera más honesta con respecto al mundo que la afirmación en una crónica.

Puedo imaginármelo todo. Me puedo imaginar también situaciones que hacen parecer matar como algo necesario-y después desmentirlo. Soy hasta capaz de imaginarme, como por la pura necesidad de supervivencia me puedo volver un asesino en serie. Sí, me puedo imaginar cómo alguien como John Demjanjuk se convirtió en un carnicero, ya sea en  Treblinka o en Sobibor. También me puedo imaginar cómo uno puede olvidar el propio yo, después de haber cometido una acto de maldad, luego-de alguna forma- se le condena injustamente como a alguien que alguna vez fue un asesino en serie. Puedo imaginarme el poder perdonar todo tipo de comportamiento y puedo imaginarme también dudar hasta llegar a un estado “posmoral” que justifica cada mentira como una variación de la verdad.

Que ¿Por qué no lo hago? Digamos por la cultura, la pija burguesía o por ambas.

Traducido por: Adriana Redondo

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Land of wimps http://superdemokraticos.com/es/english/land-of-wimps/ Fri, 29 Oct 2010 20:49:59 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3117 by Jo Schneider

I write out from a land that (still) surrounds me (as a middle-class, left-wing bourgeois child) as soft as cotton does, and it protects me from bad experiences all around the World. I’ve never been discriminated, at least not openly, and certainly not because of my race, culture or nationality. Tall, thin, white and well dressed, I get through every corner of the world; that has been my experience until now. A doorman at a club has never rejected me, I was never denied as a member of anything, and even USA’s Homeland Security Office wave aside, bored. In my life, the summit of discrimination was some innocuous anti-German needles from a Norwegian exchange student. A joke, really.

What I really appreciate and love from this country, appears to me like an execration in questions like perceiving discrimination: it appears impossible to us, the German Germans (those white-to-the-bone children of German parents and grandsons of German grandfathers), not to be at the sunny side of life; that means, we condescend in will and consciousness with poverty and lawlessness, but that hasn’t got anything to do with discrimination, but with brutishness and the need of collecting experiences.

Is it indeed a sophistry when I say that I’m twice discriminated with this manifest indiscrimination? My words “I want to feel someday discriminated too” at the beginning of this text, may be consciously too out of line, but they comprehend a nuclear point that appears to me as fundamental nowadays, when a decisive debate about Muslim immigrants takes place in Germany: How on Earth could a regular “original German” (as some name them now) understand, how it feels like to be discriminated because of your origin, culture or colour of skin? How should anybody that belongs to the dominant culture and race (which apparently protects them worldwide from discrimination) measure the situation of those, who can’t find a way in to that culture, or even worse, who are rejected to get into that culture?

Without experiencing a daily discrimination, I can only have a slight idea about how obscene it has to feel like, as an aggrieved party, when everyone of those in this land who discriminate collectively the Muslim immigrants, talk about “discrimination” when they are answered with acrid objections –and not just from those immigrants. The experience of a real discrimination regarding religion, culture and colour of skin would scotch the culture of crisis, of breaking taboos, of “we should be able to say…”.

Until that happens (and it could not happen at all, that would be paradoxical), it should be possible to say again that the bourgeois “Original Germans” are clueless wimps, and it would be good for them to be discriminated somewhere (and therefore that this people (we) would surely have to deal with their hubris), and know how it feels like to be a hard-to-integrate minority.

© Jo Schneider


Translation:
Ralph del Valle

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Titel (Deutsch) – Titel (Español) http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/titel/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/titel/#comments Tue, 19 Oct 2010 11:55:55 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2969

Ha llegado el momento de hacer balance. El mundo gira y ahora lo hace hacia adelante desde un fantástico y sosegado verano, que ha transcurrido entre el estudio y el trabajo, en el que el trabajo en este blog biográficamente combinaba muy bien. Si uno ya es asalariado y miembro del sindicato mira con preocupación  su cuenta de banco, con inseguridad en el futuro y ya no se siente dispuesto a pensar simplemente por pensar, sino que se pregunta cuál de las amistades existentes, a las que no pertenece ninguna interculturalidad, debería ser retomada a pesar del claramente reducido tiempo libre.

Uno estupidece y en algún momento será reconocido por los propios hijos como un anticuado y chauvinista burgués de provincia, con cero contactos sociales y la mundanidad de un jubilado de Bilefeld, entonces poddra hacer referencia a este tiempo dorado (menor en textos sueltos) y decir: „mira allí, hubo tiempos en los que su padre sostuvo un intercambio con todo el mundo. Gente muy inteligente de México, Argentina y Bolivia discutieron con él sobre la historiografía nacional y preguntas sobre la identidad en un mundo movedizo”.

Si el mundo fuera una reunión de la ONU y la computadora un traductor sensible…

Si los niños tienen más o menos cerebro, preguntarán, ¿que es lo que salió de todo esto? -y pondrán a sus progenitores en complicadas vicisitudes: ¿Acaso se ha interesado alguna vez por los otros blogers internacionales o por este blog internacional? No realmente, aunque algunas cosas fueron interesantes y otras muy llamativas- al final de cuentas la comunicación fue muy fatigosa. Es lo que diría uno en la retrospectiva. Si bien es cierto que los textos en español fueron legibles en alemán (y al revés), pero para un diálogo apropiado a los medios, faltaron dinero y técnica.

Quien sabe, quizá lo niños que ven a sus padres como fósiles, que encuentran el conjunto sobreentendido, porque para ellos es posible contar con una máquina traductora en tiempo real capaz de traspasar bien el contenido de los comentarios en el chat, como ahora no son capaces de hacer los algoritmos de traducción ni si quiera con textos tipo. Si el mundo es una reunión de la ONU y la computadora un traductor simultaneo (uno bueno, sensible, visionario con una manito para la transmisión de códigos culturales), recién entonces será posible algo como un dialogo intercultural. Entonces serán posibles abrir horizontes en un diálogo más allá de los espacios lingüísticos.

Aveces uno quisiera gritar confundido „¡argh!“.

Mientras tanto uno se atormenta con substitutos como los idiomas universales: cuando cinco que no tienen el idioma nativo se juntan en una mesa a hablar, tendría uno que bostezar muy fuerte. Cuando 20 blogers y sus lectores se juntan en un blog, más allá de las buenas intenciones no pueden encontrarse, entonces podría proferir un confuso „argh!“. ¿Qué puedo hacer con las reacciones hispanohablantes (en todo sentido muy alemanas) a mis aportes sobre la cultura de la culpa, Auschwitz y la identidad alemana? Las máquinas traductoras pueden efectivamente transmitir una impresión, que mueva al que está en frente. Sin embargo se trata al mismo tiempo de una surrealisación inapropiada: si ahí dice:“lamentablemente y con todo respeto, sólo a habido un Holocausto, la frontera de una maldita rocola, que no paraba, por qué son tan azules nuestros sueños que sólo podemos pedir a San Antonio, si Neal Cassady llega a morir aquí, por emigrar“, Uno le asigna un alto grado de poética y sin embargo, más allá de eso, permanece simplemente como una impresión del contenido semántico y la frontera entre los Estados Unidos y México y no puede ser así.

Alegrémonos por un tiempo en el que no habrán más idiomas, en el que los idiomas nacionales sólo serán costumbres y dialectos elegidos, hechos para burgueses de provincia, como el que yo mismo seré algún día, alguien que normalmente delimita temeroso la frontera entre lo virtual y la realidad. Si en ese momento nos ponemos sentimentales, nadie podría ponerlo en duda. Ya que en ese momento lo que intentamos hacer aquí dejará de ser especial. El afecto inesperado, que en especial para un autor joven alemán significa poder ser leído por personas no socializadas en lengua alemana, la mirada extrañada y fascinada sobre la traducción del propio texto. Todo eso sera cotidiano, Los Superdemokraticos fueron una fiesta.¡Muchas gracias!

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Pueblos del Mundo ¡Mírenme! http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/volker-dieser-welt-schaut-auf-mich/ Fri, 01 Oct 2010 13:29:14 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2447 Hace tres semanas que el mundo sabe donde vivo. No porque yo se lo haya dicho – sólo me he mudado y finalmente ya no comparto más esas tonterías de „a rather big down in the Ruhr District, an industrial area north of Cologne“ (Kindheit, Dortmund) o „a small city south of Hannover, in the center of the country“ (Hildesheim, Studium). Ahora digo Berlín y el mundo contesta ¡Oh! Y eso ya se hace en el marco de un viaje por Europa: El Muro/ los Clubs etc…
Es fantástico. Uno pisa la calle y todos los problemas de ser cool que normalmente uno discutía consigo mismo como pueblerino, son parte del pasado. Uno casi a ascendido, de acuerdo al lugar de residencia, a ser un mundano y levemente fatalista habitante de la gran ciudad, que tiene el increíble privilegio de tener un departamento de una sola habitación, en un lugar que dice de sí mismo contar con todas las comodidades y estar correctamente amueblado por las propias manos. Eleva el espíritu, el pequeño y el grande, ver como el mundo se sienta en la hierba a la puerta de la casa (la mía) a esperar algo. (En los días especialmente buenos incluso parece que se sentara a esperame).
En los días malos yo soy yo, como me conozco. En los días malos no tolero ninguna fanfarronería (salvo la mía), no aguanto ninguna ociosidad puesta en exposición, no soporto la „arrogante omnipresencia de los ladrones diurnos“, que una mujer inteligente en mi presencia etiqueta como tales. Entonces no aguanto el intercambio cultural, no soporto el remarcado ir bien de los medios de comunicación (alemanes) y los (turcos) vendedores de Döner (¡siempre esos ginos!) y no puedo escuchar las conversaciones entre literatos del mundo entero -llevadas acabo en ese ligero interenglichalemán- que no quiere decir otra cosa que: „¡Quedate ahí, lo hemos entendido!“
Qué tienen esas personas – ¿que todas aquellas otras que, gustosamente habría querido que se queden en casa, no han comprendido? ¿Qué un mundo de los mercados globalizados -como estímulo y compensación- también necesita el intercambio con los civiles? ¿Qué quien pueda entender las cosas en su contexto, debe ser capaz de comprender los contextos en si? Qué el viejo nomadismo de los Estados nacionales hace tiempo que ha sido substituído por un nomadismo de redes globales? Eso no sostiene al mundo en su interior-, pero lo aferra tanto que nadie puede ni quiere hablar fuera de los márgenes de ese Mainstream- con esa idea despierta Berlín, por lo menos los días en los que estoy de malhumor. Los tipos progre de los medios hablan un inglés tipo progre, los estudiantes de intercambio hispanohablantes hablan un español de intercambio y a menudo entre ellos se sienta un niño alemán de pueblo e intenta mantenerse al tanto del-pulso-de-los tiempos que corren, para ver que tan bien puede salir adelante con su inglés de colegio y su español chapurrero.
Así se sientan todos a la orilla del canal, mientras yo la recorro de malhumor, gruñendo porque mi Mp 3 ya no tiene batería y se niega a protegerme de las emisiones de la comunidad global con el audio de un libro de Thomas Mann, de las conversaciones – también limitadas lingüisticamente- que giran al rededor de la comida, de los viajes o de la comida que se ha conocido durante el viaje. Porque no tengo nada más que hacer,  me pregunto por enesima vez de qué se trata y me apego a las reglas de un pueblo de Alemania del oeste: donde el niño de clase media alemán se queda entre sus iguales, tranquilamente, sin ser afectado por la globalización, para poder focalisar en el mejor alemán los problemas de la globalización. Mientras en el canal de Berlín muchachas alemanas, muchachas españolas hablan sobre chicos daneses y pisos compartidos por lituanos, derramo una lágrima de melancolía y pienso en las Gotingas, los Münster y los Friburgos de todo el mundo, donde uno podría -se en un grupo de ataque o en una asociación local de la FDP (Partido Liberal), es igual- ser maravillosamente productivo entre sus iguales y sopesadamente maniobrar las finanzas globales.

Traducción Rery Maldonado

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El país de los debiluchos http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/das-land-der-weicheier/ Wed, 15 Sep 2010 13:11:26 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1952 Escribo desde un país que me protege en todo el mundo de malas experiencias, a mi, niño burgués de centro izquierda, (todavía) cercado por la suavidad del algodón. Nunca he sido discriminado, al menos no deliberadamente y mucho menos por mi raza, cultura o mi nacionalidad. Alto, delgado, blanco y bien vestido en realidad me va bien en todo el mundo – esa es al menos mi experiencia hasta el momento. Todavía no he fracasado frente al portero de ningún club, todavía no se me ha negado ninguna membresía e incluso la Homeland Security de los Estados Unidos me saluda aburrida. La cúspide de la discriminación en mi vida fueron algunos pinchazos anti- alemanes de un estudiante de intercambio noruego. En todo el sentido de la palabra: ¡Un chiste!

Lo que saludo y aprecio de este país, me parece en las preguntas sobre la sensibilización contra la discriminación como un maleficio: A los alemanes alemanes (es decir a los niños blancos hijos de padres alemanes y nietos de abuelos alemanes) nos parece imposible no estar en el lado soleado de la vida- a menos que voluntaria y conscientemente nos decidamos por la pobreza y la ilegalidad, pero en ese caso no tiene que ver con discriminación, sino con estupidez y adicción a la experiencia.

¿Decir que a través de la no discriminación evidente, soy doblemente discriminado es un sofismo? La frase “también yo quiero sentirme discriminado alguna vez”, con la que empezaba la primera versión de esta colaboración, lo sé, va demasiado lejos. Sin embargo me parece que encierra el punto decisivo frente al debate que se desarrolla en este momento en Alemania sobre la integración de los inmigrantes musulmanes: ¿Cómo puede comprender el promedio de los “alemanes de origen”, como son llamados ahora por algunos, abarcar, entender qué significa ser discriminado por su procedencia, cultura o color de piel? ¿Cómo puede alguien que pertene a una idiosincrasia y a una raza que parecen protegerlo en todo el mundo, contemplar la situación de aquellos que no encuentran entrada a esa cultura o lo que es peor, que les es negada la entrada?

Sin la experiencia de una discriminación cotidiana, solo puedo imaginarme cuan impertinente puede parecerles a los afectados que ahora en este país, aquellos que discriminan al colectivo de inmigrantes musulmanes de golpe empiecen ellos mismos a hablar de “discriminación” cuando son fuertemente criticados – no solamente desde las filas de esos inmigrantes- La experiencia de una verdadera discriminación por religión, cultura o color de piel, compartida por todos los habitantes del país, asfixiaría la sublimación de la cultura, la ruptura de tabús, ese “bueno uno debería poder decir…” en sus germenes.

Hasta que lleguemos a eso (algo que no puede suceder, sería una paradoja) uno tendrá que volver a decir que los “alemanes de origen” burgueses son unos debiluchos ignorantes, a los que les haría bien que alguién en algún momento los discrimine- mientras esa gente (nosotros) se arregla con su su soberbia- y los convierta en una minoría que se integra difícilmente.

traducción Rery Maldonado

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La vuelta en coches separados o “Cómo mi Yo de doce años azuzó la lucha entre culturas” http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/ruckfahrt-in-getrennten-autos-oder-wie-mein-12-jahriges-ich-dereinst-den-kampf-der-kulturen-aufheizte/ Fri, 03 Sep 2010 12:36:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1574

Tengo que hacer una confesión. Observando el profundo debate sobre la integración que en este momento se desarrolla en Alemania: Si, yo también fui alguna vez miembro de una iniciativa anti- islámica. O mejor dicho: yo también ha discriminado he discriminado como grupo a emigrantes provenientes del espacio cultural mahometano.

Eso sí, tengo que decir para acentuar la salvación de mi horra, que mis motivaciones no eran de ninguna manera las explicaciones blandengues que en este momento mueven a una parte de la población a radicalizarse (a la derecha) aprobando a un político en la afirmación de que en general los emigrantes representan una amenaza cultural. Que ellos – sea influido por la genética o por la cultura es en principio dejado de lado- no están dispuestos a integrarse ni tienen la capacidad de aprender y que la cultura alemana es tan poco respetada como los protagonistas del espacio cultural, los „Anfitriones -en el contexto de la migración una palabra falsa y terrible-.

Si Alemania podría „suprimirse“ como el político mentado dice, es algo que nos interesaba un carajo cuando yo todavía era activista. Yo sólo quería marcar goles! Tenía doce años, jugaba fútbol en el SC Aplerbeck 09, un equipo de provincia en los límites de la cuenca del Ruhr. En esa agrupación sucedía lo que la división escolar tripartita sabía impedir: Ciudadanos- la mayoría de ellos hijos de trabajadores extranjeros  se chocaban, prácticamente sin freno, unos contra otros. Con el resultado limitado: Hasta el día de hoy me veo junto a otros siete chicos clase media, la mayoría de ellos rubios como el trigo, yendo después de un juego a ver al entrenador (padre de un campañero de equipo, alemán) y decir: „No queremos jugar con los Marokks.“ El entrenador preguntó: ¿por qué?. Nosotros: porque nunca pasan la pelota, ¡si acaso entre ellos!“.

Lo que desde la perspectiva actual me sorprende de esa acción políticamente incorrecta y completamente discriminatoria de nuestros siete compañeros marroquíes (y lo que la diferencia del ideologizado debate actual), es el pragmatismo. Uno podría haber, si ya estaba en eso, en aquél momento dicho realmente tantas cosas que en ese equipo no funcionaban como introducción a grupos biculturales. Uno podría haber imitado los clásicos excesos de esa cultura del honor, con ese burbujeante: „eh, ¿me estás provocando?, cuando en los vestuarios uno miraba demasiado tiempo en la misma dirección. Nos podríamos haber enfadado por la poca valoración de nuestras estructuras familiares, sobre todo de nuestras madres, que se desarrollaban en diálogos dadaistas como „haste pepa, hijo de puta“- „tu mismo hijo de puta“- „ea, ¿acabas de mentar a mi madre?“.

Quizás fuera arrogancia, la que se expresaba con indulgencia y la que nos transmitían nuestros padres: „esas son por lo general personas muy sencillas, que no la tienen fácil aquí.“ Tal vez fuera el hijo del médico marroquí, que también jugaba en nuestro equipo y era tan distinto a sus compatriotas, poniendo con eso una gran señal para diferenciar que las escaramuzas agresivas en primer lugar son un problema social y recién entonces -una expresión específica de- un problema cultural.

Quizá se debiera a nuestro entrenador, un conciliador montador de calefactores, que supo mantener bajo control nuestra revuelta de fuego de paja. No en el crear „compadrazgos“ interculturales u organizando que nos visitáramos en nuestras casas o ese tipo de cosas que están de moda. El simplemente organizó antes del siguiente juego una charla honesta. Cuando alabó a los hermanos El-Fassi por „alguna vez“ pasar la pelota, esbozó una sonrisa anchan. Luego, desde el margen de la cancha, festejó sus jugadas hasta subirlos al cielo, hasta que todos lo „hacían“ de vez en cuando y volvió a tirarlos a las nubes cuando -después de un buen pase intercultural- marcamos el gol de la victoria y terminamos los quince, tirados sobre la tierra roja.

Que el entrenador, el alemán, nos haya dicho en el viaje de vuelta que: hoy „fue mejor“, pero que „ellos“ de todas formas „naturalmente“ no llegarían muy „lejos“ en „este país“ y nos alabara por tenerles paciencia,  es la fea nota de pie de página de esta, en realidad, historia muy bonita.

Traducción Rery Maldonado

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¡Me va bien en el año 2025! http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/es-geht-mir-gut-im-jahr-2025/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/es-geht-mir-gut-im-jahr-2025/#comments Tue, 17 Aug 2010 12:27:14 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=915 Hace cinco meses dejé de fumar definitivamente. Libre, tampoco había fumado mucho los años anteriores. Aquí y allá un cigarrillo en el sótano o en un banco solitario a la orilla del mar. En algún momento pero, empezó a parecerme tonto. Un banco a la orilla del mar también es bonito sin puchos, pensé y ¡también un sótano permanece sin ellos inconsolable!

Mi vida desde entonces ha cambiado substancialmente. Me levanto temprano, a las seis de la mañana. Me pongo mi buso deportivo metalizado, ando en bicicleta los veinte kilómetros que me separan del balneario. Siempre soy el primero. Totalmente solo, una cuña en medio de la piscina azul profundo. Dos horas más tarde, después de diez kilómetros chapoteando, salgo como un recién nacido del útero materno, pero a diferencia de un neonato no me ducho con agua tibia, sino con agua helada. Luego hago el camino de vuelta a casa como una maratón. La bicicleta la recogeré mañana cuando haga lo mismo a la inversa.

Cuando llego a casa vuelvo a ducharme, después de comer dos kilos de musli con frutos secos. A las cuatro de la tarde doy un paseo relajado por el campo. Después dedico mucho tiempo y cariño a la preparación de una ensalada vegetariana de carne. Para comer, llegan amigos de la iglesia comunitaria. Bebemos cerveza de trigo sin alcohol con isotopos y vitaminas y charlamos bien, con intensidad. Hablamos de humanidad y la crisis permanente de los socialdemócratas. A las nueve les pido a los amigos que me dejen solo. Después de embadurnarme de pies a cabeza con una crema grasienta, me meto en la cama, donde leo todavía dos capítulos de las memorias de Günther Jauch -político alemán representante de los movimientos sociales en la extinta RDA-. A las 22:30 apago la luz.

Así finiquito mi biografía y no puedo decir que sea algo que vaya a hacerme daño. Ahora también formo parte de una red de periódicos que visita a los niños en la escuela y los previene de los peligros de fumar. He recibido una libreta de la Asociación de Anti fumadores Alemana con folios para el reproyector en los que pueden verse piernas podridas, laringes cercenadas, pulmones blancos y negros. Me irritan los comentarios que lanzan los chicos de vez en cuando „que asco“ los pulmones blancos son por lo menos tan asquerosos como los negros. Intento no escucharlos.

Lo que no puedo dejar de escuchar (a pesar de que lo haría con gusto) es la voz de los amigos de antes. Me he vuelto„aburrido“, dicen, cuando tienen que „por un cigarrillo“ -como dicen ellos- que quedarse en la puerta. Me falta la capacidad para tener la mirada „en suspenso“ de los observadores y también la facultad de „unir“ cosas que de ninguna manera se pertenecen. Entiendo a esas personas tan poco, como me entiendo a mi mismo por pedirles que entren. Cierro la puerta y me dirijo a la sala donde sobre una estera, entreno mi Powerhous.

Aveces cuando me duermo en el intento, tengo sueños salvajes –uno que se repite constantemente trata de un país que existió hace muchos años, en el que hombres y mujeres estaban sentados en bares repletos de humo con cervezas, shots de vodka y otros espirituosos, entregándose lentamente a la tarea de auto destruirse. Noches tibias de verano en las que chicas y chicos bulliciosos recorren las calles estrechas, con botellas verdes en una mano y un cigarrillo en la otra. „chelas y puchos en cada mano, sólo por eso amo este país“, grita alguien en ese mundo de sueño, hasta que lo escucho. Lo miro a la cara y – me reconozco.

Despierto entonces bañado en sudor. Mi primer pensamiento es: espero no haber hablado muy alto. En una ocasión llego a venir la vecina del piso de abajo hasta mi puerta, una maestra, que cría sola a sus dos hijos: „solo era un sueño“, dije frente a su cara roja de ira. Por su puesto que tengo derecho a soñar lo que quiera, me dice, intentando contenerse. Pero por el bien de sus hijos tiene que poner mucha atención a que a su alrededor no se incite a la guerra o „cosas por el estilo“. Me disculpo y la invito a tomarse una cerveza de trigo sin alcohol con isotopos y vitaminas. La rechaza.

Dado que llevo varios meses sin pedir a gritos cigarrillos en mis sueños, mi vecina sigue mi evolución bondadosamente. A veces nos encontramos por la mañana en el balneario. Entonces partimos la piscina con dos cuñas equidistantes. Una vez, en el viaje a casa en bicicleta, le conté mi chiste de fumadores favorito: „en medio de la guerra se encuentra un fumador en la trinchera y fuma un cigarrillo -completamente visible para el enemigo-. Otro soldado lo previene: „no hagas eso, es peligroso“. El fumador sonríe y dice: „no te preocupes, no aspiro“. No fue capaz de reírse, pero en general nos entendemos muy bien.

Traducción: Rery Maldonado

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De cómo hace poco Wolf Birmann afecto mi esfera privada http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/wie-wolf-biermann-neulich-meine-intimsphare-tangierte/ Mon, 02 Aug 2010 13:39:58 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=563 Con los conceptos y preguntas que parecen simples, pero que no lo son, es importante formar pares de contrarios. Pensé últimamente, después de haber escrito el segundo texto malo sobre la historia de mi país. Uno podría contestar a la pregunta de ¿qué es para ti intimidad?, con otra pregunta: ¿qué no es para ti intimidad? Procediendo de esta manera a uno se le ocurren muchas cosas. No-intimo es casi todo lo que es grande, público e impersonal. Lo más impersonal que me ha pasado en la vida, fue a la edad de nueve años en el puerto de Caláis, una noche en abril. Yo ese día y a esa hora estaba muerto de cansancio y poesía un sensible corazón alemán, burgués e infantil – fue ahí donde vi al primer sin techo de mi vida, durmiendo bajo la luz fuerte de las lámparas de gas. Ahora pueden imaginarse mi concepto de impersonal. Para todo lo demás sigo escribiendo.

Más allá de eso, las grandes aglomeraciones de personas, los edificios institucionales, los centros comerciales y cosas similares, que con seguridad no son íntimas, estaría dispuesto a afirmar que para mi la intimidad no es posible sin una cantidad importante de confianza. Es posible que haya personas que pueden sentir intimidad en cualquier parte, donde se sientan bien con un grupo de personas o con otra persona o consigo mismos. Yo demando que las personas que me rodean, por lo menos la persona más importante, sean conocidas con anterioridad, el lugar me sea conocido por lo menos hasta el próximo cruce de caminos y la convivencia tenga una manera de ser, que a su vez practique desde hace tiempo. Para mi intimidad tiene que ver básicamente con conocer un lugar, a un grupo de gente y a mi mismo, por adelantado.

Aquí podría formar el par de contrarios: Intimidad – Interculturalidad, pero después de pensarlo un poco no funciona (por lo menos no sobrio y en público), pero la consecuencia es que este blog es para mi todo lo contrario a intimo, me parece -ante la contemplación de los limites estrechos de mi concepto de intimidad-. Uno habla en un contexto y como en ningún otro lugar de la red (donde los propios textos no son traducidos inmediatamente y uno sólo tiene que ver con lectores del propio idioma y contexto cultural) uno no sabe qué pasará con lo dicho. Solo unos pocos de los presentes conocen la posición a partir de la que se que habla. La cultura (pop), el trauma, la sociedad, la visión, el paisaje (de momento la costa del Mar de Este, hermosa, para mi). Para que no nos mal entendamos: Este emprendimiento es entusiasmador, bueno, justo, pero no es íntimo ( ¿cómo en la Red?).

La intimidad necesita una confianza cultural, además de una rutina, un carácter ritual. Antes de que una situación pueda ser realmente íntima, para mi, es necesario que antes haya sucedido durante anios, en los que no lo haya sido. Lo que mucha gente describiría como “intimo”, es para mí únicamente “potencialmente íntimo”. Situaciones potencialmente íntimas, en las que repentinamente se tiene una sensación de felicidad, en las que el corazón salta por la insipiente confianza y una piensa “wow, con esta persona podría, aquí y ahora, tener intimidad”. Las amistades nuevas son siempre potencialmente intimas – en especial el momento en el que uno está excitado y se da cuenta de que también sin la excitación podría funcionar.

En situaciones verdaderamente íntimas nadie está excitado. Entonces no salta ningún corazón, no nos sentimos ligeros como plumas y libres de preocupaciones, sino relativamente normales. Como uno se siente cuando hace cosas conocidas con personas de confianza: como un mueble conocido en una habitación conocida. Revisando la escala desde el “puerto de Caláis por la noche”hasta lo “totalmente íntimo”, lo más cercano a “totalmente íntimo es la “Casa de huéspedes Gintopf”, una casa rural en la costa oeste del Mar del Este en Alemania. Donde desde hace veinte anios paso las vacaciones de verano con mis padres, los amigos de mis padres y los hijos de los amigos de mis padres. Ante la cercanía de los ancianos propietarios Erika y Uwe Jessen siento confianza sin ningún tipo de excitación, en un ritual cotidiano que se ha “consagrado” en el comedor, como podría decirse educadamente.

Ayer justamente me choqué en ese lugar mágico cuando iba al banio con Wolf Birmann, el famoso disidente de la RDA en todo el mundo y cantautor, el mismo que en 1976 fue expatriado -pero esa es otra historia, más allá de que él hace años tiene una casa en los alrededores, como pude saber después. A lo que quiero llegar y la razón por la que escribo sobre esta casa de huéspedes y no sobre el vientre materno o las bendiciones de un triángulo amorosos, es a que tengo la certeza de que: La intimidad es lo contrario a la historia actual! La intimidad no tiene tiempo, se ha caído del mundo, utópica. Contrario a lo que ocurre en el presente, la intimidad es privada sin escrúpulos, no tiene nada de espectacular -sobre todo para los otros- no tiene valor. En o ante situaciones íntimas uno puede callar, no le interesan a nadie.

Por eso los acontecimientos que significarían una ruptura en la intimidad – y aunque sea solamente a partir de la presencia física de los protagonistas envejecidos de un presente que se prolonga desde hace 30 anios- son una monstruosidad. La intimidad es confianza, la intimidas cuando uno puede decir “ah bueno, como siempre. Intimidad también es lo contrario a acontecimiento. Si uno tuviera que decir “hoy va a pasar esto” la intimidad estaría rota. En la casa de huéspedes frente al mar uno puede hablar con placer sobre cualquier cosa -no solamente sobre el clima, sino también sobre el hombre que hacía los pronósticos en la tele, que está encarcelado. Pero no debe imponerse, nosotros mismo queremos decidir cuanta parte del mundo, que nos alcanza aquí a través de una pequeña radio en la pared, puede acceder a nuestra esfera íntima, tiene cabida entre nosotros. Por eso : vergüenza sobre Wolf Birmann!,vergüenza por el acontecer actual!, vergüenza sobre los políticos que impiden nuestra privacidad, intimidad es el pequeño sueño apolítico, que nos ganamos una vez al año. Sólo con nosotros mismo y con nuestro concepto de intimidad, que posiblemente el 99% de los seres humanos rechazaría vehementemente. Pero esa forma de insolación también es muy íntima…

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Lo que podría escribir http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/was-ich-schreiben-konnte/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/was-ich-schreiben-konnte/#comments Mon, 19 Jul 2010 14:24:05 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=470 Podría escribir para variar algo original

Podría escribir para variar algo original, por ejemplo que la historia no es más que un prejuicio y que su significado para el presente esta sobrevalorado. Podría escribir que la preferencia de modelos de pensamiento diacrónicos antes que sincrónicos forma un atlas de la filosofía de la historia en el mil novecientos.

Podría escribir que la vista se dedica a mirar atrás.

Entonces podría escribir que lo que en eso más llama la atención es que – contrario a lo que sucede en el tiempo de Marx y Hegel- hoy nadie mira hacia adelante en busca de un “objetivo” o “el final de la historia”, que la vista sólo mira para atrás en el sentido de encontrar “cómo nos convertimos en lo que somos” y que eso es capaz de paralizar una civilización.

Podría escribir: “¡Vivimos en una dictadura de la historia!”

Podría escribir que en lugar de aprender, con historia una generación puede traumatizar a otra generación, sobre todo con los alemanes. Podría escribir que la historia alemana “abusada” por le enseñanza es lo contrario a la libertad y que no es más que otra doctrina de esa “sociedad tan liberal”.

Podría escribir: “¡ellos hacen lo suyo, yo hago lo mío!”

Podría hacerlo liberal incluso popular: escribir cómo pude observar a la (supuesta) escolar que vi en una emisión del programa de televisión alemán “TV Total” haciendo una entrevista de trabajo. Cuando el encargado le pregunta por la suspensión en la materia de historia ella dice que a ella “sobre todo le interesa el futuro” y no “lo que pasaba antes que ella”. Sobre el personal histórico sólo responde “ellos hacían sus cosas, yo hago las mías. Esos romanos raros y así…”

Podría escribir: “¡Historia, bien y bonita!”

Podría escribir todo eso. También podría sentarme y escribir: “Historia, bien y bonita, pero es un modelo pasado de moda de la Galaxia Gutenberg. En unos cuantos siglos no quedaran vestigios de épocas pasadas o tantos, que cual quier verdad histórica podrá ser construida. Lo que a su vez demuestra que nunca han existido las verdades históricas.”

Podría escribir todo eso

Podría escribir todo eso. Pero de alguna manera me lo impide la historia.

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Una juventud llena de culpa tiene consecuencias http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/eine-jugend-voller-schuld-hat-folgen/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/eine-jugend-voller-schuld-hat-folgen/#comments Tue, 06 Jul 2010 16:57:33 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=424

A veces me pregunto en qué pensaban nuestro padres cuando pasaban por la sección de literatura para niños y jóvenes en los 80 y 90. “Uy, ¿un libro sobre un auxiliar de artillería de catorce años, que fue asesinado en los últimos día de la guerra? ¡Nos lo llevamos! Y “Oh, un libro sobre un viaje en tren a Birkenau y al final todos están muertos ¡Ese lo llevamos también!” o: “Oh lala un libro sobre un comunista de la resistencia que fue torturado en una cárcel de la GESTAPO hasta la muerte! De ese nos llevamos de una: tres.”

No importa en qué pensaban, me enseñaron a hacer cuentas con cifras en millones. 42.000 espectadores entran en el estadium de mi ciudad natal, me imagino una cantidad mil veces superior, completamente vendido, mil estadiums en el cielo como en papel cuadriculado. Lo que hacen niños de nueve años, cuando se le dice incesantemente: “seis millones”.

En el bachillerato cogió la posta el profesor de historia: un conservador que nos mostró la película de Joachim Fest sobre Hitler e intentó persuadirnos de que sin el carisma de esa persona, las cosas no hubieran ido tan lejos. Un marxista que hablaba mucho sobre la crisis del capitalismo y sobre las conexiones del gran capital prusiano, con la ascensión al poder de Hitler. Un intelectual, cuya esposa era psicoanalista, leyó con nosotros las “Fantasías Masculinas” (Männerfantasien) de Klaus Theweleit e intentó convencernos del admirable papel que tenían los cuarteles para cadetes prusianos.

No importa que variantes interpretativas fueran puestas por delante, una juventud en la Alemania del oeste, en los años 80 y 90, estaba continuamente teñida de oscuridad. Imperaba un bombardeo continuo de preguntas con una culpa monstruosa. En ese sentido ya podían nuestros padres decir mil veces que no les importaban los pueblos, las naciones, los madres patrias, la culpa era definitivamente nuestra. ¿Sino por qué nos hablaron una y otra vez sobre ella? ¿Por qué compraron los libros? ¿Por qué callan nuestros abuelos? ¿por qué sino, tantas veces se usa la palabra: alemán, en relación a la muerte? El ejército alemán, los campos alemanes, el Führer alemán, ¿la muerte alemana?

Hoy en día esa “pedagogía negra” es denunciada en todas partes. Personas tontas, con un entendimiento de moral pasado por agua, que se definen así mismas como “neo conservadores”, escriben para revistas académicas lustrosas: que lo “políticamente incorrecto” es lo nuevo “políticamente correcto” y que el Mainstream de los liberales de izquierda es totalitario. Se crean alianzas poco ortodoxas entre liberales, libertarios y fuerzas nacionalistas, que se hacen fuertes contra la supuesta “prohibición de pensamiento” y denuncian la “discriminación”. También cuando una casi diabólica lectora de noticias con un “una a veces puede decir…” timbre en la voz, alaba la organización de los juegos olímpicos el 36 (todavía no ha sucedido, pero pasará). Los idiotas nos llevan la ventaja.

Si alguien dijera ahora que eso radica en que las cabezas de ese debate, así como muchos alemanes de a pie aburridos de la historia, fueron apabulladas en la infancia con demasiados libros críticos sobre el Nacional Socialismo, yo le respondería simplemente: Nunca son demasiaos! El argumento de la Political Incorrectness que dice estar harta de los protagonistas de estos temas, es lo más estúpido, dependiente y descubierto. Ese “era tan enervante. Desde entonces no tengo ninguna gana de ver esa propaganda de la consternación” se escucha decir también entre los civiles comunes y corrientes con más frecuencia. No puedo leer lo suficiente a Freud, como me gustaría citarlo aquí.

Uno no tiene que ser un marxista para entender en él, el sentido de la escritura de la historia y ver que sus caminos confusos deben ser explícitos, para que las personas con corazón y entendimiento puedan decir: “¡Nunca más!” siempre. Basta con una pizca de honestidad consigo mismas. Si alguien viniera a decirme: “debe pasar algo bueno”, entonces le entregaría la biblioteca del horror de mi juventud y la despacharía con esas palabras que, también nuestros abuelos de un tiempo lejano al del “Pasado” dirán: “A caso me han hecho daño???”

Es cierto, nosotros queremos –contrario a lo que querían nuestros abuelos, que consecuentemente encubrían el pasado con el pasado- ser honestos: ¡A ocurrido de manera natural! Esas lecturas fueron lo más mórbido que uno pueda imaginarse. Me dejaron confiado en un caos sentimental entre la piedad y el placer voyuerista sobre la destrucción total. Lo mejor fue que tuve que enfrentarme muy temprano, precisamente con las emociones de mi ser. Noté pronto que llevaba la mugre conmigo. No solamente porque era alemán. Pero porque era alemán fui obligado a tener que hacer ese análisis. Ahora lo aprecio como un privilegio.

Si algo he aprendido gracias a ese privilegio de la historia de mi país, es que junto a todos los revisionismos y los intentos de minimizarla, también desde columpios deconstructivistas à la “Qué es un camino confuso? Están prohibidos. El que ya de niño se ha enfrentado de tu a tu con la dicotomía “bueno” / “malo” y noto que la frontera corría a lo largo de la propia familia, incluso dentro de la propia persona, es educadamente poco tolerante contra la intolerancia gloriosa de los explotadores de la tolerancia. El conoce al enemigo.

Entre tanto puedo imaginarme perfectamente que lo que pensaban mis padres cuando llenaron las estanterías con metros de guerra, huida y destrucción. Querían hacer de sus hijos personas decentes. Querían que nosotras también “aprendamos” algo de la historia, lo que Adorno frente a la contemplación de la catástrofe humana habría opinado o como en una cancioncita pacifista de Joan Baez, pero eso aquí no viene a cuento. Mis padres querían mostrarme, que uno no puede ver todo “así o así”, sino que  a veces sólo “así”. Y que las emociones del carácter que tenemos, deben preferir a los otros. A esos padres debería construírseles un monumento. Eso es para mí el verdadero conservadurismo.

traducción: Rery Maldonado

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