Javier Badani – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Communication? No, thanks http://superdemokraticos.com/es/english/communication-no-thanks/ Sat, 09 Oct 2010 17:37:50 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2813

Ch'utas. Foto: http://reyquienlapaz.blogspot.com/2010/02/los-chutas-de-la-paz.html

Strange thing, modernity. I get in touch with my best friend and work colleague more by Facebook than with my natural and talented speech abilities. Therefore, my fingers are supplanting my clumsy lips, and each day my tongue is getting expendable, when we talk about communicating in this digital era. I keep my words more and more hidden in the darkness. And this is a paradox for a social communicator, and even worse when we consider that my friend’s desk is just a meter away from mine.

Did I already tell you, that my work colleague is called Juan? He loves ch’utas (an eccentric urban-rural rhythm, with origin in La Paz, and danced in its streets at Carnival). Through Social Media, Juan has found supporters in distant places like the Czech Republic. Those gringos ask him constantly to upload carnival videos to the website , in which ch’utas music groups as Juventud Súper Elegantes y sus Lindas Mamitas, or the Papitos Choleros (womanizers) y sus Lindas Bellezas Tipo Holandesas. Anyway, he says that his Czech friends have promised him to go to Bolivia in 2011 to dance ch’utas at Carnival’s beginning. I can’t imagine which name are they going to use for their music group.

Jorge is trying to convince me to join one of his internet Austral Whales Sanctuary safeguard groups, there are whales still being killed. “Where’s that?”, I ask him. “No idea”, he answers. Jorge has absolutely no idea where that sanctuary is. He doesn’t even know the sea, but it doesn’t matter. He keeps sending messages to the whole world as “Let the whales live!”, “Long life to the Austral Whales Sanctuary!”.

Those are the advantages of being a part of this contemporary globalism. A society’s cultural expressions, its weaknesses and knowledge, its concerns and happiness are not just its property, are also adopted by other societies. Borders are getting more obsolete each day.

Massive, standardized messages are received at the same time by different people in different places around the world. The more technologically communicated we are, the less communicated we really are. For example, it’s a paradox that all the writers I try to interview for my newspaper do prefer to receive the questions by E-mail rather than to sit in a café and just talk. Then, annotations have no taste at all. They’re not that bad, but you could feel it: no human contact there.

One of today’s global dictatorships is the Internet. If you’re not on Facebook, you’re not part at all of this global neighbourhood. An unconnected person (no social networks, no E-mail) is a pariah, a Mr Nobody without identity in this cyber civilization. The more electronic devices filling our pockets, the better. No matter if they’re useless to us. And mobile phones? Has anybody ever thought how many brilliant minds have been working just to make possible that tiny thing with a tiny screen? What for? To send a text, most of the times. Or just to submit sentences that are unable to form a decent paragraph: “Where are you?” “Getting there”. “Wait for me, wait for me”. We’ll give it a better use, won’t we?


Translation: Ralph del Valle

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De taparrabos, morenadas y hip hop http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/uber-lendenschurze-morenadas-und-hip-hop/ Fri, 01 Oct 2010 06:14:17 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=576

El grupo Wayna Rap canta temas de hip hop en aymara. Foto: Javier Badani

No, no usamos taparrabos ni andamos armados con flechas. Tampoco nuestras mujeres caminan con un frutero en la cabeza ni meneando las caderas sin ton ni son. Los latinoamericanos somos parte vital de esta aldea global, con ejecutivos de coqueto terno correteando por los pavimentados recovecos de los Down Town y con jóvenes a la caza de los últimos modelos Mp4.

Las bondades y las torpezas contemporáneas del primer mundo las recibimos todas y, una vez en nuestras manos, les ponemos ese sellito latino. Nuestros problemas son los mismos que se respiran en las calles de Milán, de Berlín o de Nueva York.

Por supuesto que hay diferencias y en algunas áreas, abismales. Pero lo que está claro es que este pedazo del mundo está en pleno proceso de redescubrimiento, hurgando en la tierra de su historia en busca de sus raíces para así despegar renovado. Porque si en el siglo XIX dependíamos exclusivamente de Europa y en el XX de Estados Unidos para dar nuestros primeros pasos en el mundo, hoy posamos la mirada en nosotros mismos, cuestionándonos cual será nuestro papel en el planeta a partir de este nuevo milenio en más. Declarándonos, mientras tanto, un arcoíris de razas y culturas. Y felices de lo que se cuece en este continente mestizo.

Allí están los hiphoperos alteños (región andina de Bolivia), rimando su origen indígena en aymara, el idioma de sus ancestros. O gritando en español: “Qué ondas/qué putas/somos hijos de chola”, reivindicando de esta forma su esencia urbana-chola.

Tenemos líderes como Evo Morales, Hugo Chávez o Lula da Silva que —con sus matices, bemoles y riesgos— han instaurado una forma de hacer política que por primera vezz incluye a clases sociales que fueron relegadas de la historia del continente desde la llegada de los colonizadores europeos. De aquí en más, estos sectores no permitirán que la historia se repita.

Claro que nuestros desafíos son mayúsculos, al igual que nuestras paradojas. De la bota militar que nos oprimía en los años 70 ahora hemos pasado a la dictadura de de los capos del narcotráfico. Ellos son, ahora, los Pinochet, los Somoza y los Trujillo de otrora.

Somos una de las regiones con mayores potencialidades económicas, sin embargo la pobreza genera absurdos como las de llevar a una población entera del altiplano a declararse territorio libre para el contrabando, linchar policías y así dejar establecida la ausencia del Estado.

Con todo, los kilométricos supermercados al estilo primermundista aún no logran competir con nuestros coloridos mercados callejeros. Como tampoco los aparatosos fast foods con hamburguesas double meat han conseguido acabar con ese gustito aparte que resulta saborear un plato criollo en los mercados populares. Porque siempre será más lindo para los latinoamericanos apropiarnos de las arterias de nuestras ciudades para bailar nuestro folklore con más ímpetu que cuando lo hacemos en una discoteca. Porque siempre será más lindo para los latinoamericanos preferir agitar el esqueleto en la calle al son de una morenada boliviana, de una bachata dominicana o de una cumbia colombiana que al son de los beats electrónicos y las guitarras pesadas.

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¿Comunicación?, no gracias http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/kommunikation-nein-danke/ Mon, 20 Sep 2010 06:10:36 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2001

Ch'utas. Foto: http://reyquienlapaz.blogspot.com/2010/02/los-chutas-de-la-paz.html

Cosa extraña la modernidad. Me comunico más con mi gran amigo y colega de trabajo por Facebook que a través de mi natural e innata capacidad del habla. Mis dedos, así, están suplantando a mis torpes labios y mi lengua es cada vez menos imprescindible para comunicarme en esta era digital. Mantengo, cada vez más, a la palabra condenada a la penumbra. Y esto no deja de ser una paradoja para un comunicador social, peor aún si se tiene en cuenta que el escritorio de mi amigazo está a menos de un metro de distancia del mío.

¿Ya les dije que mi compañero de trabajo se llama Juan? Es un amante de los ch’utas (ritmo folklórico rural-urbano, cuyo origen es La Paz, y que se baila en las calles paceñas en Carnaval). A través de las redes sociales, Juan ha logrado captar adeptos para este ritmo en lugares tan distantes como la república Checa. Los gringuitos le piden constantemente que cuelgue en su página web videos de entradas de carnaval donde se puede ver bailar a comparsas de ch’utas como la Juventud Súper Elegantes y sus Lindas Mamitas y a los Papitos Choleros (mujeriegos) y sus Lindas Bellezas Tipo Holandesas. En fin, dice que los checos le han prometido llegar a Bolivia el 2011 para bailar ch’utas en la entrada de Carnaval. Vaya uno a saber cómo llamarán ellos a su comparsa.

Jorge me está convenciendo de que me una a uno de sus grupos en internet de salvaguarda del Santuario Ballenero Austral, donde constantemente se realiza la matanza de ballenas. “¿Y dónde está eso?”, le pregunto. “Ni idea”, me responde. Jorge no tiene ni la más mínima idea de dónde queda ese santuario. Ni siquiera conoce el mar, pero igual da. Anda mandando mensajes al mundo como “¡Dejen vivir a las ballenitas!” “¡Viva el Santuario Ballenero Austral!”.

Esas son las ventajas de ser parte de la globalidad contemporánea. Las expresiones culturales de una sociedad, sus debilidades y sus conocimientos, sus preocupaciones y sus alegrías dejan de ser sólo de su propiedad y llegan a ser apropiadas por otras. Las fronteras son cada vez más obsoletas en esta era.

Mensajes masivos, estandarizados son recibidos en el mismo momento por personas diferentes, en distintos lugares del mundo. Pero cuanto más comunicados tecnológicamente estamos, menos nos comunicamos en realidad. Es una paradoja, por ejemplo, que los escritores a los que entrevisto para el periódico prefieran que les pase las preguntas por e mail a que nos reunamos en un café para conversar. Y entonces las notas, al final, salen sin sabor. No es que estén mal, pero se nota en ellas la falta del contacto humano.

Una de las dictaduras globales es internet. Si no eres parte de Facebook no eres parte de esta aldea global. Y aquel que no está conectado a alguna red social, ni tiene un e-mail es un paria, un nadie sin identidad en esta cibercivilización. Cuanto más artefactos electrónicos nutran nuestros bolsillos, mejor. No importa que no nos sean de mayor utilidad. ¿Y los celulares? ¿Alguna vez se has puesto a pensar cuántas mentes brillantes habrán trabajado para que tengamos ese bichito con pantalla a nuestro lado? ¿Y para que lo usamos? Gran parte del tiempo, a mandar mensajes de texto. O simplemente para emitir frases que no llegan a lograr un párrafo decente: “Dónde estás”. “Ya estoy llegando”. “Espérame, espérame”. Le daremos un mejor uso, ¿no crees?

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¿Lo fusilamos? http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/erschiesen-wir-sie/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/erschiesen-wir-sie/#comments Mon, 06 Sep 2010 15:02:01 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1615 Melquiades Suxo fue el último boliviano sentenciado a la pena de muerte. Un pelotón de 10 policías acabó con su vida la madrugada del 31 de agosto de 1973. Murió sin entender a ciencia cierta el por qué de aquella decisión judicial.

Su víctima había sido María Cristina Mamani, de tan sólo cuatro años. La menor fue raptada y violada reiteradamente por Suxo y por el hijo de éste, Nazario (14). La autopsia comprobó, además, que la niña había sido castigada físicamente —de forma salvaje— por al menos dos días. Marcas de hebillas de cinturones en las piernas y de mordeduras en la espalda fueron halladas en el cuerpo inerte de la niña. Si hubiera dependido de ti, amable lector, ¿hubieras sentenciado a Melquiades a la pena capital? ¿No?

¿Y si te dijera que antes de María, este hombre había saciado —por años— sus urgencias sexuales en la piel de su hija, Dionisia (12)? ¿Cambiarías de opinión? ¿Tampoco?

¿Y si, además, te contara que Melquiades obligaba a su hijo a que vejara una y otra vez a su propia hermana ante su presencia? ¿Qué dirías? ¿Lo fusilamos?

Algunos grupos ciudadanos en Bolivia buscan reinsertar en la legislación nacional la pena de muerte. Y es que, en los hechos, está vigente. Las noticias de linchamientos (ajusticiamientos extrajudiciales realizados por la propia población) son el pan de cada día, en especial en las áreas urbanas y rurales de escasos recursos económicos. Los vecinos, cansados de las violaciones de sus hijas, de los asesinatos de sus familiares por el hurto de un simple celular y de la falta de presencia de las fuerzas del orden del Estado, han optado por tomar la justicia en sus propias manos.

El último caso estremeció al país. Cuatro policías fueron secuestrados y muertos a golpes y pedradas por los habitantes de la comunidad de Saca Saca (Potosí). Todo apunta a que los uniformados acostumbraban ir al lugar a extorsionar a los pobladores. La muerte a bala de un joven campesino del pueblo a manos de estos efectivos habría colmado el vaso.

Claro, inocentes han muerto a causa de la furia humana. En un barrio periférico de Cochabamba, el 2008, un estudiante de 16 años fue confundido como delincuente. Sin darle lugar a mayores explicaciones —había llegado por primera vez al vecindario para declararle su amor a su compañera de colegio—, la turba lo amarró a un poste, lo torturó y, finalmente, lo quemó vivo. La gente reaccionó así debido a que la Policía, dos años antes, había dejado libre a otro hombre que había violado a varias niñas del lugar. El enfermo sexual, había cambiado de vivienda al salir de la celda, pero continuó sus ataques sexuales en otra zona, donde, al final, murió asesinado a pedradas.

¿Qué hacer?

Es la sociedad la que debe lidiar con sus delincuentes. Ya de forma unilateral, por ejemplo, ésta ha decidido privar de libertad a los criminales. El propósito es que, tras la condena, se reinserte reformado a ese ciudadano a las calles. Pero yo pregunto, un violador y asesino de menores de edad ¿acaso podrá reformarse? Yo lo dudo y me baso en casos específicos. Mi opinión es que en hechos extremos, como el de Melquiades Suxo —donde se hace presente la violación, la tortura y la muerte de niños— es totalmente válido el uso de la pena de muerte. ¿Qué otra solución habría? ¿Internar al agresor en una entidad mental, bajo el cuidado de la sociedad a la que éste ultrajó?

Permítanme abrir el debate con este artículo.

Foto del último boliviano ejecutado. Foto de El Diario, de agosto de 1973

Foto del último boliviano ejecutado. Foto de El Diario, de agosto de 1973

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Amor, lo confieso: te engaño con un par de reinas http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/liebes-ich-muss-es-dir-gestehen-ich-betruge-dich-mir-ein-paar-koniginnen/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/liebes-ich-muss-es-dir-gestehen-ich-betruge-dich-mir-ein-paar-koniginnen/#comments Mon, 23 Aug 2010 08:32:53 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1048

De vicioso y adicto no me bajan últimamente. Y es que debo confesar que el bichito del poker se ha incrustado en mis huesos como el reumatismo lo hizo en los cansinos cuerpos de todos mis antepasados. Noche a noche me desconecto del mundo para entregarme a la dictadura de las cartas en alguno de los locales en La Paz que ofrecen torneos de texas hold’em. Mi esposa asegura que ya soy un caso perdido y que un día de estos terminaré apostándola a ella en la mesa de juego (tal idea, debo decir, no me desagrada en algunas ocasiones).

Me seduce el aurea clandestina que emana de este juego y los seres que la habitan. Después de todo, a diferencia de otros países de la región, en Bolivia el poker es visto con mucho recelo, debido a la poca tradición en los juegos de cartas y la mala fama de los dueños de los casinos reforzada por las películas de Hollywood. Decir que uno es cultor de esta actividad es como presentarse como artista de rock ante el padre de tu novia.

Con todo, el poker está ingresando a Bolivia con fuerza en los últimos meses. Ayuda a este fenómeno los espacios destinados en los canales de cable internacionales a competencias que se desarrollan en Estados Unidos y en Europa. Y las páginas especializadas gratuitas que se encuentran en la red internet. Yo lo practico hace un año, lo que me convierte en un simple amateur que está pagando su derecho de piso. Ser considerado un profesional requiere de años de práctica. Y una vez en ese Olimpo, el resto es una pipoca.

Me fascina, ante todo, como en una mesa de poker se resume una sociedad; en este caso, la boliviana. Allí está Sergio, el exitoso empresario que ostenta sus cadenas de oro y una billetera saludable y que se toma su tiempo para elaborar estrategias de juego que lo lleven a la cima. A su lado, Carlos, el dirigente estudiantil de tendencia trotskista que periódicamente organiza marchas en contra del capitalismo y que no teme pagar cualquier apuesta, aunque esto lo lleve a abandonar la mesa del torneo de forma rápida y violenta. A mi derecha se sienta Manuel, el político en ciernes que no deja pasar ninguna ocasión para blefear (mentir) sus juegos, por más malos que estos sean. Y casi siempre, hay que decir, sale victorioso. A su lado, Roxana, la viuda cincuentona que no encuentra mejor forma de gastar la pensión de su difunto que reiceando (apostando) cada vez que tiene un buen par de cartas en la mano. A ella, sin embargo, no le interesa ganar; tiene una urgencia mayor, matar su soledad. Y, claro, allí estoy yo, el que cuenta sus historias a través de notas periodísticas y que sueña con algún día salir de la pobreza ganado un torneo de poker en Las Vegas.

Pero las diferencias que acabo de mencionar se quedan afuera de las puertas del local. Aquí, en la mesa del torneo, los 10 jugadores están despojados de cualquier ventaja o desventaja social. No hay diferencias que valgan. Todos ingresamos con la misma cantidad de fichas y las mismas posibilidades de salir victoriosos o de salir derrotados. ¿Acaso no sería lindo que la vida sea así de sencilla? Lamentablemente no es así.

Pese a lo que se cree, el poker es un juego de estrategias; la suerte y el azar en las mesas de juego son demasiado pasajeros y escurridizos. Y como todo en la vida, aquí hay que pensar para ganar, dominar la mente de tu oponente para derrotarlo. En definitiva, no interesa mucho las cartas que tenga tu oponente, sino las que tú le hagas creer a él que tienes en tus manos.

Y, bueno, tanto hablar de poker ya me encendió al bichito. Los dejo, porque tengo una cita con un par de reinas (Q, Q).

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¡Help! Una diosa se ha sentado a mi lado http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/help-eine-gottin-hat-sich-neben-mich-gesetzt/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/help-eine-gottin-hat-sich-neben-mich-gesetzt/#comments Mon, 09 Aug 2010 07:08:47 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=593

En el trufi. Foto: Javier Badani

Sudan. Mis manos sudan. Una diosa acaba de sentarse a mi lado en el trufi y yo sólo atino a segregar mi timidez, mientras rozo su cuerpo impulsado por el vaivén del vehículo. ¿Qué? ¿Qué no sabes que es un trufi? Te explico. Es un medio de transporte público muy particular que conecta el centro de La Paz con la zona Sur. Los choferes de los trufis utilizan el tradicional sedan de cuatro puertas de Toyota. Claro, para ganar más dinero, habilitaron un “asiento” (mejor dicho, un almohadón) extra en la parte delantera del coche. Así que olvídate de la idea original de aquel diseñador japonés que tardó años concibiendo un auto que transportara de forma cómoda a cuatro personas, aquí el ingenio criollo le agregó espacio para un pasajero adicional. Ahora, ¿entiendes mi problema? Aquí estoy, en medio del sándwich, sin poder mover nada más que la cabeza, más apretado que una sardina en lata de conserva.

A mi lado izquierdo, el oloroso chofer del trufi que aporrea una y otra vez mi rodilla, cada vez que cambia la velocidad en la caja de cambios. Mi lado izquierdo se siente invadido.

Y a mi derecha, una veinteañera que huele a primavera y cuyas pierna y brazo izquierdos me chocan, me golpean con el bamboleo del coche. Mi lado derecho quiere invadir.

Ella tiene suavecita la piel, eso me informa ese pedacito de brazo que la roza de rato en rato. Y parece que tiene… No, no, sí tiene amplias caderas y parecen querer fundirse a las mías cada vez que el trufi encara una pronunciada curva. Cierro los ojos e intento disfrutar de este momento a su lado y, al mismo tiempo, busco aislar de mi mente la molesta presencia del cuerpo del chofer. “Cosa rara la piel, el cuerpo”, me digo. Sólo bastaron pequeños contactos para desencadenar una reacción física y mental de imprevisible final.Y estas manos que no dejan de sudar. En sí, todo mi cuerpo parece haberse transformado en un ente líquido.

Curvas que van, curvas que vienen. No cabe duda que decenas de batallas de orden corporal se gestan a lo largo del día en el asiento delantero de un trufi.

En este caso, el cuerpo del quinto pasajero —o sea, el mío— busca a toda costa escapar del contacto con las regordetas extremidades del conductor, batalla, debo confesar, harto perdida.

Del otro lado, en cambio, ya se ha entablado un diálogo interesante entre los vellos del brazo mío con los de la veinteañera de olor primaveral. Se hablan, se tocan. “Por algo hay que comenzar”, me conforto.

De pronto llega el abrupto final. “¡Bajo en la esquina!”, le dice la muchacha al chofer. El trufi para, la diosa baja y mi cuerpo ya no suda, ahora llora.

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La batalla de los sexos http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/kampf-der-geschlechter/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/kampf-der-geschlechter/#comments Sun, 25 Jul 2010 07:00:49 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=519

De un reportaje de moda bajo el tema de la Caperucita Roja. Foto: Javier Badani

¿Qué te gustaría ser: un hombre o una mujer? “Vaya preguntita”, me suspiraron al oído mis testosteronas. Y cuestionaron: “Oye, ¿te imaginas cada noche pintándote las uñas de los pies o depilándote las piernas cada vez que se pinte una cita? ¿No tener más opción que hacer cola en la puerta del baño? ¿Tener que esquivar siempre la mirada de la tía que te cuestiona tener 35 años y seguir soltera aún? ¿Estar obligado a usar cada mes paños con alitas o saber que el tamaño de tus tetas serán un factor decisivo en una entrevista de trabajo? Ni hablar, hermano, lo mejor es ser hombrecito”.

Buen análisis, les respondí.

Pero inmediatamente un par de estrógenos salieron al ataque. Llevaron hasta mi memoria la foto de aquel día en que mi abuela disfrazó a mi padre de mujer. Él tenía unos seis años y terminó posando para su cámara con una peluca negra y una elegante enagua blanca. ¿Sonreía acaso él en aquella fotografía…? Creo que sí. Y luego los estrógenos argumentaron: “Te imaginas ¿no estar obligado a que te guste el fútbol para encajar entre tus amigos ni tener que golpear a otros para que te respeten? ¿No tener que estar afligido por saber si tu pareja tuvo o no un orgasmo o por el tamaño de tu sexo? ¿No tener que esquivar siempre la mirada del tío que te cuestiona tener 21 años y seguir virgen aún? ¿Estar seguro de que te puedes cambiar el color del pelo o ponerte un arete en la oreja sin el temor de que por ello te califiquen de homosexual? ¿Qué tal, no ve que no hay nada mejor en el mundo que ser una mujer?”

Buena exposición, les señalé.

De pronto testosteronas y estrógenos se enfrascaron en una discusión sin cuartel. El campo de batalla era mi cuerpo en construcción, esa pequeña masa de líquidos cobijados en el vientre de mi futura mamá; un nuevo ser que deberá enfrentarse a la vida bajo la piel de un hombre o de una mujer. “¿Cuál de los dos, entonces?”, me pregunté. “¿Acaso no basta con declararse simplemente un ser humano?” Claro que no. Hombres y mujeres están inmersos en una lucha por la dominación mutua. Unos, los hombres, con una ventaja de siglos y bajo el escudo de un machismo retrograda que ha sido fomentado desde el comienzo de los tiempos y sacramentado por las religiones como, por ejemplo, la judeocristiana donde la mujer siempre fue y será un ser inferior. Del otro lado, las mujeres que buscan conquistar espacios con su talento, pero que no dudan en enmarcarse en los preceptos del machismo más secante de la sociedad cuando así les conviene.

Testosteronas y estrógenos siguen en la refriega. Y yo concluyo que esta es una discusión maniquea, cuya respuesta nunca tendrá resolución; porque así como hay hombres malos igual hay mujeres malas; porque así como hay hombres capaces igual hay mujeres capaces.

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Adán y Eva en el Amazonas http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/adam-und-eva-im-amazonas/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/adam-und-eva-im-amazonas/#comments Mon, 12 Jul 2010 18:53:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=443 El Paraíso terrenal fue real y estuvo enclavado en el Nuevo Mundo. Así lo aseguró en el siglo XVII el historiador español Antonio de León Pinelo quien —basado en pasajes bíblicos— concluyó que Dios no halló mejor lugar para instalar su Edén que en la selva amazónica, compartida hoy por Bolivia, Brasil y Perú. ¿Quién pondría en duda las palabras de un historiador?

Los conquistadores pronto hallaron elementos que validaron la teoría. Encontraron en los loros, por ejemplo, la comprobación de la existencia de esos „pájaros parlantes” descritos en la obra de su compatriota. Se inició entonces una bola de nieve que creció sin frenos: los conquistadores creyeron en Pinelo, España creyó en sus conquistadores y Europa creyó en sus españoles. Y al final, durante todo el siglo XVII, el Edén se instaló en tierras sudamericanas.

¿Se imaginan a los morenos Adán y Eva devorando taitetús (cerdo de monte) con plátano verde y bañándose en los serpenteantes ríos amazónicos? O ¿intercambiando los frutos del árbol prohibido (ése, del bien y del mal) por hojitas de coca con los comerciantes andinos? ¿Quizás a Caín huyendo hacia Norteamérica tras asesinar a Abel?

Me seduce la idea, pero de seguro mi madre se suicidaría de corroborarse la idea de que sus antecesores fueron unos morenitos selváticos y no así esos rubios y exuberantes blancoides con cuerpos perfectos y estampa europea que están pintados en la Biblia de su cómoda. (Así es que mejor: shhhhhh).

Cosa rara los giros que da la historia, ¿no creen? En muchos casos nace de una voz, se transforma en un imaginario colectivo y termina convirtiéndose en una verdad histórica. Algunas mutan y desaparecen como en el caso del Edén sudamericano que terminó siendo vencida por la teoría científica que apunta a Africa como la cuna de la humanidad.

Pasa todos los días y con las cosas muy cotidianas: Que el sexo en una tina con agua caliente garantiza el no embarazo. Que hay más suicidios en invierno. Que a los masturbadores les sale un pelo en la palma. Que las tetas de Salma Hayek son falsas… En fin, si de temas se trata, hay de todos los gustos y colores. Depende de cada uno querer creerlas o desecharlas; pero también el crearlas.

¿Qué tal si nos proponemos dar vida a un imaginario desde Los Superdemokraticos? Difundirla por la web hasta hacerla una verdad inamovible. Propongo el de asegurar que las fronteras son dañinas a la salud planetaria. Y tú, ¿qué propones?

MORENADA MIX 2010

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SIN ALMA, SIN HISTORIA http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/seelenlos-geschichtslos/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/seelenlos-geschichtslos/#comments Tue, 22 Jun 2010 10:13:49 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=272 Junte un puñado de aristócratas terratenientes, agréguele una rebanada de representantes de la burguesía mercantil, condimente la mezcla con una cuchara de clero católico con nostalgias monárquicas y usted podrá cocinar un país. No, no es una broma. En 1825 un manojo de antiguos usufructuarios de la Colonia española decidió crear una República. La llamaron Bolívar, hoy Estado Plurinacional de Bolivia. Los ‘padres de la patria’ estaban temerosos entonces, de que las huestes militares ‘bárbaras’ de los rebeldes de la Gran Colombia —lideradas por Simón Bolívar— rompan con los privilegios que habían gozado gracias a la Corona en el territorio altoperuano. ¿Su solución? Fundar un país. No hubo nada romántico en la conformación de Bolivia ni tampoco medió para ello la búsqueda por sembrar un territorio democrático y de bienestar para todos sus habitantes, tal y como hasta el presente se enseña en las aulas colegiales y universitarias.

Ausentes de la partida de nacimiento de Bolivia quedó la gran mayoría indígena, que entonces conformaba el 95 por ciento de la población. Ninguno de sus representantes estuvo presente en el parto del nuevo país, a pesar de haber sido protagonistas fundamentales en los campos de batalla de la emancipación. Y, así, los “sin alma” mantuvieron en el flamante territorio los mismos papeles que les había sido impuestos por los ibéricos. A saber: A) Una fuerza de trabajo gratuita en minas, tierras agrícolas privadas y eclesiásticas B) Una fuente inagotable para sostener la economía nacional a través de impuestos como los diezmos y las primicias. C) Un simple decorado folklórico que sopla sus instrumentos de viento de cuando en cuando.

Y es que para 1825, de los verdaderos héroes de las guerrillas independentistas, aquellos que durante 15 años habían sacrificado junto a los indios todo lo que poseían —incluidos familiares y bienes— no quedaba casi nada. La tierra estaba libre del yugo español, pero sin sus caudillos libertarios y en las manos de los ‘doctorcitos’. Bolivia nació de la ambición de un basamento social blancoide y mestizo que mantuvo el abuso a los originarios, que los suprimió deliberadamente de las páginas de la historia y que bajo esta lógica sentó los basamentos de las primeras instituciones republicanas.

Ni el propio Libertador logró modificar el abuso, a pesar de haber sido nombrado Presidente de la naciente República que llevaba su apellido, Bolívar. Una de sus primeras medidas administrativas, a su llegada en 1825, fue lanzar un decreto que prohibía “a las autoridades políticas y religiosas, así como a los propietarios en general, el empleo de los indígenas contra su voluntad en faenas séptimas, mitas, pongueajes y otros servicios domésticos y rurales, salvo contrato previo y libre del precio de su trabajo”. Demás está decir que la medida quedó archivada en los anaqueles del olvido del nuevo territorio. Después de todo, ¿quién era este guerrero caribeño para cambiar las reglas que habían regido por 300 años el Alto Perú?

DE LA GLORIA AL INFIERNO

“El indio (…) come de los suyo lo que basta para vivir, i de lo ajeno hasta reventar: vive por vivir, i duerme sin cuidado; cree todo lo falso, i repugna todo lo verdadero: enferma como bruto, i muere sin temor a Dios”. Así escribía un ciudadano de La Paz a mediados del 1800 y sus palabras —rescatadas por el historiador boliviano Ramiro Condarco— marcan el desprecio que se sentía por los aymaras (indígenas del occidente de Bolivia). Desprecio que llevó a las autoridades e historiadores de la época a dejar de lado a personajes de la Bolivia de finales del siglo XIX; uno de ellos, Zarate Willca.

En 1889, la clase política de los departamentos de La Paz y Chuquisaca iniciaron una lucha intestina por el poder que dio paso a la revolución federal. La aristocracia paceña liberal se levantó contra el Gobierno de Fernández Alonso sin mayores recursos económicos ni bélicos. Sus líderes recurrieron desesperadamente al apoyo de los indígenas, prometiéndoles mejoras sustanciales en su diario vivir. No era suficiente pedir al indio su aporte económico y laboral, ahora era necesario su tributo de sangre. Liderados por Zarate Willca, masas de aymaras adoptaron pronto los ideales federalistas de los políticos paceños y les ayudaron a vencer al bando constitucionalista. Tras la victoria en los campos altiplánicos, sin embargo, “fueron los propios revolucionarios los primeros en incurrir en el menospreciable y punible intento de falsear la verdad histórica, desconociendo y negando su participación y responsabilidad en la iniciación del levantamiento indígena, incluso en momentos en que no habían abandonado aún el teatro de los infortunados acontecimientos que ellos provocaron”, escribe Ramiro Condarco, quien en el siglo XX sacó de la penumbra de la historia oficial a los líderes indígenas que participaron de este evento.

La guerra civil había terminado, pero se inició entonces una rebelión aymara. La gran población indígena creyó que tras la victoria se autorizaba de hecho la consumación de sus aspiraciones reivindicatorias, como la recuperación de las tierras comunitarias de origen. Esto se les había sido prometido por los conservadores paceños para lograr su aporte en la guerra. Los cabecillas indígenas fueron perseguidos y su participación en la guerra federal negada. Ningún documento oficial público de la época llegó a expresar la verdad de la intervención indígena. Zarate Willka fue enjuiciado por los excesos a los que incurrieron algunos líderes indígenas en su desesperación y asesinado años después sin haberse aclarado estos hechos.

Hoy, una vez más los originarios de Bolivia han sido convocados por la clase política. El Presidente Evo Morales —autoproclamado como el primer indígena Presidente del país— volvió a acudir a su apoyo para vencer a la clase ‘neoliberal’ y tomar el poder. Pero la historia se repite. Los dedos de las manos podrían ser demasiados para contar la cantidad de representantes de etnias indígenas que están en los órganos del Estado que deciden el destino del país. En cambio, el dedo índice de todos los habitantes de Berlín no alcanzarían para contar el número de originarios que viven en la pobreza.

Son los hijos de los doctorcitos blancoide-mestizos del siglo XIX quienes se mantienen en el poder y a quienes poco les interesa las clases campesinas indígenas.

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Soy experimental y multiuso por necesidad http://superdemokraticos.com/es/poetologie/ich-bin-experimentell-und-aus-der-not-heraus-vielseitig-verwendbar/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/ich-bin-experimentell-und-aus-der-not-heraus-vielseitig-verwendbar/#comments Thu, 17 Jun 2010 13:27:15 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=262

No importa cuántas vueltas de en mi asiento, cuántas uñas me muerda ni cuántos insultos lance al cielo…; al final, nada de nada. Han pasado más de cinco horas desde que me pidieron que escriba una biografía narrada sobre mi vida y la pantalla de la computadora continua restregándome al rostro su vacío, su desafiante pureza. Y yo que me muero de ganas por romper con esa virginidad blanquecina que humilla; pero nada. “¿Tan aburrida es tu existencia? ¿Es que en estos 35 años de tu vida no hiciste nada relevante que merezca ser compartido?”, me cuestiono.

Me levanto del escritorio, voy a la cocina, enciendo la radio, me robo un pedazo de carne de la olla donde se cuece la sopa del día (por si acaso odio los caldos, en caso de que algún día decidan invitarme a almorzar a su casa, cosa que de seguro no aceptaré ya que padezco de fobia social). Ahora salgo de la cocina, vuelvo al escritorio, me siento. Y mientras mastico y mastico el hirviente pedazo de vaca altiplánica, observo una vez más la lechosa página Word, aún impoluta. Sin quererlo, me concentro en las voces que provienen de la radio. Es mediodía, hora de las noticias. “Que Evo por aquí” “Que Evo por allá” “Que Evo por acullá”. Y de repente empiezo a escribir:

Mi nombre es Javier Badani, soy boliviano y estoy de moda. Lo estoy porque mi país así lo está. Los procesos sociales y políticos impulsados desde el 2005 por el presidente Evo Morales han puesto a Bolivia —ya para bien, ya para mal— en el centro del análisis y de la atención del continente y de más allá.

¿Y qué puedo hacer yo, más que aprovecharme de esta inusitada situación —que se inició con la humilde chompita a rayas que el recién electo Jefe de Estado boliviano lució en los pomposos palacios europeos— e intentar que mi voz ciudadana sea escuchada a través de internet?

Ya está, he vencido. Acabo de profanar la inmaculada página. Me siento satisfecho con mi insolencia. Pequeñas manchas negras han acabado con la castidad de este documento. Mis dedos aún tiemblan por tan suprema emoción. Es una pequeña victoria para este ser que soy yo, experimental y multiuso por necesidad: Empírico en el periodismo, que ejerzo hace seis años en el matutino La Razón (La Paz), donde dirijo el suplemento dominical Tendencias; empírico en la fotografía, que me permitió exponer mi obra en espacios culturales paceños; empírico en el mundo literario, con dos cuentos publicados en obras colectivas, y empírico —como todos, se dirá— en el universo de la paternidad, con dos pequeñas que alimentan mi vida.

Licenciado en Publicidad por la Universidad Nuestra Señora de La Paz, he desarrollado mis conocimi…

Me detengo. Releo en la pantalla lo que he acabado de escribir. Sonrío, pues sé que es una mentira que me permitió abrir algunas puertas (muy pocas, para ser sincero) para conseguir trabajo. En realidad nunca culminé la carrera de Publicidad. Las apasionantes jornadas de billar, el sueño de ser un famoso literato y músico (¡qué combinación!) y el hastío por cualquier estructura y fórmula que diga ‘qué y cómo un ser humano debe triunfar en la vida’ me alejaron de los pasillos de la universidad.

Barman, pintor de casas, relojero, jardinero, seguridad de eventos artísticos (nunca olvidaré la noche del 25 de marzo de 1997, esa magia de escuchar la voz de Ian Gillian, de Deep Purple, aunque sea desde el estacionamiento del escenario), vendedor de engañosos batidos para bajar de peso y de chompas de alpaca diseñadas por un malhumorado japonés (que al final me despidió por enamorar a la vendedora del que él se había encamotado). Sí, he hecho de todo en la vida, menos aquello que quiero: dedicarme enteramente a la escritura literaria y a la fotografía.

Al mundo bloguero ingresé sin querer. Era el 2007 y entonces me negaba a ser una víctima más de los bichos tecnológicos, ni siquiera un e-mail tenía. “El celular ya es suficiente imposición para este ‘antisocial”, me convencía. Fue un amigo quien me convenció a crear un blog para publicar mis reportajes del periódico. ¿La primera entrada? “El club de los mentirosos”, que retrata a un grupo de ancianos de un pueblo paceño que de cuando en cuando se reúnen para contarse historias fantásticas. ¿La reacción? Dos personas subieron sus comentarios: una para felicitarme y otra para criticarme. Por primera vez sentí la fuerza que tiene la palabra escrita en internet para generar opinión. “¿Qué mayor muestra de libre expresión puede haber”, me dije y desde entonces alimento mi sitio con escritos de distintas temáticas. Desde entonces también, me he impuesto la misión de desvirgar a cuanta página blanca se me ponga en frente de la pantalla.

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