Carlos Manuel Velázquez – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Antimanual para drugstars http://superdemokraticos.com/es/laender/mexiko/anti-gebrauchsanleitung-fur-drugstars/ Fri, 12 Aug 2011 08:28:33 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4837 Leo en el Blog del narco que para demostrar su poder los Zetas asesinaron a Facundo Cabral. No mamen. Qué les pasa a los criminales de este país. Pablo Escobar secuestró al presidente de Colombia. Quién chingaos se acordaba del cantantete ese. Nuestros capos son producto del boom latinoamericano. Cositos, ternuritas, mis vidos. Qué apocalípticos resultaron nuestros drugstars. ¿Qué sigue?

La nación se cae a pedazos. Pero nadie desea conocer mi opinión sobre la convulsa existencia del país. Los periodistas me consultan sobre mi vida personal. ¿Cuál es tu narco favorito? ¿Algún día escribirás una narconovela? En las dos últimas semanas me realizaron dos preguntas cruciales. La primera. ¿Cómo te defines, escritor del norte o escritor de la violencia? De bote pronto respondí: Ninguna simpatía por el diablo. Y la segunda. ¿Cuánto tiempo crees que podrás seguir tu carrera literaria sin tocar el tema del narcotráfico? No creo que para convertirme en hombre tenga que contribuir al aumento de la basura editorial.

Últimamente bebo solo. En casa. No voy a bares. Soy un imán de balaceras. Hace unas semanas inauguraron un centro comercial a una cuadra de mi hogar. Ya lo inauguraron. Una tarde en que fui a hacer el súper, me encontré con un operativo policíaco. Algún querubín de cualquiera de los cárteles que se disputan el territorio dejó como recuerdito un par de cabezas recién cortadas. Nunca pensé afirmar lo siguiente, pero el mundo de Tony Soprano es más seguro. En una ciudad tan pequeña como esta es sólo cuestión de tiempo para que una tragedia te alcance.

Hace un año asesinaron a “El Tanga”, un morro del barrio de diecisiete años que le pegaba al polvo maldito. Torreón, que pertenece a Coahuila, se encuentra unida a Gómez Palacio, del Estado de Durango. Ambas ciudades son una réplica de Springfield y Shelbyville. Existe una competencia desmedida entre las dos. Pero la animadversión más imponente la viven a nivel de los cárteles. Torreón es territorio de los Z y Gómez Palacio del Chapo Guzmán. “El Tanga” fue a Gómez Palacio a comprar merca y le dispararon. En su espalda depositaron un mensaje. “Esto le va a ocurrir a todos los putos que venga de Torreón”. La moda entre los capos es aniquilarse el mercado.

Durante una temporada el Chapo Guzmán vivió en Torreón. En el sector conocido como Casa del Cerro. Una vieja construcción que data de principios del siglo XX y que sirve como museo. A sus espaldas, en la extensión conocida como Cerro de las Noas, Joaquín Guzmán Loera se refugió un lapso, para después viajar a Durango y luego a Francia. En ese tiempo se pensaba que la guerra por el territorio terminaría y expulsarían a los Z de la ciudad. Pero toda especulación ha sido inútil. Apenas hace una semana atentaron contra el jefe de la policía municipal. Dos días después lanzaron granadas contra el Departamento de Seguridad Pública Municipal.

El asesinato de Facundo Cabral no es un episodio importante dentro de la telenovela latinoamericana. El gastado truco de moler al viejo a palos. Qué fácil resulta írsele encima a un pendejo de esos. La gente la caga. Deberíamos ser permisivos con sujetos que hayan dejado de experimentar erecciones. Se me ocurre que si los cárteles quieren demostrar su jerarquía no aniquilen más humanos. Estamos devaluados. Para marcar la diferencia podrían mejorar la calidad de la droga. Que consumiéramos sólo merca pura. Eso sería cien mil veces más aterrador que dispararle al viejito puñetero ese. Esta guerra es una farsa. Tenemos que justificar tanta muerte, carajo. Señores del narco, por favor échenos la mano.

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Una noche de debut y despedida http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/eine-auftakt-und-abschiedsnacht/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/eine-auftakt-und-abschiedsnacht/#comments Fri, 22 Oct 2010 11:27:32 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3071

Voy a contar la historia de un cantante: mi vida como Superdemokratico es un episodio de Californication. Vivo como si el almanaque no existiera. Cuando comencé a escribir para el blog mi corazón era una postal desde Idaho. En el trayecto se me ha jodido el parque de lo lindo: se me jodió la laptop. HP me la secuentró durante varias semanas. Y el retraso de la entrega de textos volvió loca a mi traductora y a Rery, quien tuvo que hacer de jefa y me amenazó: Eh, morro, si no cumples, no habrá más travestis para ti cuando vengas a Berlín. Entonces, se encendió la alarma. Medio escribí unos textos que le parecieron flojos pero otros le latieron. Aunque a veces me puse abajo en el marcador, puedo afirmar que se trata de un empate. Además de mi trabajo de 8 horas de oficina, los tiempos de entrega de reporte de la beca que me dieron para escribir el libro de cuentos Confesiones de un despachador de pollo frito me estaban tragando. Sumemos que en medio de este proceso sufrí una mudanza. Mi escritorio se quedó en la antigua dirección y era incómodo escribir en una mesita que me hacía empinarme como si estuviera todo el tiempo sacando de un pozo agua de tlacote. Y como cereza del pastel se me vino encima la corrección de pruebas de mi nuevo libro que salió ayer jueves: La marrana negra de la literatura rosa. Y como nunca falta un extra, a principios de octubre Fernando Vallejo estuvo en mi ciudad para ofrecer una conferencia, y yo era el encargado de levantar todo el rancho.

Vallejo piso Coahuila y todo salió con madres. Mientras tanto yo me dedicaba a contestar las preguntas de una chica de chile para el libro que se editó sobre el festival de novela en Barcelona, en el que me encuentro ahora. La noche en la que Fernando visitó el norte, me fui en compañía de unos amigos a un café y a las nueve de la noche un cuatro tipos entraron a ejecutar a un sujeto. Escuchamos los disparos y nos tiramos al piso. Juntó a mí estaba Edgar, mi súper bróder. Le pregunté si estaba bien y no me contestó. No encuentro la manera de describir el vació que se creó dentro de mí. Para mi suerte se cortó con una botella y auqnue sangraba escandalósamente no lo alcanzó una bala perdida.

Todo lo anterior sucedió en los meses en los que acepté formar parte de la plantilla de los Superdemokraticos.

Barcelona, España, 10 de octubre de 2010

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El blues de la globalidad http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/der-blues-der-globalitat/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/der-blues-der-globalitat/#comments Tue, 05 Oct 2010 15:00:39 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2394 Soy un obsesivo compulsivo. Así como el adicto a la coca dedica la mitad de su vida a mangar comprar conseguir cocaína, yo invierto la misma cantidad de tiempo en bajar música. Sufro síndromes de abstinencia terribles. Y padezco las angustias del “completista”, no encuentro paz hasta no descargar discografías completas de grupos que ya a nadie le interesan. Sumemos a lo anterior que además colecciono discos originales. Existen álbums que me roban el sueño. No me conformo con la música. Necesito el booklet: el art, es decir: la leyenda. Por improbable que esta sea.

Recuerdo cuando el cd llegó a mi ciudad (1989). Babeaba ante el aparador de la tienda de discos frente al Delicate Sound of Thunder de Pink Floyd. Confieso que el formato me era indiferente, yo ansiaba el contenido. Era conservador y quisquilloso. Y lo fui durante un tiempo, hasta que la descarga gratis me mostró el confort y la música para volar. Parafraseando al filósofo español Eugenio Trías: no hay más rey ni más ley ni más dios que el maldito Internet. Recuerdo la lucha entre apocalípticos e integrados que suscitó el debut del compact disc. Los puritanos se inclinaron por el Lp, los vanguardistas por la nueva presentación. Innumerables apologías y descalificaciones se presentaron. Yo me compré el casete, adoraba hacer mix tapes (tal vez sean los culpables de mi vocación de escritor) tenía once años, cursaba sexto de primaría, no podía pagarme un sistema de sonido que reprodujera “compacs”.

El Lp y el casete se convirtieron en novias del olvido y se estableció el reinado del cd. Sin embargo, se presentó el mismo problema con los anteriores formatos. Algunos discos eran inconseguibles. Así transcurrió más de una década. Entonces dios padre Internet se hizo accesible y nuestro estatus fue transformado primero por las compras en línea y después por la descarga gratuita. Durante un tiempo fui suculenta víctima de Amazon, Ebay, Cd now, Volver, etc. Aún lo soy, aunque en menor medida.

Entonces comencé a descargar música. Cuántos sentimientos encontrados, cuántas satisfacciones y desilusiones me ha traído esta práctica. No pocos temieron caer a la cárcel, como sucedió en Estados Unidos por atentar contra los desechos de autor. Pero no toda la música está en los cables como aseguraba Cerati. Hoy en día sufro de incontables migrañas gracias a que no puedo encontrar toda la música que deseo en la red. A pesar de que bajo de páginas como: Taringa, Bolachas, Emule, Isohunt, entre otras, no consigo todo lo que quiero, por ejemplo: discos de una banda chilena llamada Ex.

Es eficaz descargar de páginas que almacenan links, pero como en estas abundan los links caídos, tengo que recurrir a la música almacenada en otras computadoras. Llevo meses rezando que un usuario que tiene un disco de Wilco se conecte. Pero San Juditas todavía no me hace el milagro. ¿Existe San Internet? Todo el día pienso en por qué no se conectará este cabrón. Qué hace. ¿Estará acostándose con mujeres? ¿Por eso está tan ocupado? Por su nombre de usuario sé que vive en Chicago. Le mando mensajes a través de la página de descargas y no contesta. No puedo evitar recrear su vida. Visito páginas, foros, blogs, que arrojen un dato sobre su mail. A través de Google Earth recreo la ciudad como Joyce recorrió Dublín con su libro, lo espío, lo he visto cagar, pero no se me ha hecho que se siente frente a la computadora y encienda su lap top el tiempo suficiente para bajar el disco. Y así me pasa con tipos de todo el mundo.

Cada mañana despierto con una sola idea en la cabeza. Asistir a una sesión de Alcohólicos Anónimo, subir a la tribuna y decir con un café y un cigarro en la mano: Buenas noches, mi nombre es Carlos Velázquez y soy adicto a descargar música.

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Creo que ya es tiempo de ir con el globalisiatra http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/zeit-zum-globalichiater-zu-gehen/ Fri, 24 Sep 2010 15:55:07 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2179 Yo nunca fui un adolescente globalifóbico. Siempre he considerado que la globalización es un mito: la globalización como nación única. El motivo one & only para esta teoría es la Internet. La red mundial infecta los rincones más lejanos de la suave patria. Un efecto polarizante. La verdadera globalización se presentaría si el rancho afectara todo el orbe. Cuando se presenta una relación entre el pueblo y globo, si esta es efectiva, no se trata de otra cosa que del simple intercambio cultural. Este intercambio siempre se presenta de manera individual, casi nunca plural. ¿Entonces dónde se encuentra lo globalizante?

La globalización, como las guerras de independencia o las revoluciones, pretende un proyecto de nación. La globalización es un proyecto de nación fallido. Tal vez la única globalización posible sea la del lenguaje. Y no la vinculación de una red a otra, si no de un código que promueve precisamente la Internet. Nunca he sido defensor del lenguaje. William Burroughs proponía acabar con todo pensamiento racional. La globalización del lenguaje podría estar dictada por un sistema de símbolos que nada tuviera que ver con la razón humana.

La globalización, como toda irrupción de la tecnología, sirve entre otras cosas, para alimentar la paranoia. Considero que la globalización comenzará por el lenguaje, lo que nos llevará a convertirnos en alienígenas. He aquí mi versión, lo que mi paranoia ha inventado a raíz de un nuevo lenguaje unificado.

Año 3000 (o menos): la raza humana ha modificado su manera de comunicarse. Han suplantado las lenguas por emoticones del msn. El mundo se entiende a través de estos símbolos. Es innecesario conocer otro idioma para viajar a Singapur o Copenhague. Descubrimos que el aire es irrespirable. Como en los anuncios de televisión, la nariz es intercambiable. Después, el aire se vuelve tan turbio que es imposible ver a más de dos metros, la contaminación acaba con la noción de paisaje. Nos injertamos párpados transparentes, como vidrios polarizados, que nos permiten ver con la visión nocturna de los programas de Animal planet. Modificamos tanto nuestro cuerpo que nos convertimos en los hijos de Jaime Mausan. Entonces aparece una nave espacial, platillo volador u ovni, según les guste, y se conecta a toda la red. Trasmite un mensaje: el planeta tierra va a explotar. Abandonamos la tierra en una gran arca de Noé intergaláctica. Vivimos en galaxias remotas, en la luna y también a la vuelta del planeta. Inventamos la máquina del tiempo para viajar al siglo XX y mandamos señales en un lenguaje que nadie entiende. Pretendemos alertarnos a nosotros mismos que en el futuro seremos aliens. Que detengamos la domesticación del lenguaje globalizado. Nunca lograremos comunicarnos. El lenguaje que nosotros mismos inventamos no lo pueden descifrar nuestros antepasados.

Una vez asentadas las nociones de nacionalidades planetarias, en un planeta surge un proyecto que pretende indagar en el ser (perdón) en el alien latinoamericano. Se llama Los superdemokráticos intergalácticos. Escritores del espacio esperarán en su bandeja de entrada una invitación a colaborar en este foro.

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The city smells like defrosting chicken http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/the-city-smells-like-defrosting-chicken/ Thu, 16 Sep 2010 10:03:54 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2030 by
Carlos Manuel Velázquez

How a city smells. Stinks Detroit like Automobile Industry? Is bacon Sweet Home Chicago’s aroma? When I was a kid, my city smelled like fried chicken. Not like fatty ins-and-outs’ tacos, burritos, lunch lunch lunch. My gran ciudad stinked like Pollo Santos. KFC’s invasion and Church’s Chicken was still not our emotions’ html code. The best fried chicken was made by shaken housewives, doddery grandmothers and, of course, Pollo Santos.

That chicken was cathedralical. Breaded with religious devotion. I’ve only seen in the movies such well-made chicken, or in magazines or TV commercials. But I won’t fall. I know it’s a fake. Props. Bloody photoshopped chicken. Worst of all: I have become a fried-chicken junkie. For a time I frequented a clandestine fried-chicken business. It really looked like a crummy place. Fried-chicken’s whole industry is a mafia. I don’t know how did they learn about it, but they blew that tiny chicken window.

My favourite actions: walking along some streets crowded with factories, stepping into the bus station’s main avenue, and visiting the Pollo Santos subsidiary placed in front of the Alameda. I never order anything. I just place myself in a table to read a book, or to observe fried-chicken shop assistants. I wasn’t a common high-school student. My friends worked at Domino’s Pizza or at Pizza Hut. I worked at Pollo Santos.

During my work schedule, I saw how hundreds of men became broken-hearted. The best place to get rid off by a woman is a fried-chicken vender. Hurts less than a cinema or a restaurant. You can always find relief in the golden crust built around a freshly fried chicken breast.

Box stars and wrestlers paid visits to Pollo Santos. I was a pariah. I smelled like fried chicken. No matter how often I took a bath: I couldn’t get rid of that aroma. I was a wrestling fanatic. They let me always into the changing room because of the extra portions I always gave to a referee. I knew big wrestlers without their mask. I felt important. I was proud to live in this city. Afterwards, Coronel Sanders invaded us and fried-chicken venders got multiplied. I shredded, I recall. I saw how MixUp ruled over all other little discotheques. I thought, the same would happen to Pollo Santos. But their secret recipe and their crispichicken are still there.

I know this city is a city, because of the garbage in the streets, its stray dogs and the transvestites at the corners. But I am also aware, if Pollo Santos perishes, KFC’s venders won’t be enough to make me feel like a citizen. Luckily, Pollo Santos still rules. It’s hard to believe how much chicken is sold. I don’t really think any US’ city can compete with our fried-chicken fanaticism. So much chicken, that the air smells no longer like fried-chicken. The whole city smells like defrosting chicken. Chicken destined to the deep fryer. Flavor Flav would be happy here. The most important thing here to everyone: fried chicken.

When somebody crosses through the industrial part of the city, no matter if on foot or by car, it’s mandatory to cover your nose: the smell of defrosting chicken is unbearable. Stinks like a chicken’s vulva, they say. It’s so familiar to me, that when I travel I miss that bloody smell. I come frequently back to Pollo Santos. To KFC too, despite urban legends that assure chicken has been injected with vinegar. And I do visit Church’s Chicken, I can’t know in which place I’m going to find my one true love. Maybe my dream girl will be there, biting a breaded fried-chicken wing in a plastic bucket.

Carlos Manuel Velázquez

Translation: Ralph del Valle

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Daydream Nation http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/daydream-nation/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/daydream-nation/#comments Mon, 06 Sep 2010 09:13:10 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1716 He regresado a casa borracho / total perdido en camiones de la Ruta Norte / o en taxis amarillo confesionario a las 3 de la madrugada / con choferes que morirán encomendados a San Cristóforo / y arrastraran su caos celular por la cantinas del centro // Llevo una vida de escritura / despacho pollo frito para pagarme la botana rencorosa y amarga / que sirven en el Chalio’s Bar los sábados a las dos de la tarde / Soy un espécimen mexicano / fui un muchacho mexicano / seré un viejo mexicano // Mis ídolos eran Santo y Blue Demon / sobre el ring o en la pantalla del cine Laguna / mientras me bebía mi refresco marca Pep // Reuní 44 figuras de Star Wars / mi favorito era Han Solo // Vendí chicles en los camiones Campo Alianza / para complacerme lonches, gigantes de aguacate / en el mercado más pobre de la ciudad // Tuve una niñez confusa / por las tardes compraba un litro de tequila San Matías / para mi abuela que era alcohólica desde los 17 años // Crecí en el Mercado Alianza / donde ella tenía una pozolería / su clientela eran los borrachines de la cantina El mar rojo // Me he internado en el desierto / para comer peyote / y me tatué dos coyotes en el brazo derecho // Recorrí el país de raite / obligado a oír el parloteo incesante de los traileros drogados // He viajado de polizonte en el tren que va a Ciudad Juárez / estuve a punto de morir de hipotermia en la sierra de Chihuahua // Me he enfermado de salmonelosis / por entrarle a los tacos de tripas en la esquina de Matamoros y Acuña / me he enfermado de tifoidea / por cenar tortillones de con don Lolo a las 2 de la madrugada // Me gusta caminar por calles llenas de fábricas abandonadas / por la prolongada avenida a espaldas de la central camionera // Yo también he recorrido a pie las vías del tren // He compartido cerveza con desconocidos en lotes baldíos // He presenciado los peores partidos de béisbol de la Historia en el estadio Revolución // He contemplado el lecho seco del río Nazas llenarse de agua por primera vez en muchas vidas / lo he visto desde el Cristo enorme que habita la punta del Cerro de las Noas // He deambulado por todas las cantinas de la ciudad / bares, teibolsy antros gays // Una vez viví con una mujer // Me fui de pinta por los billares del barrio // Mi juventud fue Daydream Nation // He oído la música de todos los conjuntos norteños que se reúnen afuera del Gota de Uva // He dormido en las bancas de la alameda // Me he peleado en las cantinas / Me he vestido de negro / y cantado corridos de Cuco Sánchez / Qué ojos, qué piernas y qué cuerpos los de las mujeres de mi ciudad / Qué cantinas / el Perches, el Reforma, la Filomena / el Águila de oro / el Versalles / el Chava club / El otro paraíso // Y he chocado un carro que no es mío // Sé que moriré de cáncer / Y no me importa // He leído todas las leyendas obscenas inscritas en los baños del Mercado Juárez / yo he escrito algunas / y he descubierto que México no es un país de estreñidos // Leo los cables de las torres eléctricas / los arbotantes constituyen el esqueleto de la ciudad / los semáforos las arterías // Oigo a la patria en las cantinas / en cada botella sin destapar // Leo la palma de mi mano como quien embalsama un muerto / en el anfiteatro del hospital universitario // Y aún creo en el amor a oscuras // Sufrí por un amor anoréxico // Soy un mexicano // No tengo visa ni pasaporte // Llevo una vida de escritura // Escribo con las llaves de la ciudad en la mano // Y quizá no conseguiré nada / ni entradas para el cine / ni pastillas para dormir // Y quizá no llegaré a ninguna parte // Pero como todos / conservaré mi derecho a desaparecer.

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La ciudad huele a pollo descongelándose http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/die-stadt-riecht-nach-aufgetautem-huhnchen/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/die-stadt-riecht-nach-aufgetautem-huhnchen/#comments Wed, 25 Aug 2010 14:56:39 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1229

A qué huele una ciudad. ¿Detroit apesta a la industria automotriz? ¿Tocino es el aroma de Sweet Home Chicago? Cuando era niño mi ciudad olía a pollo frito. No a tacos de tripas gorditas burritos lonches lonches lonches. Mi big city jedía a Pollo Santos. La invasión del KFC y el Church’s Chicken todavía no se convertía en el htlm de nuestras emociones. El mejor pollo frito lo preparaban amas de casa desencajadas, abuelas chagalagas y por supuesto Pollo Santos.

Aquel pollo era catedralicio. Empanizado con devoción religiosa. Pollo tan bien hecho ya sólo lo he visto en las películas, en revistas o en comerciales de televisión. Pero no me prendo. Sé que es fake. Utilería. Pinche pollo photoshopeado. Lo peor de todo es que me he convertido en un junky del pollo frito. Durante un tiempo frecuenté un negocio clandestino de pollo frito. Parecía un auténtico picadero. La gran industria del pollo frito es una mafia. No sé cómo se enteraron, pero reventaron aquella ventanita de pollo.

Mis actos favoritos son caminar por calles llenas de fábricas, recorrer la larga avenida a espaldas de la central camionera y visitar la sucursal de Pollo Santos que se encuentra frente a la Alameda. Nunca ordeno. Me estaciono en una mesa a leer un libro o a observar a los despachadores de pollo frito. No fui un preparatoriano común. Mis compañeros eran repartidores de Dominos Pizza o de Pizza Hut. Yo trabajé en Pollos Santos.

Durante mi turno vi cómo le partían el corazón a cientos de hombres. El mejor lugar para que te abandone una mujer es un expendio de pollo frito. Es menos doloroso que en el cine o en un restaurante. Puedes encontrar consuelo en el dorado que se forma alrededor de una pechuga recién frita.

Estrellas de box y luchadores visitaban Pollo Santos. Yo era un apestado. Olía a pollo frito. No importaba cuántas veces me bañara, no podía desprenderme de aquel aroma. Era un fanático de la lucha libre. Y me dejaban entrar a los vestidores por las raciones extras que le servía a uno de los réferis. Conocí a grandes luchadores sin máscara. Me sentía importante. Estaba orgulloso de vivir en esta ciudad.

Después nos invadió el Coronel Sanders y los expendios de pollo frito se multiplicaron. Recuerdo que temblé. Vi cómo Mix up le rompió la madre a todas las pequeñas discotecas. Pensé que sucedería lo mismo con Pollo Santos. Pero la receta secreta y el crujipollo se la han pelado.

Sé que esta ciudad es una ciudad por su basura en las calles, por sus perros callejeros y por los travestis en sus esquinas. Pero también sé que si Pollo Santos sucumbe, la franquicia de KFC no será suficiente para hacerme sentir un ciudadano. Para mi buena suerte, Pollo Santos sigue partiendo el queso. Es insólita la cantidad de pollo frito que se vende. Dudo que alguna ciudad de Estados Unidos pueda competir con el fanatismo que sentimos por el fried chicken. Tanto se consume que la atmósfera ha dejado de apestar a pollo frito. La ciudad huele a pollo descongelándose. Pollo que está destinado a la freidora. Flavor Flav sería feliz en esta ciudad. Aquí lo más importante para todos es el pollo frito.

Siempre que alguien a pie o en coche atraviesa la parte industrial de la ciudad se tapa la nariz porque el olor a pollo descongelándose es insoportable. Jiede a verija de gallina, dicen. Me es tan familiar que cuando viajo extraño ese maldito olor. Acudo con regularidad a Pollo Santos. También a KFC, a pesar de todas las leyendas que aseguran que el pollo está inyectado con vinagre. Y visito Church’s Chicken, nunca sé en qué local me voy a encontrar a el amor de mi vida. Es posible que la mujer de mis sueños esté junto a una cubeta mordiendo una pierna de pollo frito empanizado.

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Busco lo que cualquier fantasma: un cuerpo http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ich-suche-das-was-jedes-gespenst-ein-korper/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ich-suche-das-was-jedes-gespenst-ein-korper/#comments Tue, 10 Aug 2010 07:05:03 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=645

El cuerpo es un tirano. Una trampa, una trampa maldita. Nos condena a despedir cierta música. Algunos destilan música ligera, nosotros música norteña. Desde Tijuana a Tamaulipas, el narcocorrido es la ley. Nada nos libra de esa anatema. Todo empezó con la tradicional música de acordeón y bajo sexto. Monterrey, Nuevo León, es considerado la capital mundial de la música norteña. El corrido, el bolero norteño, la polca y el shotiz, eran la representación del cuerpo del antiguo norteño. Ahora, el cuerpo del posnorteño es identificado con el narcocorrido.

No puedo imaginar a un güero o a un japonés pegarle al pasito duranguense. Qué taxonomía, sino es la norteña, exige al grupo Exterminador o a Los Tucanes de Tijuana . El cuerpo cubano pide son, el chilango salsa, el norteño taconazo. Es bien sabido que en Coahuila, Sonora, Durango, Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Baja California Sur y Baja California Norte nada es más preciado que viajar en troca por el desierto con un Tecate de 16 onzas entres los güevos y en el estéreo un disco de Los cadetes de Linares.

No consigo concebir para mi cuerpo otras historias que no sean las que narran las canciones norteñas: historias de cuatreros, pistoleros y narcotraficantes. La tragedia griega le ha quedado chica a mi Levi’s 559 36 X 30. Cómo no exhibir este cuerpo bragado y atrabancao que gusta de las piqueras si la música de El viejo Paulino es mi pan de cada día. A mi fisonomía no le vienen otros ritmos, no está diseñada para otros estilos.

Sombrero vaquero, cinto piteao, bota de avestruz, pantalón de mezclilla, camisa Wrangler y música de Los Tigres del Norte podrán ser el atuendo obligado del norteño, pero estos cuerpos no se hallan a gusto en otra traza. Todos, desde el más morrillo hasta el más malilla somos un grupo de fantasmas que encuentran en la música norteña su carne y su hueso.

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La maravillosa hepatitis breve de Litoscar Vzz http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/die-wunderbare-kurze-hepatitis-von-litoscar-vzz/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/die-wunderbare-kurze-hepatitis-von-litoscar-vzz/#comments Fri, 23 Jul 2010 06:40:23 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=514 Descubrí el verdadero significado de intimidad una noche, echado en la cama, mientras pensaba en la chica de la que estaba enamorado, una fresita de Monterrey que manejaba un Fiat color vino. Año: 2004. Música: A ghost is born. Wilco se habían convertido en el soundtrack de mis momentos de solitud. Diagnóstico: hepatitis b. Debía guardar reposo: como embarazada con amenaza de aborto. Intentaba leer Glomurama de Bret Easton Ellis pero no conseguía concentrarme. No podía recordar dónde había levantado la maldita enfermedad. ¿Pistas?: 3.

Primera: Aquella caguama que nos pasamos de mano en mano en el lote baldío. Alguien pidió un vaso. La raza, esquinerota, tiro de jilo al delicadito. ¿Y si nos transmitimos alguna madre? insistió. El güey más bule de todos soltó: el que tiene defensas ya la hizo, el que no: ya se chingó. Yo andaba diezmado. Mi salud siempre ha estado baldada, como “Laurence Harvey estaba baldado / en Servidumbre Humana / […] ante la belleza de Kim Novak” (Saúl Rosales dixit). Desconfío de la caguama porque uno de los Drugos, así nos apodamos, estaba más pálido que la tapa de la Sección Amarrilla.

Segunda: los tacos de suadero de la Joya. Durante un tiempo corrió la paranoia de que toda la cebolla de mi ciudad estaba contaminada con hepatitis. La noticia de San Agustín: el fuego todo lo purifica: resultó falsa. En mis ratos libres, cuando no estaba tratando de brillar, sin éxito, sobre el teclado de la computadora, sufría de afición taquera. No miento, conozco todas las taquerías de mi ciudad. En algunas hasta me fían. Sospecho de los tacos porque la orden que me tragué con un chingo de cebolla y salsa fue el principio que marcó mi debacle.

y Tercera (última): el atracón sexual que me prodigó la pequeña D. La conocí por Internet. Jamás había creído en esa patraña de la gente solitaria hasta D. Me mude a su departamento dos semanas. Esta era nuestra rutina: ella se levantaba a las 9 a. m. y se largaba a trabajar. Yo me despertaba hasta las 5 de la tarde, hora en que ella regresaba del trabajo. Volvía con un cartón de caguamas. Nos revolcábamos sobre la alfombra y comenzábamos a chelear a las 7. Ella sólo liquidaba un mísero vasito, lo que más le gustaba era la yerba. Guardaba una bolsa con dos kilos en su refrigerador. A mí nunca me vino, por lo que me sentaba a verla despachar su joint. Nos revolcábamos una vez más y ella se marchaba a dormir porque al día siguiente tenía que trabajar. Yo me quedaba despierto toda la noche hasta beberme los 12 litros de cerveza. D debió pensar que era un poquitín borracho, pero la verdad no. Jamás he considerado a la chela como alcohol. Todos los días D me surtía de cerveza. Jamás me llevó algo de comer. Y aunque considero a la cerveza alimento, algunas veces la papa no cae mal.

Mientras le poníamos yorch, D me contaba sobre las orgías en las que había participado. Se mearían de la risa si la vieran, era la cosita más insignificante del mundo, sin chichis ni nalgas, algo feíta. Pero en la cama no mami blue, se movía como una sirena cyborg. Huí de la casa de D porque había perdido mucho peso. Siempre utilicé condón, pero sospecho de D por las trancas promiscuas que se cargaba. Y porque ha sido una de las etapas de mi vida en las que he estado más desmejorado.

Así que ahí estaba yo, raza, tirado, deduciendo quién pinches me había jodido. Puedes compartir la caguama con tus bróders del alma; puedes confiar en el taquero más infecto de la ciudad; y puedes, después de hacer el amor, recibir las confesiones más pintorescas de tus amantes: “Cuando era niña mi padrastro me manoseaba, y me gustó”, pero ni el alimento para el espíritu, ni la comida, ni el apetito carnal, representan en verdad la intimidad. No importa cuántas veces veas a esa mujer desnudarse frente a ti, cuántas ocasiones te acuestes con ella: no te está entregando nada. La única, verdadera intimidad radica en el daño que se provoca involuntariamente. Con gusto hubiera besado al responsable de mi postración aquella noche.

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Este es el corrido del caballo blanco http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/der-corrido-des-weisen-pferds/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/der-corrido-des-weisen-pferds/#comments Sun, 11 Jul 2010 06:39:54 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=450 Siempre me ha inquietado la frase de José Alfredo Jiménez que dice: “Iba con la mira de llegar al norte / habiendo salido de Guadalajara”. La canción a la que pertenece se llama “El corrido del caballo blanco”. La imagen, que data de finales de los cincuentas del siglo XX, describe el periplo experimentado por un Chrysler modelo 57. “El corrido del caballo blanco” es una especie de On the road. José Alfredo como un Jack Kerouac que en lugar de un Dodge desvencijado monta un Chrysler rumbo al norte. Ambas obras obedecen a una misma época. Siempre me ha inquietado la relación que existe entre la Generación beat y los cantantes vernáculos mexicanos. Pienso en Javier Solís como nuestro Gregory Corso local. Si algo me ha enseñado la Historia es que absolutamente todos los pueblos nos componemos de balones de fútbol, novias amargas y lecciones de moral.

La Historia es aquel caballo blanco al que hace referencia José Alfredo. Si algo he aprendido de la Historia es que la única salida a sus conflictos la encuentra el cielo de las canciones. En este sentido, la Historia es lo más importante en mi vida cotidiana. Es cierto, la Historia se puede medir en muertos, en guerras, en levantamientos. Pero su registro siempre será inexacto. La única forma eficaz para pulsar la Historia es la música. Antes que cualquier recuerdo, al pensar en la Historia evocamos nuestro soundtrack personal. Nadie recuerda tantos datos como canciones.

Siempre que escucho “El corrido del caballo blanco” pienso sólo en dos cosas: mujeres y fútbol. Es decir: repaso la Historia y mi Historia. Después de dos matrimonios (como dice Fogwill: no me separo, me echan) mi único objetivo es comprarme un par de mesitas (o construírmelas yo mismo, como me sugirió alguien) para comer frente al televisor. Mientras tanto, pienso que el caballo blanco es la Selección Mexicana de fútbol, que habiendo salido un domingo de Guadalajara murió frente a Argentina, que murió frente a Alemania, que murió frente a España, y con ella mi Historia con el Mundial Sudáfrica 2010.

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